Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Puebla, está sumido en una crisis en dónde la militancia prefiere “huir” que rescatar al partido. Ello se debe, a que su dirigente, Néstor Camarillo Medina, no ha ejecutado las estrategias adecuadas para ganar adeptos.

En vísperas del proceso electoral, algunos de los liderazgos más representativos como de partido tricolor como Juan Enrique Rivera Reyes y Jorge Estefan Chidiac Charbel, ambos como buenas posiciones en el congreso local, han visto la manera de sumarse al proyecto de la Cuarta Transformación dado que en su partido no hay condiciones para ganar.

El primero, Rivera Reyes, presidente de la mesa directiva, manifestó que el partido Morena lo buscó para participar con ello; el segundo, Chidiac Charbel, coordinador de la bancada del PRI, trascendió el rumor de que podría participar con el Partido Verde, mismo que pertenece a la colación “Sigamos Haciendo Historia”.

La crisis qué está pasando ahorita el partido en Puebla no es casualidad, es producto también del manejo a nivel nacional. Alejandro Moreno Cárdenas “Alito” tiene en descontento a varios de sus militantes por carecer de liderazgo, por tomar decisiones de manera autoritaria y sin consultar a las bases. Además de los escándalos de corrupción en los que está metido.

A eso se suma el papel del presidente Andrés Manuel López Obrador que, pese a que no se mete en “politiquería”, si exhortó al Revolucionario Institucional a aprobar algunas de las reformas como la Ley Eléctrica en 2021. Este se negó, pagando un alto precio con fuertes críticas.

Para el caso de Puebla, el reto será romper con ese esquema y desligarse de la situación nacional para construir un partido que apuesta por la democracia y deje de lado las practicas del autoritarismo y el dedazo.

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