La CFE está obligada a comprar Certificados de Energías Limpias (CEL’s) a empresas, a pesar de tener 60 centrales hidroeléctricas que son consideradas de las menos contaminantes y que, actualmente, se encuentran subutilizadas o detenidas.
Lo anterior debido a que la Ley de la Industria Eléctrica (LIE) vigente plantea que sólo las centrales eléctricas que entraron en operación después del 11 de agosto de 2014 tendrían derecho a recibir los certificados o bien aquellas que funcionan con anterioridad pero que hayan invertido en aumentar su producción limpia.
Es decir, las hidroeléctricas de la empresa productiva del estado al ser puestas en operación en años anteriores no tienen derecho a ser consideradas para obtener los CEL’s y, como consecuencia, tienen que comprarlos a privados.
Dicho esquema es uno de los que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, ha criticado fuertemente, debido al gasto que implica para la CFE adquirir los “reconocimientos” y que es uno de los puntos que busca cambiar la reforma eléctrica.
Incluso, Manuel Bartlett Díaz, director de CFE, señaló que se han pagado 6 mil 159 millones de pesos a empresas privadas por dicho concepto, lo que, acusó, representa un “subsidio” a sus competidoras.
¿Qué es un Certificado de Energía Limpia?
Los CEL’s son títulos que acreditan la producción de un monto definido de electricidad a partir de energías limpias, en las cuales se incluyen al viento, radiación solar, oceánica, geotermia, hidrógeno, nucleoeléctrica, hidroeléctrica, así como otros tipos.
Los precios de los certificados, que tienen como objetivo fomentar la generación de energías limpias, no son fijos, sino que se determinan de acuerdo con la oferta y la demanda; además, están obligados a adquirirlo la CFE u otros suministradores que produzcan con “contaminantes” y quienes no los compren tienen que pagar multas.
¿Por qué las hidroeléctricas están subutilizadas?
López Obrador también ha acusado que las centrales hidroeléctricas de la empresa productiva del estado no se les permite despachar o “subir” la electricidad que producen, debido al esquema heredado, por lo que en muchos casos si tiene seis turbinas sólo operan una o dos, siendo “subutilizadas”.
El hecho de que la luz que generan las hidroeléctricas no sea despachada se debe a que con la reforma energética de 2013 se da prioridad a las centrales que ofertan un precio más bajo, tomando en cuenta sus costos variables (combustibles) y no los fijos (como infraestructura).
Ello conlleva que sean las empresas privadas eólicas y solares las que tengan la prioridad en “subir” su energía, debido a que no usan como tal combustible, sino fuentes renovables; no obstante, aunque oferten precios bajos, se les paga la tarifa más alta en el mercado.
Al respecto, Miguel Reyes Hernández, director de CFEnergía, indicó que el esquema anterior no toma en cuenta los costos reales de generación, pues si lo hiciera las hidroeléctricas tendrían que despachar su energía antes que las plantas eólicas y solares.
¿Cuál es la importancia de las hidroeléctricas para las energías limpias?
De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía Renovable (Irena, por sus siglas en inglés) en 2019 la producción total a nivel mundial del sector fue de 6 mil 963 teravatios-hora, de los cuales el 61 por ciento correspondieron a las hidroeléctricas, 20 por ciento a eólicas y 10 por ciento a solares.
En tanto, y aún con el esquema de despacho, la CFE logró inyectar luz producida en hidroeléctricas en un 25 por ciento, del 37.52 por ciento del total.
A pesar de la importancia a nivel mundial de las hidroeléctricas, en México producen apenas el 9 por ciento de la energía total, cuando podrían llegar al 18 por ciento, según lo señalado por el presidente.
Además, el mandatario ha señalado que lo anterior garantizaría la “transición energética”, es decir, sustituir energías contaminantes por limpias.
