Hakeem Al-Arabi, el futbolista que huyó de la tortura en Bahréin
Hakeem Al-Arabi, el futbolista que huyó de la tortura en Bahréin. Foto: Reuters
Hakeem Al-Arabi, el futbolista que huyó de la tortura en Bahréin
Hakeem Al-Arabi, el futbolista que huyó de la tortura en Bahréin. Foto: Reuters

El futbolista Hakeem Al-Arabi fue bienvenido en Australia, donde asociaciones defensoras de derechos humanos y deportistas locales se expresaron felices de que no fuera extraditado a Bahréin, su país de origen, del cual huyó por tortura.

Hakeem Al-Arabi dejó Bahréin cuando la justicia lo acusó de haber causado daños a una estación de policía en el marco de la Primavera Árabe, a pesar de que ese día él se encontraba jugando un partido, que además estaba siendo televisado.

Por dicha acusación, la justicia de su país lo sentenció a 10 años de cárcel y lo sometió a tortura, lo cual –aseguró el deportista– descansa sobre una motivación política. No obstante, en 2014 dejó su país y huyó a Australia, donde comenzó a residir y el que en 2017 le reconoció como refugiado.

Ahí continuó su carrera como futbolista y contrajo matrimonio. Para su luna de miel, su pareja y él decidieron ir a Tailandia, en noviembre del año pasado, pero cuando llegó al país, la policía lo detuvo en respuesta a una solicitud de Bahréin tramitada a través de la Interpol.

A partir de ese momento, enfrentó un juicio en el cual Bahréin solicitó su extradición y la sociedad civil organizada australiana clamó la intervención de su gobierno para evitarlo, puesto que en su país de origen había sido víctima de abusos de autoridad.

Bahréin y Australia entraron en discusión por él

La oficina del Primer Ministro de Tailandia dijo que Bahréin y Australia deberían de mantener un diálogo al respecto, y propuso enviar al deportista a otro país que no solicitara su extradición o su acogida.

Incluso a principios de este mes, se declaró que su encarcelamiento se extendería hasta abril con el fin de dar tiempo a su defensa de buscar el mejor escenario al cual enviarlo.

Mientras, desde la FIFA, pasando por agrupaciones de periodistas y hasta Amnistía Internacional, continuaron exigiendo la liberación del jugador, lo cual tuvo más eco cuando se publicaron imágenes y vídeos de Al-Arabi encadenado de los pies y descalzo diciendo “Por favor no me manden a Bahréin”.

Y es que, según investigaciones de organizaciones defensoras de derechos humanos, la represión es una constante en ese país asiático, principalmente porque la ciudadanía no ha dejado de manifestarse en contra del gobierno, reclamando la igualdad entre la población musulmana chiita y la sunita.

Un ciudadano de Bahréin a quien este medio entrevistó para preguntarle respecto al caso advirtió, pidiendo anonimato, que “esto le pasa a la gente buena en mi país; el régimen los persigue“.

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