El libro de Oswaldo Zavala, Los-carteles-no-existen. Narcotráfico y cultura en México, nos ayuda a comprender el porqué de la existencia de ese enemigo formidable que es el “narco”. Oswaldo se formula las siguientes preguntas: ¿De dónde proviene el arquetipo tan recurrente en la imaginación colectiva sobre el “narco”? Si los traficantes, no tenían ni la capacidad histórica ni el deseo político de disputar la soberanía del Estado, ¿qué motivaba entonces la “guerra contra el narco”, y de dónde provenía la violencia atribuida a los supuestos “cárteles de la droga”? ¿Qué motivaba entonces la “guerra contra el narco”, y de dónde provenía la violencia atribuida a los supuestos “cárteles de la droga”?

En menos de 260 páginas Oswaldo Zavala infiere tres conclusiones:

1) Desde su inicio la matriz discursiva del “narco” tuvo su origen en la compleja relación binacional entre México y Estados Unidos.

2) La supuesta crisis de seguridad nacional que según Calderón justificó la “guerra contra las drogas” está sustentada principalmente en una estrategia discursiva sin fundamento material. La violencia sólo repuntó en las zonas del país donde se concentraron los miles de soldados y los agentes federales enviados por el presidente Calderón. La presidencia de éste quiso militarizar el país para contener una supuesta “guerra de cárteles” que no producía violencia. El ejército y los agentes federales tomaron ciudades donde no había ninguna emergencia. El Estado fue a detener una guerra de cárteles inexistente porque los cárteles no existen.

 

3) El “narco” en México y Estados Unidos funciona como ese inteligente y perverso ardid de la caja de arena de Tony Soprano. El “narco” aparece en nuestra sociedad como una temible caja de Pandora que, de ser abierta, creemos que desataría un reino de muerte y destrucción. Si pudiéramos vencer el miedo y confrontar aquello que llamamos “narco” abriendo por fin la caja, no encontraríamos en ella a un violento traficante, sino al lenguaje oficial que lo inventa: escucharíamos palabras sin objeto, tan frágiles y maleables como la arena. Abramos, pues, la caja.

La travesía cronológica que nos presenta Oswaldo va de 1947 2017. A continuación, destaco solo algunos detalles:

En 1947 el Congreso estadounidense promulga la Ley de Seguridad Nacional (National Security Act), que fue el mecanismo por medio del cual dio sustento legal a la estrategia global que polarizó el planeta después de la Segunda Guerra Mundial. La Guerra Fría, desde luego, involucró directamente al Estado mexicano. Durante este mismo año se crearon dos instituciones claves de la nueva era securitaria: en Estados Unidos, la Central Intelligence Agency (CIA), y en México, la Dirección Federal de Seguridad (DFS). A lo largo de las siguientes tres décadas, ambas agencias entrelazaron esfuerzos para contener la supuesta amenaza comunista en el hemisferio.

Durante los años 70s la Central Intelligence Agency (CIA), y la Dirección Federal de Seguridad (DFS) profundizaron su colaboración con la llamada Operación Cóndor, por medio de la cual el gobierno de Estados Unidos desplegó una agresiva política intervencionista en el continente a mediados de la década de 1970. La versión mexicana de la Operación Cóndor, sin embargo, fue la única que se enfocó en el tráfico de drogas y no en el combate al comunismo. Los miles de soldados y agentes de policía federal que destruyeron los sembradíos de droga entre 1975 y 1978 produjeron también el desplazamiento en masa de campesinos y de los productores y traficantes de droga. Al cerrar la década, el “narco” mexicano no sólo seguía existiendo, sino que había trasladado su central de operaciones a la ciudad de Guadalajara y ahora dominaba en el terreno internacional cobrando a las organizaciones colombianas hasta un 50% de las ganancias del tráfico de cocaína que pasaba por el territorio nacional.

En 1986 se da un giro securitario del comunismo a las drogas. Para dar forma legal a este giro securitario, el presidente Ronald Reagan firmó la National Security Decision Directive 221, que desde entonces designó a las drogas ilegales como la nueva amenaza a la seguridad nacional estadounidense. La “guerra contra las drogas”, que había comenzado en la década de 1970 durante la presidencia de Richard Nixon como una estrategia doméstica para combatir la disidencia de izquierda, ahora tomaría el lugar del comunismo para legitimar la política intervencionista de Estados Unidos.

Justo al final de la Guerra Fría, la politóloga Waltraud Morales escribió en 1989 un artículo fundamental para comprender el nuevo orden mundial posterior a la caída del muro de Berlín: “The War on Drugs: A New U.S. National Security Doctrine?”. Durante medio siglo, el anticomunismo ocupó el centro de la política de seguridad nacional de Estados Unidos. Todavía resulta asombrosa la predicción de la politóloga Waltraud Morales en su artículo, tan pertinente y urgente en el contexto contemporáneo como en el de entonces: El “malvado imperio de las drogas” tiene el potencial de evocar ese miedo del enemigo tan básico y tan poderoso en la doctrina del anticomunismo. El peligro, por lo tanto, es que una generación más de política exterior en Estados Unidos estará enraizada en el odio de un enemigo mítico, en conspiración y no en democracia, y en doctrinas ideológicas de seguridad nacional.

Con la información proporcionada por Oswaldo Zavala podemos acercarnos a la comprensión del porqué de la campaña de los medios que representan los intereses de la élite estadunidense contra el presidente Manuel López Obrador.

N.B. Si quieres un ejemplar en versión pdf del libro de Zavala solicítalo al whatsapp de abajo.

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