En el epicentro del movimiento muralista mexicano del siglo XX, destacan las figuras femeninas que desafiaron las normas de su época, dejando una marca indeleble en el arte nacional.

Desde Aurora Reyes hasta Fanny Rabel, estas talentosas artistas transformaron el panorama cultural de México con su destreza y compromiso social.

En un mundo donde las mujeres han sido históricamente silenciadas, el arte mural emerge como un poderoso medio de expresión y resistencia. Estas mujeres muralistas desafiaron los límites impuestos por la sociedad de su tiempo. Pues enfrentaron adversidades y lucharon por un lugar en un mundo dominado por hombres.

Su legado nos recuerda que la fuerza y la creatividad femeninas no tienen límites, y cada trazo en la historia es un acto de valentía y empoderamiento.

Mujeres muralistas

El mural “Atentado a las maestras rurales”, de Aurora Reyes en 1936, es ejemplo conmovedor de la narrativa visual que caracterizó a estas mujeres. Ubicado en el Centro Escolar Revolución de la Ciudad de México, denuncia la violencia contra las mujeres y aboga por la educación y derechos laborales.

Aurora Reyes, considerada la primera mujer muralista de México, fue una voz valiente en la lucha por los derechos de las mujeres y los desfavorecidos. Su legado perdura en cada pincelada, recordándonos la importancia de la inclusión y la justicia en el arte y la sociedad.

Elena Huerta, autora del mural más grande hecho por una mujer en México, retrató la vida y el trabajo en Saltillo, Coahuila, con sus obras. Las hermanas Marion y Grace Greenwood, de Estados Unidos, contribuyeron con su arte a la lucha obrera y la libertad de expresión. Plasmando las realidades sociales en sus murales.

Electa Arenal, inspirada por la Revolución Cubana, llevó su arte más allá de las fronteras mexicanas, dejando un legado de compromiso y esperanza. Valetta Swann, con su mirada extranjera, capturó la esencia y la cotidianidad de las mujeres mexicanas, elevando sus historias al lienzo.

Fanny Rabel, discípula de los grandes muralistas mexicanos, exploró la emotividad y la humanidad a través de su obra. Alejándose de los temas políticos para centrarse en la esencia misma del ser humano.

Rina Lazo, originaria de Guatemala, se convirtió en una pieza fundamental del muralismo mexicano tras su llegada al país en 1946. Asistente de Diego Rivera, dejó huella en obras como “Sueño de una tarde dominical en la Alameda Central”, demostrando destreza y compromiso con la justicia social.

Es fundamental reconocer la invaluable contribución al arte y a la igualdad de género de estas mujeres muralistas. ¿Qué opinas tú?

incendios forestales

Coordinadora de Redes Sociales del portal de noticias Ángulo 7. Exconductora en Radio BUAP y diversos programas de radio digital alternativos, exsubdirectora en Imacp, destacada artivista social y fue...