En cuanto a llegar al poder, baste recordar cuántos lo han alcanzado para el mal y cuántos lo han tenido para hacer nada. Lo importante no es el poder, sino aquello para lo cual debe servir el poder.

Manuel Gómez Morin

En estos últimos días han sucedido importantes acontecimientos en la vida política del país; en ellos es claro ver que el partido en el poder ha sido protagonista de derrotas trascendentes, con daños colaterales para las y los ciudadanos. En la revocación de mandato se perdieron recursos que bien pudieron ser aplicados a necesidades urgentes, se debilitó el sistema democrático del país en el rechazo de la Reforma Eléctrica, que sólo se alcanzó a detener la catástrofe energética, pero no hay mejoría aún para ese sector.

Me refiero a que el pasado 10 de abril vivimos en México la consulta para la revocación de mandato, este ejercicio, que de fondo y trascendencia no tuvo nada salvo la desgracia del derroche de cientos de millones de pesos. Este proceso se vio plagado de irregularidadesviolaciones constantes a la ley y prácticas antidemocráticas, orquestadas por el mismo poder en turno.

¿Para qué se empeñaron en un proceso que ellos mismos llenarían de irregularidades? Lo cierto es que lo que quedó claro fue que la caída en la preferencia electoral del partido del Presidente quedó evidenciada, Morena a pesar de “echar toda la maquinaria” no pudo refrendar el número de votos que lo llevó al poder.

Además de eso quedaron de manifiesto sus rencillas internas, sus fobias a la competencia electoral seria y regulada por un instituto ciudadano como lo es el INE; además, dejaron ver su rostro antidemocrático, represor y chantajista al orillar a sus propios simpatizantes a participar bajo prácticas que ya habían sido superadas.

El Presidente perdió. Quienes antes habían votado por él por convicción le dieron la espalda, pues en su mayoría acudieron a las urnas quienes fueron amenazados o por un interés económico de por medio.

Así fuimos testigos de una participación vergonzosa, que contrastó con el gasto al erario que representó. Dirigentes y voceros se apresuraron a culpar a INE, a la oposición y un largo etcétera; el golpe brutal fue dado, ellos lo saben y también sus disminuidos seguidores.

Luego vino el tiempo de la votación de la Reforma Eléctrica en la Cámara de Diputados. La fecha fue aplazada en un intento desesperado por cooptar los votos que necesitaban. La discusión llegó el domingo pasado; poco a poco la oposición fue desenmascarando al régimen, la incongruencia de sus posturas, su falsa preocupación por el medio ambiente, su nulo compromiso con las energías limpias, a pedazos se cayeron sus débiles argumentos que intentaban sostener la iniciativa presidencial.

La votación fue implacable. Otra vez quien ocupa la silla presidencial perdió, sus pregoneros salieron a tirar culpas contra la oposición, nada les quitó la terrible derrota.

Se van quedando solos, sin “voto switcher”, como se conoce al ciudadano que vota de acuerdo a la opción que le parece mejor al momento. Perdió también voto duro, quien se horrorizó ante las prácticas sucias de quienes le prometieron ser diferentes. Perdieron también, aliados políticos, porque perdieron la mayoría calificada en la Cámara de Diputados.

Y aunque algunos tratan desesperadamente de interpretar estas derrotas como cálculos estratégicos, no logran convencer a nadie más que a sus jefes y financiadores. La curva del poder le ha llegado a Morena. Es imperante construir una opción de gobierno como alternativa en el 2024; es momento de entender que la oposición no logrará el triunfo gracias a las derrotas del poder en turno, el triunfo de la oposición llegará si por sí misma convence y gana confianza, de esa manera ganaremos todos gobierno y ciudadanía sin daños colaterales.

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Miembro activo del PAN desde 1988, miembro del CEN, consejero Nacional y Estatal; expresidente Estatal del PAN Puebla 2006-2009 y 2012-2015; licenciado en Administración de Empresas; diputado local 2005...