65% de educadores comunitarios del Conafe habla una lengua originaria. Foto: especial

La SEP, a través del Consejo Nacional de Fomento Educativo (Conafe), busca la preservación, uso y aprendizaje de lenguas ancestrales con el despliegue de tres mil 222 educadoras y educadores comunitarios en todo el país, de los cuales, 916 hablan tzeltal, 730 náhuatl y 443 tsotsil, es decir, el 64.8 por ciento del total, informó su director general, Gabriel Cámara Cervera.

Durante la presentación del cuento El gato que se perdió, escrito en chinanteco, ch’ol, o’da, náhuatl, tseltal, tsotsil e inglés, y la inauguración del Centro Cultural del organismo, en el edificio Centro SEP, indicó que de las 860 mil 771 niñas, niños, adolescentes, madres y padres de familia que reciben servicios educativos de primera infancia y nivel básico, 32 mil 648 son hablantes de lenguas indígenas, el 3.7 por ciento.

Explicó que, como imperativo general, las figuras educativas del Conafe deben convertirse en aprendices de las lenguas indígenas y fomentar su uso y valor, como muestra de solidaridad y respeto por la cultura local.

“En una comunidad en la que la mayoría habla su lengua materna, la primera obligación de las y los educadores es presentarse como aprendices de la lengua; esa es la mejor introducción para acercarnos a servir a los demás, con lo más preciado que tienen: su lengua materna”, señaló.

El titular del Conafe sostuvo que uno de los objetivos prioritarios de la Educación Comunitaria para el Bienestar es promover la práctica de las lenguas indígenas a través de la educación multilingüe, ya que, del total de la matrícula, nueve mil 364 usuarios hablan tzeltal; seis mil 180, tsotsil; tres mil 993, náhuatl; dos mil 412, chol; dos mil 279, tepehuano del sur; y mil 367, huichol.

A su vez, la autora de El gato que se perdió, y hablante de chinanteco, Alicia Gregorio Velasco, contó a los asistentes que una tristeza muy grande la orilló a escribir la historia de su abuelo, por lo que, con el apoyo de su mamá, se animó a hacerlo en su lengua materna.

“Le decía mi mamá, me siento triste, y le dije voy a escribir la historia de mi abuelo. Y mamá dijo, adelante, y luego me cuentas. Primero escribí el cuento en chinanteco, posteriormente se lo leí a mi mamá, porque ella ha sido mi maestra”, recordó.

Por su parte, el jefe de Investigación Gramatical de la Dirección de Investigación del Instituto Nacional de Lenguas Indígenas (Inali), y hablante de chinanteco Miguel Castellanos Cruz, consideró que el Conafe puede contribuir en gran medida, desde las aulas, a la preservación de las lenguas maternas.

La edición de este cuento es parte de las actividades que impulsa el Gobierno de México, a través del Programa Interinstitucional de Fomento a la Lectura en Lenguas Indígenas, la conservación, revitalización y promoción de las lenguas en el Decenio Internacional de las Lenguas Indígenas (2022-2032).

Actualmente, el Conafe dispone de 55 mil 394 aulas y el apoyo de 63 mil 881 figuras educativas. Tiene presencia en dos mil 61 municipios y 34 mil 675 localidades de las 32 entidades del país.

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