Si bien la BUAP creó una Dirección de Género y un protocolo para combatir la violencia, para combatir este problema también se necesita destinar un fondo para atender la inequidad, un modelo de enseñanza-aprendizaje transversal y un mapeo de violencias sexuales.
Así lo indicó Blanca Cordero Díaz, coordinadora del Posgrado en Sociología del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades ICSyH “Alfonso Vélez Pliego”, quien sostuvo que lo anterior fueron las conclusiones a las que llegaron en la mesa “La perspectiva feminista en la nueva agenda universitaria”, como parte de la serie de foros llamada “Retos”.
En dicha presentación, realizada el 15 de junio, participaron docentes, profesoras y el colectivo Coatlicue Siempre Viva, quienes resaltaron que, ante las denuncias por acoso sexual en la universidad destapadas a inicios de 2020 con el “tendedero de acoso” en la Facultad de Comunicación, se planteó que la universidad debe implementar “programas de docencia que transversalicen todos”:
A la par que se implementa la difusión de la ciencia o investigación, también se necesitan talleres de masculinidad, de reparación del daño colectivo, de sensibilización de violencia sexual, es decir, a muchos niveles hay que atender el problema, indicó en entrevista con Ángulo 7.
Otra propuesta es que se cree un Observatorio de Violencia Sexual y un mapeo de las violencias sexuales para tener un diagnóstico de cómo y cómo se experimentan, así como un fondo para erradicar el problema ya que el mismo no se va a solucionar únicamente con mecanismos punitivos.
Reconoció que para ello se necesita que el discurso de género se haga efectivo, porque una cosa es abanderarlo y otra, llevar la bandera feminista, por lo que sostuvo que la autoridad debe entender que lograr todo lo anterior no funcionará si continúan las malas prácticas.
“Cada que se violenta a una mujer, se hace daño a colectividad”, refirió para luego aceptar que hay casos en los que se encubren a los violentadores por razones políticas ya que muchos de ellos están encubiertos por directivos y gente “de arriba” por acuerdos, por lo que consideró que quien quede al frente de la rectoría el 4 de octubre debe de llevar una agenda feminista y tome en cuenta de esta discusión de los universitarios.
Cedillo y Vélez, científicos destacados
Respecto a los perfiles que podrían ser candidatos para suceder a Alfonso Esparza Ortiz, la investigadora con casi 20 años en la BUAP destacó los de Lilia Cedillo Ramírez, directora del Centro de Detección Biomolecular, y Francisco Vélez Pliego, exdirector del (ICSyH), a quienes calificó como científicos destacados, aunque el segundo tiene un liderazgo “que no tiene comparación”.
Para Cordero Díaz, los desafíos más importantes para quien tome las riendas de la universidad son el de género, medio ambiente, nuevas formas de gestión académica y administrativa, y democratizar la BUAP, haciendo hincapié en este último porque sostuvo que una de las faltas de la actual administración es que se construyó el gobierno de la universidad “con base en controles muy férreos de decisión” al hacer alusión a los despidos injustificados.
“Tenemos muchos casos de profesores que han sido despedidos porque no estuvieron con tal director o directora haciéndole campaña, por ejemplo, esto es lugar común en la universidad dese hace mucho”, dijo.
Aceptó que uno de los logros de Esparza Ortiz en su gestión fue que implementó los concursos de oposición, sin embargo, se utilizaron como instrumento para condicionar a quienes querían llegar a esa recategorización, poniendo como ejemplo el caso del maestro Rafael Archondo, bajo el argumento de no cumplir con parámetros, pese a que fue evaluado antes de tiempo y por profesores que entraron con él.
Para finalizar, la coordinadora del Posgrado en Sociología mencionó que el actual rector privilegió indicadores en términos cuantitativos e inversión de obra pública, pero la sustancia de universidad como proyecto humanista social “tiene muchos retos todavía, demasiados”.
