Editorial Ángulo 7
En este espacio vertirmos la opinión de nuestro medio, siempre con una visión contructiva Credito: Elaboración propia

Al rehabilitar obras construidas durante el morenovallismo, el gobierno de Sergio Salomón Céspedes Peregrina ha sostenido que, por encima de las diferencias políticas, su objetivo es beneficiar a la publación, pues esta pagó –y sigue pagando– dichos proyectos con sus impuestos.

El viernes pasado, más de uno se sorprendió cuando el mandatario morenista reconoció la “visión” que tuvo el exgobernador panista Rafael Moreno Valle para la creación del Parque de la Constancia, ubicado en el norte de la capital poblana.

“Sin duda quien tuvo la oportunidad de hacerlo tuvo una gran visión, un gran reconocimiento en su momento al gobernador Rafael Moreno Valle, pero es el dinero del pueblo. Por eso, yo quiero invitarlos a que hagamos de este un parque del pueblo (…) No podemos ser tan poquito responsables para impedir que nuestros hijos descubran el mundo en este parque. Así lo digo y asumo la responsabilidad de mis palabras”, expresó al inaugurar las obras de rehabilitación del Paseo de Gigantes, ubicado dentro de dicho parque.

Aunque impresionó el reconocimiento expreso al difunto exmandatario, hay que señalar que Céspedes no se aparta de la línea que ha seguido desde el inicio de su gobierno para “recuperar” infraestructura que se construyó durante el morenovallismo.

Desde esta perspectiva, ahora las obras deben estar al servicio del “pueblo”, sin utilizarlas para promoción de aspiraciones personales, y hay que hacer a un lado la práctica política de abandonar o destruir lo que hizo el adversario cuando estuvo en el poder.

Así lo ha planteado también, por ejemplo, al proyectar la rehabilitación de Tren Turístico Puebla-Cholula y la Estrella de Puebla, obras que desataron polémicas y críticas a los de Moreno Valle por el alto costo que significaron el erario, que fue de mil 100 millones y 400 millones de pesos, respectivamente.

Ni el gobierno del difunto exgobernador panista ni el de Antonio Gali Fayad, su sucesor, consiguieron convertirlos en atractivos turísticos rentables y, ahora, permanecen fuera de servicio.

Por otra parte, el proyecto para construir la Línea 4 de la RUTA, con una inversión de mil 450 millones de pesos para conectar a los seis principales municipios de la zona metropolitana, es el caso más importante de recuperación y continuidad de una obra iniciada durante el morenovallismo y que se ha vuelto clave en la movilidad de más de 7 millones de personas cada mes.

No hay que olvidar también que la administración de Céspedes Peregrina también le da uso a las instalaciones del CIS de Angelópolis y al Museo Barroco, dos obras morenovallistas por las que los poblanos tienen por pagar una deuda de 2 mil 049 millones de pesos, según datos de marzo pasado.

Hay que recordar que el difunto gobernador Miguel Barbosa Huerta también insistió en darle a las obras morenovallistas un uso enfocado en la gente y controlar la deuda que dejaron, pese a la pugna que sostuvo con Moreno Valle y su grupo.

Desde la perspectiva de los ciudadanos, la política de rehabilitar y mantener las obras de pasadas administraciones es, en última instancia, la más útil. Y es que, más que entrar en confrontaciones políticas que las dejen inservibles y abandonadas, les interesa recuperar inversiones pagadas con su impuestos beneficiándose de los resultados.

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