Es innegable que la figura de Benito Juárez (1806-1872) tiene un definitivo impulso en torno a la conmemoración del primer centenario de su natalicio. En esta ocasión recordaremos brevemente lo que ha sido llamado su “monumento literario”, y el reconocimiento que le hicieron en ese contexto las iglesias cristianas y la masonería.

Juárez y su monumento literario

Hace 118 años la editora Ballescá publicaba el libro Juárez, su obra y su tiempo de Justo Sierra; fue una publicación que reforzó lo que vendría un año después, la celebración del primer centenario del natalicio de Benito Juárez García. La obra fue calificada como un monumento a la gloriosa conmemoración de la obra redentora del gran patricio. La prensa de la época calificaba a la obra como una magnífica arquitectura literaria y un fuerte monumento histórico. La obra está dedicada “a la juventud” y la prensa señalaba que la obra era un vasto y poderoso relieve mural en el pronaos de un templo magnífico.

A través de la prensa decimonónica puede seguirse el proceso de preparación para conmemorar el Primer Centenario del Natalicio del Benemérito Benito Juárez, así como las ceremonias que tuvieron lugar el 21 de marzo de 1906 y los días siguientes, incluyendo la importante polémica suscitada entre liberales y conservadores; los primeros implacables críticos del Benemérito y su obra y, los segundos enérgicos defensores de su figura y obra.

En enero de 1906 la prensa dio a conocer a los miembros de la Comisión Nacional del Centenario. Esta comisión quedó integrada por los señores Félix Romero, Pablo Macedo, Rosendo Pineda, senador Carlos Rivas, General Jesús Alonso Flores, ingeniero Gabriel Mancera, diputado Trinidad García y los secretarios, los licenciados Ramón Prida, Adalberto A. Esteva, Victoriano Salado Álvarez y José Casarín.

La Comisión celebraría semanariamente sesiones en los elegantes salones de la Secretaría de Hacienda. El Popular. Diario independiente de la mañana, el viernes 12 de enero en “El Centenario de Juárez” comunicó que el 11 se había inaugurado en la Academia de Bellas Artes, la exposición de los proyectos del monumento a Juárez, presentados conforme a la convocatoria para el concurso arquitectónico abierto por la Comisión del Centenario. En opinión de El Popular de los diez proyectos sólo había tres notables. El 21 de enero El Colmillo Público. Revista humorística, de variedades, crítica y caricaturas en el artículo “Qué barbaridad” firmado por Alacrán (seudónimo de Juan Hernández Benítez) el autor reprobaba los proyectos presentados por el monumento al Benemérito. Ninguno se salvaba.

El 4 de febrero El Popular en el artículo “El Centenario de Juárez” daba cuenta de que la comisión había mandado acuñar cuatro mil medallas conmemorativas del Centenario. También El Popular el 17 de febrero publicó la carta del jurado en que se daba una muy amplia explicación del por qué no había sido posible premiar ninguno de los proyectos presentados y concluía el jurado. Al dar este fallo en cierto modo desagradable para nosotros, por el infeliz éxito del Concurso, no es nuestra mente impedir que con gran solemnidad se verifique la simbólica ceremonia de la colocación de la primera piedra, pues ella puede muy bien hacerse sin necesidad de un monumento especialmente determinado, bastando el propósito de levantar uno que corresponda a la cultura de México y a la excelsitud de uno de sus más grandes héroes. Reiterando a la H. Comisión Nacional nuestros testimonios de respetuosa adhesión. México, 30 de enero de 1906. Antonio Rivas Mercado, Manuel Velásquez de León, Nicolás Mariscal, arquitectos. El poeta José Juan Tablada en su muy leída sección “La Semana” que aparecía en El Mundo. Diario de la tarde, el 16 de marzo sentenció: “a Juárez lo honraría un monumento aún más grandioso, el de la indestructible palabra escrita, y por lo mismo perenne. Juárez tendrá un monumento.” Tal monumento fue la obra de Justo Sierra: Juárez, su obra y su tiempo, Ballescá, 1905.

De la abundante tinta que corrió se darán solo unos ejemplos aparecidos en la prensa en torno a la significación histórica de Benito Juárez.

Juárez y las iglesias

El 1º de febrero El Faro, Órgano único de la Iglesia Presbiteriana de México, proponía el programa para que protestantes y presbiterianos celebraran el gran acontecimiento continental. El domingo 18 de marzo todas las iglesias y congregaciones celebren servicios especiales, en el que se consideren los beneficios que las leyes de Reforma han reportado a los verdaderos cristianos de México, dando gracias a Dios por el aparecimiento en el mundo de ese hombre providencial.

 

Juárez y la masonería

El 8 de enero Ignacio Ramírez “El Nigromante” (1808-1879) informaba que en diciembre de 1905 la Junta Masónica organizadora del Natalicio del muy respetable Maestro, Ilustre y Poderoso Benito Juárez, invitaba a todos los ritos francmasónicos existentes en la República, desde el Aprendiz hasta el último grado a celebrar de una manera digna el 21 de marzo de 1906, recordando que hace un siglo en ese día nació Juárez, la aurora intelectual que nos dio la libertad de conciencia y la libertad de derechos como pueblo libre.

Lectura sugerida: Justo Sierra: Juárez, su obra y su tiempo, Ballescá, 1905.

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