Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

Como parte de sus campañas electorales, los candidatos a la gubernatura por Puebla, Alejandro Armenta Mier, Eduardo Rivera Pérez y Fernando Morales Martínez, han visitado las universidades más reconocidas de la entidad.

Sin embargo, ninguno de los tres priorizó presentarse en alguna universidad pública, como la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) o algún instituto tecnológico.

En un principio, la rectora de la BUAP, Lilia Cedillo Ramírez, declaró que no les abriría las puertas porque “pondría en riesgo la autonomía”. Los candidatos se mantuvieron al margen de esta declaración y prefirieron comenzar con las instituciones privadas. Posteriormente, la rectora lanzó la invitación.

La primera universidad que visitaron los candidatos fue la Ibero Puebla, donde recibieron un conjunto de demandas por parte de la comunidad universitaria. La segunda institución que les abrió las puertas fue la Upaep, donde tuvieron un diálogo más abierto con los estudiantes.

Luego, siguieron en la BUAP, donde solo presentaron sus propuestas ante el máximo órgano de gobierno, el Honorable Consejo Universitario, pero no se dirigieron a la comunidad. Finalmente, visitaron el Tec de Monterrey, donde fueron cuestionados directamente por los estudiantes.

A pesar de que la BUAP les abrió las puertas, no permitió que estudiantes y profesores pudieran entablar un diálogo con dichos personajes. Sin embargo, las instituciones privadas hicieron todo lo contrario.

Dicho esto, vale la pena preguntar: ¿por qué el máximo órgano de gobierno de la BUAP escuchó a Armenta, Rivera y Morales, considerando que no representan ni siquiera el 10 por ciento del estudiantado, que hasta 2023 era de 118 mil 513?

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