Urgente, priorizar academia y despolitizar a la BUAP: investigador
Con despido ilegal, quitan servicio médico a académico SNI II de BUAP. Foto: Especial
Urgente, priorizar academia y despolitizar a la BUAP: investigador
Urgente, priorizar academia y despolitizar a la BUAP: investigador. Foto: Ángulo 7

El principal desafío de quien asuma la rectoría de la BUAP es acabar con la politización y priorizar la academia con nuevos modelos educativos para que la universidad cumpla con sus actividades sustantivas, entre ellas, formar recursos humanos, indicó el investigador Miguel Ángel Damián Huato.

Ante la salida de Alfonso Esparza Ortiz, quien terminará su gestión el 4 de octubre, el especialista en agroecología, rescindido injustamente por la BUAP en 2019, rememoró que fue a principios de 1989 cuando un grupo se apoderó de la máxima casa de estudios de Puebla con un golpe  de gobierno a quien era rector democráticamente electo: Samuel Malpica Uribe.

En entrevista con Ángulo 7, recordó que a finales de septiembre de 1991, se realizó un Consejo Constituyente donde se hicieron dos cambios sustantivos reglamentarios: avalar el voto sectorial (también llamado ponderado) así como la Comisión de Auscultación.

A decir del investigador, estas fueron las herramientas para que los golpistas, encabezados por José Doger Corte, pudieran perpetuarse a lo largo de más de 30 años. A partir de la reelección de Doger Corte en 1994, se introdujo la auscultación para la nominación de candidaturas y la auscultación sectorial.

Con la auscultación para la nominación de candidaturas, integrada por afines al grupo del rector en turno, impidieron la participación de académicos con alta presencia entre los universitarios, facilitando la imposición Enrique Doger Guerrero, Enrique Agüera Ibáñez y Esparza Ortiz.

Con el voto sectorial o ponderado, los votos de las escuelas o facultades fueron divididos en cinco: dos para estudiantes, dos para académicos y el director, cuyo voto no respondía a ningún sector universitario.

La politización de la BUAP, remarcó, ha traído repercusiones en algunas unidades académicas, donde se han dejado de lado las tres actividades sustantivas de toda institución de educación superior: formación de recursos humanos, generación de conocimiento y la vinculación con sectores productivos para solucionar los problemas regionales y nacionales del país.

Tres desafíos en la BUAP

Por ello, Damián Huato planteó tres desafíos para la próxima autoridad rectoral; el primero es que deberá priorizar la academia, donde los docentes deben centrarse en su tarea fundamental de enseñar, para lo que también debe haber un cambio en el modelo de enseñanza-aprendizaje, ya que el actual es de tipo “bancario”, pues “uno es el que enseña y el otro aprende, es decir, uno tiene conocimientos y los deposita en los educandos”.

Si bien el investigador propuso el modelo de “comunidades de aprendizaje”, impulsado por el Cesder, donde tanto profesores como alumnos aprenden y enseñan, mencionó que debe haber más opciones, pues la universidad tiene que ser pluridiversa, ya que en eso radica su riqueza que debe ser potenciada por su carácter de autónoma.

“La autonomía tiene que ver con proceso de enseñanza-aprendizaje, y no como ahora este grupo político lo asume que recurre a la autonomía universitaria para decir: no vamos a dar declaraciones patrimoniales porque no somos funcionarios por ser autónomos, que nos cubre de cualquier evento que pasa afuera de universidad”.

El tercer tema para modificar el quehacer universitario de la BUAP es introducir la evaluación como mecanismo de retroalimentación y enriquecimiento del quehacer universitario. Propuso que en verano se dedique al menos 15 días para que los profesores y alumnos reflexionen los pros  contras mostradas en el proceso de formación; simultáneamente, este tiempo debe aprovecharse para que los docentes mejoren su formación académica.

Habrá cambio sustantivo

“Si hay un rector intolerante, ha sido Esparza”, contestó tras preguntarle sobre la gestión de quien entró en 2014 y obtuvo la reelección, además de señalarlo como quien más ha politizado a la BUAP.

Agregó que la intolerancia y sesgo político con Esparza Ortiz, se pudo deber a cercanía con Rafael Moreno Valle, exgobernador que murió en 2018; “Creyeron que iban a estar en cresta de poder, sobre todo cuando se reeligen. 2014-2017 fue el periodo más fuerte de Esparza, ellos hicieron y deshicieron en universidad porque tenían cercanía con poder, que pensaron sería infinito”, mencionó.

Respecto a los tres personajes que se dice competirán por la rectoría, Damián Huato afirmó que Lilia Cedillo Ramírez, investigadora del Centro de Detección Biomolecular, es dialogadora y su ventaja es su edad, pues, de acuerdo con los estatutos de la BUAP, no pueden participar quienes tengan más de 65 años, por lo que Guadalupe Grajales y Porras ni Francisco Manuel Vélez Pliego,  secretaria General de la casa de estudios y exdirector del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades (Icsyh), respectivamente, podrían participar, aunque resaltó que los tres tienen presencial científica y académica.

Sin embargo, recalcó que podrían ampararse en la Constitución para argumentar que todos tienen derecho a votar y ser votados, por lo que no descartó que puedan aparecer en la boleta.

Para finalizar, el investigador confió en que con la nueva rectoría habrá un cambio sustantivo externo para que “las mafias” dentro de las universidades se acaben.

 

Despido por razones políticas

“Tengo fe en que la oscuridad académica en que nos metió este grupo político, en 1991, se concluya con el nuevo, con época de luz y mucho sol para que brille la academia, brillando para lo que se nos paga: formar recursos humanos, generar conocimiento y vincularnos, con ese conocimiento, con sectores productivos para resolver múltiples problemas”, acotó.

Cabe mencionar que el despido de Damián Huato obedeció a razones políticas, luego de que se negó a realizar actividades externas para el rancho de Esparza Ortiz; esto, pese a que en ese momento era nivel II en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Conacyt.

Jesús López Olguín, exdirector del Icuap, e Ygnacio Martínez Laguna, vicerrector de Investigación y Estudios de Posgrado, encabezaron el acoso laboral en contra de quien en octubre de 2020 fue distinguido con el tercer lugar del Premio Nacional sobre Desarrollo Rural Sustentable y Soberanía Alimentaria.

 

 

 

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