A 6 años, así vivieron socorristas de la Cruz Roja el sismo del 2017 en Puebla
A 6 años, así vivieron socorristas de la Cruz Roja el sismo del 2017 en Puebla.
A 6 años, así vivieron socorristas de la Cruz Roja el sismo del 2017 en Puebla
A 6 años, así vivieron socorristas de la Cruz Roja el sismo del 2017 en Puebla.

Primera de tres partes

Mario Alberto Ramírez Mauleón, socorrista de Cruz Roja, estaba en una reunión en el sótano de un hospital evaluando el simulacro cuando ocurrió el sismo del 19 de septiembre del 2017, la luz se fue, pero logró salir para apoyar; Roció Meza Hernández, aun con la preocupación por sus hijos; se sumó a las labores de rescate.

A oscuras, sin saber qué había pasado afuera, Mario tenía el temor de que se cayera el nosocomio, ya que eran varios pisos los que estaban encima del sótano y si bien no era el primer sismo que había presenciado, si el más fuerte por la forma en que se dio, ya que fue oscilatorio y trepidatorio.

Eran la 1 con 14 minutos, no recordó si sonaron las alarmas, pero fue una situación complicada y pareciera que fue por coincidencia, pues con 38 años laborando en la Cruz Roja y actual coordinador estatal del área de Socorros, la experiencia de vivir esta situación no la ha olvidado, le tocó ver personas con crisis nerviosa en el estacionamiento del hospital y “caos” vehicular.

“Era una junta de retroalimentación cuando sentimos el sismo, era una oficina, se fue la luz, sabiendo que teníamos diez pisos encima, sin conocer las rutas de evacuación y lo único que hicimos fue pararnos en un marco de una puerta y esperar a que cediera para salir, fue algo estresante”, expresó.

Su radio no dejaba de sonar con los llamados de emergencia con los reportes de personas afectadas con lesiones y de caídas de estructuras de inmuebles, varias en el Centro Histórico de Puebla y la zona de San Francisco y con la ciudad “hecha un caos” el tiempo para llegar fue de hasta de 45 minutos.

Nada pudo hacer con estudiante de BUAP

A 6 años de ello, relató que “todo mundo” estaba en las calles, tratando de contactar a sus familiares y eso complicó el paso de las unidades de respuesta, como pudo entró junto con su compañera a la Preparatoria Lázaro Cárdenas de la BUAP, que estaba en la 4 Oriente, a un costado del Museo del Alfeñique, donde ya estaba una joven en el piso a la que le había caído una cornisa dentro del inmueble que le quitó la vida.

También, atendió a otra persona que le cayeron pedazos de la estructura que tuvo que ser apoyada para subirse a una ambulancia y después ser trasladada a un hospital, debido a las lesiones que había sufrido. Después fueron a la 11 Sur y 11 Poniente, en donde la cornisa de la escuela Héroes de la Reforma, cayó y les quitó la vida a dos personas (madre e hija).

Dos horas de “caos” lo que se vivió, sin servicio de telefonía celular, se instaló un Centro de Mando en la delegación de Cruz Roja y todo el personal operativo se volcó en apoyo para atender los llamados de emergencia, pues, recuerda, fueron 36 horas seguidas las que estuvieron laborando, ya que para estas emergencias no hay horario.

“Es una descarga de adrenalina muy fuerte, estas con la inquietud de poder brindar auxilio, porque sabemos que la primera hora después del evento es vital para los pacientes, canalizarlos para su atención, sobre todo los de trauma, entras en una etapa de nerviosismo para llegar y apoyar”, remarcó.

Mario comentó que se tiene que controlar su situación personal para hacerla a un lado y brindar el apoyo, así como priorizar las coas “poner los cinco sentidos en orden”, porque no solo se trata de lo que están viendo en las calles por los daños del sismo, sino saber cómo están sus familiares, para lo cual tiene que estar preparados.

Angustia estuvo presente: Rocío

Por su parte, Rocío, actualmente encargada del programa Nacional de Apoyo Psicosocial, en el 2017 era subcoordinadora del área de Socorros, mencionó que un simulacro siempre es bueno para aprender sobre este tipo de eventos, pero el sismo los sorprendió y con la angustia e incertidumbre de qué va pasar, porque igual estuvo en el sótano del hospital.

Con la preocupación de cómo estaban sus hijos, ya que era hora de salida de escuelas, su radio tampoco dejaba de sonar para solicitar la disponibilidad de todas las ambulancias, siendo ente 2 y 3 horas atendiendo de forma continua a las personas lesionadas o con crisis nerviosas.

Esto los orilló a reagruparse, pero como se hizo el simulacro, contaron con la ventaja de que se tenía a casi todo el personal, lo que permitió que se pudiera agilizar el despliegue para los puntos críticos que se tenían, uno de ellos el Centro Histórico y la zona de San Francisco donde cúpula de la iglesia.

“Yo soy madre de dos hijos, eso no implica que no tenga en mi ser la preocupación de saber cómo están, con las líneas telefónicas caídas, no pude tener contacto con ellos ni mi esposo en un largo tiempo, pero eso no impidió que yo siguiera haciendo las funciones que me corresponde con la emergencia presente”, narró.

Para ella, la responsabilidad ante esta tragedia y el “sentido humanitario” la motivo para estar de tiempo completo hasta el día siguiente, a lo que sumó que un grupo compañeros con binomios caninos a los estados del sur, entre ellos Oaxaca, donde una semana antes hubo igual un sismo.

Es un sentido humanitario que se tiene

El centro de acopio se había habilitado para recibir víveres para los afectados, pero debido al sismo que se dio, se tuvieron que destinar para los de Puebla; para ella fue la primera vez que le toca vivir una situación así durante el tiempo que lleva como personal de Cruz Roja.

“Yo tengo un gran amor institucional, sabe mi esposo que me gusta lo que realizo, entonces siempre me ha apoyado en esto y él fue el que se hizo responsable de nuestros hijos en este momento complicado, porque la familia es algo fundamental, eso nos motiva aún más”, exclamó.

No obstante, reconoció que nunca se concluye con el proceso de preparación para saber cómo actuar y atender a los afectados, ya sea una persona lesionada o alguien que ya están sin vida, pues siempre habrá uno que genera más impacto que otro, sobre todo emocional.

Afirmó que, aunque, son capacitados constantemente y tienen experiencia, siempre habrá algo que supera la situación anterior, pero la gratificación de ayudar a la gente es lo que los hace seguir adelante y con el apoyo que se necesita, por lo que consideró que no todos tienen esta capacidad, pues en muchos casos se deja la familia para atender a otros.

Se necesita ciertos niveles de adrenalina, mucho temple y calma, yo uno de mis lemas que tengo es, trata a los pacientes como te gustaría que lo hicieran contigo o tus familiares”, enfatizó.

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Comunicólogo por formación y reportero de profesión en Angulo 7 Noticias desde octubre de 2014. Poblano de Libres radicando en la capital, persona sería y en ocasiones divertida, amante del fútbol...