Los productores de frutas de temporada para los chiles en nogada de la zona del Izta-popo enfrentan a diferentes problemas como la inseguridad, falta de apoyos y capacitaciones, que les permitan tener mejores cosechas a partir del uso de tecnología, pues, en la actualidad trabajan como lo hacían sus abuelos.
En entrevista para Ángulo 7, Edgar Ochoa, productor de nuez de castilla, pera lechera, manzana panochera y durazno criollo en San Nicolás de Los Ranchos, dio a conocer que es en esta zona donde los productores tienen diferentes problemas, desde la seguridad en sus huertas, como la falta de agua y apoyos del gobierno.
Edgar, señala que el índice de drogadicción en la región ha aumentado de forma considerable, lo que provocó robos de sus productos que los adictos utilizan para alimentarse.
Además de que las bandas dedican a robar estos frutos, los cuales son necesarios para la creación del platillo mexicano, por lo que a los productores les afecta considerablemente, pues además de perder gran parte de su trabajo, los delincuentes lo revenden, reduciendo la oferta y demanda:
“No somos íntegros, nos falta mucho ese tema. Si una persona no se los compra, otra lo hará, son capaces de irse a centros de abasto un poco más grandes como Huejotzingo, Cholula o la ciudad de Puebla que nos queda a hora y media por mucho, entonces como lo les costó lo malbaratan y todo, pero ese no es un problema de ahorita, es de siempre, pero este año se ha visto más afectado por el tema de drogadicción”, destacó Edgar en entrevista.
Ceniza no ayudó a fertilizar, al contrario, hubo problemas con la producción
Edgar Ochoa señaló que mucho se ha hablado sobre el tema de que la ceniza del volcán Popocatépetl es un fertilizante para plantas; sin embargo, él como productor desmintió esa creencia, pues al contrario de ayudar a su cultivo, ha habido una reducción del mismo, además de que afectó al fruto.
Como se sabe, cualquier fruto ya sea nuez, manzana o pera, crece de una flor, sin embargo, debido a que cayó ceniza y gravilla luego de las explosiones registradas por el volcán Popocatépetl en el pasado mes de mayo, esto afectó a que se desprendieran varias de estas hojas de los árboles.
Del mismo modo, provocó que la fruta que ya iba en crecimiento quedara rezagada en su tamaño, no pudiendo desarrollarse de manera adecuada, quedando reducida a comparación del 2022, fechas en las que no se registró este fenómeno de la naturaleza con gravedad:
“Se vio afectado el tema del campo, por eso ahorita, si en otros años subían lo del festival del Chile, pues ya había milpa, la milpa ya estaba grande, pero ahorita está muy pequeña y ojalá que haya todavía un buen de lluvia porque ahorita viene la ‘canícula’ que es la temporada más seca y más calurosa del año entonces imagínate con las olas de calor que tuvimos, entonces no te creas, la gente de repente se preocupa, pero la gente dice que sea lo que Dios quiera”, señaló.
Para los productores esto afectó tanto su economía, como la forma de cultivo en San Nicolás de los Ranchos, ya que, al presentar problemas con los frutos afectados, también incluso la tierra cambió, por lo que preocupa a quienes viven de ello, pues señala que necesitan más riego en la zona; sin embargo, a pesar de hacer varias peticiones a las autoridades, no los han ayudado.
La zona del Izta-Popo es conocida, además de ser el principal productor de nuez, es considerado un lugar en donde la naturaleza se desarrolla debido al ecosistema que éste tiene, por lo que la zona montañosa se encuentra repleta de flora y fauna, este es el principal problema por el cuál las empresas privadas y gubernamentales no quieren apoyarlos.
Edgar señala que han pedido pozos de agua e incluso una reserva de agua, tipo presa al Gobierno del Estado y Conagua, pero la respuesta fue negativa debido a que ese sería un factor que llamaría la atención de los animales salvajes de la zona y personas que cazan de forma ilegal.
Hace falta capacitación, jornadas y que el gobierno volteé a ver al Izta-Popo
Aleida Sandre Hernández, quien también es una productora de San Nicolás de los Ranchos, comentó en entrevista que, el principal problema en San Nicolás de los Ranchos es la falta de apoyos por parte del gobierno federal y estatal, pues a pesar de que sí existen, son pocos los que resultan beneficiados.
Ante ello, algunos de los agricultores deciden dejar a un lado la producción de sus tierras para dedicarse a algo que, si les dé para vivir, pues al notar que ya no hay producción, dejan en abandono los campos.
Señaló que esto va en aumento ya que prefieren cumplir el sueño americano o buscar otra actividad, como la fabricación de muebles, Aleida menciona que, si hubiera más capacitaciones para saber cómo hacer que sus campos y sus cosechas sean más redituables, los agricultores no buscarían otras alternativas.
“Uno de los grandes problemas es que no se trabaja en comunidad y los apoyos que llegan son muy reducidos, entonces estamos en una zona que casi no nos voltean a ver, no sé si por el alto riesgo que tenemos aquí dentro de la comunidad del volcán, que no le quieren invertir o no sé qué es lo que pase. (…), destacó.
Explicó que hace falta enseñar a la gente sobre el uso de biofertilizantes con un previo análisis de suelos, así como la fruticultura, el uso del abono, manejo de frutales, talleres de transformación de los productos, entre otros
Destacó que las autoridades se han centrado principalmente en realizar jornadas de reforestación en donde solamente regalan árboles de aproximadamente 40 centímetros, sin embargo, no se han puesto a pensar que estos al ser de corta edad, necesitan cuidados y no hay un seguimiento después de plantarlos, como el riego continuo y el cuidado en las plagas.
“Toda esta devastación que nosotros los seres humanos tenemos con el medio ambiente realmente es algo cruel, algo que lo vivimos a diario. Los incendios forestales que hubo este año aquí en mi región fueron muy grandes, muy tristes de ver, porque ves cómo se acaba el bosque y ves que también no hay programas de reforestación, pero una reforestación real donde se involucre a la comunidad”, sentenció.
