“Tuve mucho miedo, sentí pavor al saber que podía morir; el Covid-19 existe y tan existe que yo lo sufrí”, dijo Elodia Jiménez Meza, quien en julio contrajo el virus que le duró un mes; sin embargo, desde octubre toma rehabilitación pulmonar por las secuelas que tuvo.
La paciente de 58 años es parte del entre 3 y 5 por ciento de pacientes que, tras curarse del Covid-19, presenta alguna secuela, de acuerdo con el dato proporcionado, en septiembre pasado, por el secretario de Salud, José Antonio Martínez García.
En una de sus visitas a terapia en el Centro de Salud con Servicios Ampliados (Cessa) de San Felipe Hueyotlipan -que realiza cada jueves por la mañana- contó a Ángulo 7 que “ha sido un proceso difícil” el que ha vivido luego de haber dado positivo a Coronavirus en julio pasado.
Detalló que esta enfermedad “es muy difícil”, ya que, en su caso, se sintió triste por varios días, pues tuvo que aislarse y decirle a su familia que no la visitaran ante el riesgo que tenía de que pudiera contagiarlos, además de que apenas había nacido su nieta.
Refirió que, en un principio, cuando empezó a sentir complicaciones acudió al doctor y le dijeron que era laringitis, por lo que le dieron medicinas, pero tras 15 días empeoró, de modo que acudió al Cessa, donde le hicieron la prueba; a las pocas horas, le confirmaron que era positiva a Covid-19-.
Más de 6 mil pesos para recuperarse
Jiménez Meza dijo desconocer en dónde pudo haberse contagiado, ya que desde que se informó del avance de la pandemia tomó todas las precauciones que dijeron las autoridades sanitarias, y sólo salía cuando era necesario, lo que muestra que todos corren el riesgo de contraer el virus.
Mencionó que desde el primer día que dio positivo a la prueba y se aisló tuvo seguimiento por parte de la Secretaría de Salud, ya que personal de la dependencia le hablaba por teléfono para monitorear su evolución y saber su estado de salud.
Pero también todo esto implicó un gasto “fuerte”, pues requirió de oxígeno, cuyo tanque tuvo un importe de 5 mil 800 pesos, una renta diaria de 140 pesos, más el costo de la carga de aire y el traslado para llevarlo a su casa e irlo a recargar.
“El Covid sí existe, existe porque yo lo viví, estoy aquí aun en rehabilitación, con apoyo de la psicóloga, yo tenía miedo de morir, hasta miedo tengo de subirme a transporte público, lo que hago es andar en particular, me pongo gel antibacterial, le hecho sanitizante a todo”, pronunció.
Hubo afectaciones en los pulmones
Jiménez Meza precisó que en septiembre le hicieron una radiografía para conocer cómo estaba internamente, ya que el virus afecta varias partes del cuerpo, además de que perdió el aire, tuvo fatiga, casi no tenía movilidad e incluso requirió que la ayudaran a bajar las escaleras.
El Covid-19 le dejó secuelas, como afectaciones en los pulmones, el izquierdo al 75 por ciento y el derecho al 50 por ciento, por lo que desde octubre acude al Cessa a rehabilitación, aunque no tiene una fecha específica para que concluya, ya que dependerá de cómo evolucione.
Elodia explicó que asiste una vez por semana para que la valoren, le midan su oxigenación, además de que haga los ejercicios que le ponen, los cuales tienen que ver con respiración, que son entre cinco y siete, lo cual se lleva entre 40 minutos y una hora.
Dijo que igual pasa a consulta con la psicóloga, la fisioterapeuta y una nutrióloga, ya que ésta última le comentó que la enfermedad generar un desequilibrio interno que afecta la glucosa, el colesterol, entre otras cosas, por lo que tiene igual que llevar otra alimentación.
“Mi semblante ya es diferente, ya tengo alegría, tal vez por la época navideña, me siento contenta, mis piernas se han fortalecido, no podía ni bajar de la banqueta, ya puedo hacerlo sola, la verdad son cambios que me afectaron emocionalmente”, asentó.
Hasta octubre, había 170 personas en rehabilitación pulmonar en los Centros de Salud con Servicios Ampliados (Cessa) de San Francisco Totimehuacan y san Felipe Hueyotlipan, ya que son los dos que se habilitaron para ello.
