Más “profes” como en la Josefa Ortiz; jóvenes, contentos por clases
Más “profes” como en la Josefa Ortiz; jóvenes, contentos por clases. Foto: Alexis Lira/Ángulo 7
Más “profes” como en la Josefa Ortiz; jóvenes, contentos por clases
Más “profes” como en la Josefa Ortiz; jóvenes, contentos por clases. Foto: Alexis Lira/Ángulo 7

La secundaria vespertina “Josefa Ortiz de Domínguez”, ubicada en el corazón de la capital poblana, es el centro educativo de 46 jóvenes de bajos recursos, quienes son apoyados por los maestros y directivos que los impulsan día a día, ante la falta de apoyo de las autoridades.

Esto se manifiesta en el rostro de los estudiantes, quienes entusiasmados aprenden matemáticas y español, las cuales, a decir del director José Noé Ramírez Díaz, son las materias que más se les da importancia en este regreso a clases.

Los profesores y directivos llevan sus propias laptops, mientras que la compra de proyectores, uniformes y libros, además de los gastos del agua, aseo, mantenimiento y luz, se pagan con el cobro de cuotas escolares que es de 600 pesos cada año.

El edificio es una casona grande de dos pisos ubicada en el barrio de San Antonio, sobre la calle De la 18 poniente, reconocida como Escuela Bicentenario, al funcionar como institución educativa desde hace 114 años.

De acuerdo con el director, las 16 aulas fueron ocupadas por la secundaria, la cual inició en 1992, y la primaria Gustavo P. Marh, llegando a tener hasta 900 alumnos, sin embargo, a causa del sismo de 2017 y a la disminución de la matrícula, está última desapareció, quedando, hoy en día 46 alumnos, de los cuales sólo dos están tomando clases a distancia.

Ángulo 7 realizó una visita a la institución en donde se pudo observar el vacío en la mayoría de los salones, así como la ausencia de la tecnología.

Sin embargo, lo anterior no ha sido pretexto de los maestros y directivos para desempeñarse y apoyar a los jóvenes.

Y es que, el personal acusa que, desde que abrió las puertas la secundaria, sólo ha recibido una computadora de escritorio por parte de la Secretaría de Educación Pública (SEP) estatal, asimismo señala que únicamente revisa la parte administrativa de la escuela, pero no ha ayudado a solucionar las necesidades.

Organización ante Covid

El compromiso de los maestros no sólo se ve en el apoyo de insumos, sino también en la manera de cómo se organizan para este regreso a clases, luego de año y medio de no asistir.

En palabras del director, para evitar contagios de Covid-19, la escuela decidió adelantar su horario de salida una hora, por lo que la estancia es de 13:30 a 18:30, para que, a la salida, los alumnos puedan tomar el camión y desplazarse sin mucha gente.

En este tenor, tuvieron que darle prioridad a las asignaturas de matemáticas y español, mientras en las demás redujeron el tiempo para ajustarse y salir a la hora indicada.

Debido a que los salones no rebasan las 20 personas, no es necesario un sistema escalonado, ya que el espacio es suficiente, pero, de llegar a la matrícula total, de entre 80 y 90, dividirán la mitad cada día, por lo que espera que aún se vayan incorporando más alumnos durante septiembre.

Ramírez Díaz confía que Puebla pase pronto a semáforo verde, para lograr el ritmo que tenían antes de la pandemia, a pesar de eso, los maestros no han notado un cambio de ritmo en los alumnos o alguna anomalía en los salones.

“No ha habido ninguna situación mala, nadie se siente indispuesto, parece que los alumnos deseaban este momento, están animados, son puntuales, nadie ha faltado”, expresó el director.

San Antonio está ubicado a nueve calles del zócalo de Puebla, es un barrio fundacional de la ciudad y hogar de familias que viven en vecindades, sin embargo es una zona insegura, lo que ha hecho que colectivos se involucren a través de actividades para lograr un mejor lugar para vivir.

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