Un buen muchacho

El mensaje político de presidente fue tan fino como contundente para el gobernado de Puebla: no vayas a perder mi confianza Salomón, eres buen muchacho. Porque, qué más que un buen muchacho, lleno de felicidad cuando munícipe abrazando a Martha Erika puede ser Salomón en el mar de los grandes tiburones de la política. Ingenuo, no creo. Con una confianza que estaba a punto de perder, y qué confianza, sí. Porque planeaba sostener a Ardelio en el cargo. ¿Cómo lo sé? La razón está a la vista: en la mañanera de ayer 3 de julio de 2003 nos enteramos de un hecho que nos dejó boquiabiertos aunque haya pasado desapercibido: que el presidente Andres Manuel López Obrador había mandado desde hace ¡una semana! una semblanza a Salomón respecto de Ardelio Vargas. Y le valió.

Puntualizó el presidente “no nos han contestado”.

La política como casino

Si una observación directa del presidente no la atiendes por lo menos, al día siguiente, por lo menos, contestandola, es evidente que se lanza un barco pirata lejos de las indicaciones oficiales. ¿Por qué? Porque los personajes oscuros ahora le apuestan a su ser legión, estar aquí, allá, a ser tantos que en el río revuelto puedan algunos pasar como si nada. Saben que el Presidente es tan solo un ser humano pero uno muy especial: respetuoso de la autonomía de los estados. “¿Qué va a hacer el presidente si no lo pelamos”, habrán acaso pensado, “¿va a quitarme de gobernador?” Saben bien que no es el estilo del Presidente. Y se animan a jugar con eso en el casino que ellos entienden por política. Se arriesgan. Preguntemonos seriamente porqué Salomón llamó a Ardelio Vargas a ocupar la Subsecretaría de Gobernación con el beneplácito de todas las fuerzas políticas, intelectuales —porque ni un intelectual ni académico dijeron pío— cercanas a él o enamoradas del poder.

¿A caso se preparaba Salomón contratando a este personaje para una agenda represiva, de guerra sucia, de control y sometimiento? Evidentemente. Y es que Salomón, el gobernador de Puebla no electo por nadie, no puede de ninguna forma poner sobre la mesa que le ampara la legitimidad, la popularidad o el aprecio de los poblanos. Menos ahora. No le venía mal un cancerbero de tales credenciales a alguien que no goza de ninguna legitimidad popular a pesar de sus influencias.

¿Entonces, porqué verdaderamente renunció Ardelio Vargas?

El periodista Hans Salazar lo dijo con claridad: la ciudadanía, simples ciudadanos son quienes desde el primer día impugnaron e inundaron las redes sociales virtuales de descontento. La ciudadanía que por todos los medios reaccionó con rechazo. Esto logró que todas, absolutamente todas las facciones, personas, medios, lograran sin premeditación ponerse deacuerdo, cosa rarísima, en que Ardelio Vargas es una afrenta a la nueva política mexicana.

Verdaderamente comprometidos

A la zaga del descontento popular, en términos mediáticos el primer rechazo contundente lo dio Alonso Aco aun un evento público. Se hizo eco de su protesta en medios. El periodista Martín Hernández Alcántara publicó la primer semblanza y horas después Gerardo Pérez publicaba lo que considero el texto más contundente sobre el pasado de Ardelio Vargas como represor de movimientos sociales y personaje cruel, despiadado, impune y relacionado con García Luna. A la zaga Meme Yamel dedicó una hora de su programa al asunto en una actitud francamente activista y ética  mas allá del simple periodismo, al mismo tiempo una carta de distintas organizaciones circuló por redes. Nadie esperaba que el tema saliera en la mañanera. Nadie. La agenda de protesta en Puebla creció, y esto es pertinente decirlo por aquellos que piensan que simplemente las cosas suceden en política por un señalamiento del presidente. No es así. No es tan simple. Lo que hay, esto es inédito y valioso, es una simbiosis entre voluntad popular y un poder ejecutivo sensible a la misma. Ignorar al pueblo y al presidente… vaya para eso hoy ya no le alcanza a nadie.

Salomón: Una disculpa que ofende más que el agravio

Más le hubiera valido al gobernador no electo de Puebla no publicar ese poema amoroso que pretende ser un tipo de ¿explicación? a ¿la gente? o una oda al represor. Pero para dimensionar el asunto hagamos un poco de historia. Érase una vez que Felipe IV, rey de España, retó a mi ancestro por línea paterna, el dramaturgo y poeta Francisco de Quevedo, a demostrarle que una disculpa pudiese ser peor que el agravio. El poeta se quedó pensando y el rey contento con haber puesto a tan agudo ingenio en tal aprieto, decidió dejar el recinto y al poeta solo con su meditación. La sonora nalgada que propinó el poeta al rey una vez que esté le había dado al espalda simbró el castillo y los nervios de los presentes. Aplanados los bisteces por el rotundo manotazo, el rey, rojo de furia se volteó y antes de poder decir ni pío, Quevedo le pidió disculpas: “Perdone usted Su Majestad, lo confundí con la Reina”.

Hay explicaciones que odenden más que el agravio. Acaso trémulo de miedo, o de admiración, vaya usted a saber, Salomón que de salomónico vemos no tiene nada, publica en sus redes no una explicación a los poblanos que le importamos menos que nada, sino un besamanos al represor. Mientas Obrador declara que “Nosotros no queremos nada que ver con esta gente”, Salomón declara “Reconozco en él a un poblano comprometido con su entorno y con su tiempo”.

¿Qué tiempos señor gobernador? ¿Con el periodo neoliberal, con Atenco y Oaxaca en 2006, con La Ley Bala, con Chalchihuapan, con la quema de tierras y casas de campesinos en la sierra norte, con un orden policial que la final de la refriega juntaba a mujeres y las obligaba a tener sexo, con un orden policial de un entorno y un tiempo con las manos manchadas de sangre de menores de edad, de aquella mujer profesora de primaria rural que una madrugada de junio de 2006 abortó en el zócalo de Oaxaca por los golpes recibidos por los granaderos?…

Sea como fuere, los “tiempos” gloriosos que Salomón tanto admira, los “entornos” que tanto encomia, han pasado, y lo que se puede definir como un poblano o una poblana comprometida con su tiempo y su entorno ha cambiado mucho: los poblanos en general, activistas como Alonso Aco, periodistas como Martín Hernández Alcántara, Gerardo Pérez, y miles de poblanos que inundaron las redes con su rechazo, reporteros como Hans Salazar, ojalá el gobernador no electo, son la verdadera y nueva definición de una persona comprometida con su entorno y con su tiempo.

Julio Broca

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