El cinco de mayo de 1862 es presentado en la Oración Cívica de Gabino Barreda como un símbolo de la emancipación de México, que destaca la utopía mexicana de la plena emancipación: la emancipación científica, la emancipación religiosa y la emancipación política de México.

En la Oración Cívica Gabino Barreda encontramos referencias específicas a figuras políticas heroicas (Hidalgo, Juárez), a los enemigos (Napoleón III, Maximiliano, Francia), los principios políticos (soberanía, igualdad), los partidos políticos (liberal y conservador), las fechas históricas (el 16 de septiembre de 1810 y el 5 de mayo de 1862), las formas de gobierno (república, monarquía, tiranía), los valores (emancipación, libertad, orden, progreso, paz, patriotismo) y disvalores (opresión, anarquía, traición, crisis).

Un trato especial lo recibe la figura de Juárez quien es calificado de “benemérito” (digno de premio), “inmaculado” (sin mancha) y “adalid” (guía), destacado por sostener la bandera de la independencia.

La figura de Juárez está íntimamente relacionada con el núcleo de representaciones del mito fundador del Estado nacional. Juárez no podía estar por debajo de la importancia de dicha génesis. Y en el fondo es necesario observar que lo que Barreda hace es construir a través de la representación de Juárez la representación del Ejecutivo de dicho Estado. Un ejecutivo sin mancha y por ello adalid. Barreda hace una defensa por vía de la “demostración” del principio de autoridad depositado en el Ejecutivo.

La lucha por la unidad nacional, en la que los héroes despliegan su ejemplaridad, habían sido aquellas librabas por la Independencia, es decir, la que confrontaba a los mexicanos patriotas con otras potencias que querían su sujeción. En el discurso de Barreda se mencionan, en primer lugar, la guerra contra España (insurgencia) y el segundo evento de esta naturaleza es la intervención francesa.

El combate que libraron los mexicanos durante la intervención francesa fue no sólo salvar a su patria sino el porvenir de toda la humanidad: “¡salvar a su patria y salvar con ella unas instituciones que un audaz extranjero quería destruir y que contenían en sí todo el porvenir de la humanidad!” De esta manera Barreda asegura la visión heroica de la derrota a los invasores. La salvación de México fue proyectada por Barreda como el inicio de un inmejorable porvenir para toda la humanidad. Con esto quedaba asegurado el carácter cosmológico de la narrativa liberal.

En estos momentos la línea argumental de Barreda revela la fuerza de su premisa mayor al introducir la coyuntura mexicana en un contexto más amplio que es ni más ni menos el porvenir de la humanidad. De esta manera persuade de la dimensión universal de la lucha mexicana por superar la etapa de crisis revolucionaria y de la invaluable actuación de la conducta de los patriotas republicanos mexicanos debido a la soledad de su lucha. Barreda expone que nadie les ayudó, ni siquiera los Estados Unidos y que éstos incluso dieron ayuda a los franceses. En este conflicto entre el retroceso europeo y la civilización americana; en esta lucha del principio monárquico contra el principio republicano, en este último esfuerzo del fanatismo contra la emancipación, los republicanos de México se encontraban solos contra el orbe entero.

Los Estados Unidos se vieron obligados en virtud de la guerra intestina que la devoraba, a mantenerse neutral y aun a prestar alguna vez, con mengua de su dignidad, servicios a esa misma invasión, que pretendía entrar por México a los Estados Unidos.

De esta manera, “la gloria de México ha sido todavía más esplendente. ¡Ni un solo sable del ejército americano se ha desnudado en favor de la república, ni un solo cañón de la Casa Blanca se ha disparado sobre el alcázar de Chapultepec! ¡Y sin embargo, el triunfo ha sido espléndido y completo! ¡Tres meses habían pasado apenas desde que los invasores abandonaron nuestro suelo, y nada existía ya de ese imperio, que había de extinguir la democracia en América!”

Barreda nos invita a valorar un hecho decisivo: Estados Unidos fue el aliado que finalmente despertó. “Una voz se levantó entonces en favor de México, voz poderosa y largo tiempo esperada; pero que se había tenido la dignidad de no querer mendigar, el águila del Norte despertó en fin de su letargo. Los Estados Unidos pidieron cuenta a la Francia de este atentado contra las leyes de la civilización y de la humanidad, intimándole, en nombre de su propia dignidad que hiciese cesar tan espantosa carnicería […] las contestaciones entre Francia y los Estados Unidos se cruzaban sin cesar; las de éstos cada día más apremiantes; las de aquélla cada vez más flojas y plagadas de contradicciones e inconsecuencias”. Barreda señala que esta participación de los Estados Unidos, aun cuando se produjo tardíamente, influyó para que se alteraran los objetivos de la empresa francesa.

El 5 de mayo fue el servicio que México brindó a las repúblicas, el símbolo que México dejó al mundo.

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