Primera parte

El intento de golpe de Estado contra Juárez

En esta ocasión nos ocuparemos de dos manifestaciones en contra de Juárez. La primera es la Carta Pastoral del Episcopado Mexicano “Manifestación de los obispos en defensa del Clero y de la doctrina católica con ocasión del Manifiesto y Decretos expedidos por Juárez en Veracruz” del 30 de agosto de 1859 es. La segunda del 7 de septiembre de 1861 cuando un grupo de 51 diputados pide la renuncia a Juárez como Presidente Constitucional.

Tanto la Carta Pastoral como la solicitud de renuncia se dieron a conocer en el contexto de promulgación de la Ley de suspensión de pagos de México el 17 de julio de 1861 y en pleno ambiente de guerra por todos lados. Guerra de secesión en los Estados Unidos (1861-1865), intento de invasión por parte de España, Inglaterra y Francia, guerra de intervención para preparar la llegada de Maximiliano a México y fundar el II Imperio Mexicano (1862-1867) y guerra civil -enfrentamiento entre republicanos y monarquistas, entre liberales y absolutistas, y entre facciones liberales-. Con los actores en lucha, mexicanos, estadunidenses y europeos, el mundo Atlántico mostraba cuan estrechas eran sus relaciones. En conjunción a lo anterior se dio la presidencia itinerante de Juárez (31 de mayo de 1863- 5 de julio de 1867). Pese a todo esto Juárez funda exitosamente -en 1867- la vigente República Mexicana.

La Carta Pastoral

1) El Episcopado Mexicano publica una Carta Pastoral “Manifestación de los obispos en defensa del Clero y de la doctrina católica con ocasión del Manifiesto y Decretos expedidos por Juárez en Veracruz” de fecha 30 de agosto de 1859. En este documento dirigido “a todo el mundo católico” y firmado por “Don Lázaro de la Garza y Ballesteros, arzobispo de México; Licenciado Clemente de Jesús Munguía, obispo de Michoacán; Doctor Don Francisco de Paula Verea, obispo de Linares; Doctor Don Pedro Espinosa, obispo de Guadalajara; Doctor Don Pedro Barajas, obispo del Potosí, y Doctor Don Francisco Serrano como Representante de la Mitra de Puebla” recriminan al “Señor Juárez” los decretos de 12, 13 y 23 de julio que “ha llevado hasta sus últimos extremos la sistemada (sic) persecución a la Iglesia”. Los firmantes se quejan de “la exaltación demagógica e impía”, que ha hecho del clero mexicano “la primera causa de todos los males que pesan sobre México, como el enemigo constante de la civilización y del progreso, como el partidario instituido del depotismo y de la Tiranía, como el aliado nato del ejército contra las instituciones políticas y libertades públicas.” Los firmantes justifican su escrito como oposición “a la propaganda cismática” y que “libre de pasión” y “sana crítica” los sucesos que definen el conflicto de la Iglesia con el Estado han definido, “primero, que la Iglesia  no ha hecho nunca oposición a ningún gobierno sino en clase de defensa canónica y cuando ha sido provocada por leyes y medidas que atacan o su institución o su doctrina o sus derechos; segundo, que siempre se ha defendido exclusivamente con sus armas, que son las espirituales; y por último, que aun esto lo ha hecho con suma prudencia y caridad heroica.”

La solicitud de renuncia a Juárez

2) El antijuarismo presente entre distintas facciones liberales como los “orteguistas”, los “dobladistas” y los jóvenes abogados fogosos, expresado de manera concertada por un grupo de 51 diputados que pidieron su renuncia como Presidente Constitucional el 7 de septiembre de 1861. En respuesta el mismo día otros diputados dan su apoyo a Juárez y entre éstos está Porfirio Díaz.

La historia de la solicitud de renuncia comienza el día 15 de julio en sesión secreta extraordinaria, tuvo lugar el dictamen de las comisiones unidas de Hacienda y Crédito Público, en relación a la iniciativa del gobierno de percibir todo el producto líquido de las rentas federales. El 16 de julio las sesiones secretas extraordinarias continuaron y en ellas se aprobaron dos propuestas: primero, el Gobierno de la Unión recibiría todo el producto líquido de las rentas federales y se suspenderían los pagos de la deuda externa por el término de dos años; segundo, cada 15 días las aduanas marítimas y oficinas recaudadoras de las rentas federales, tendrían que remitir su estado de ingresos y egresos a la Tesorería General.

Pese a los esfuerzos realizados, la firma oficial del decreto de suspensión del día 17 de julio de 1861, aceleró la intervención extranjera. No pasaron más de tres meses de la expedición de aquel decreto, cuando el 7 de septiembre, un grupo de diputados en nombre de supremas necesidades y de la salvación de los principios políticos liberales que profesaban, le pidieron al Ejecutivo su renuncia temporal o absoluta. Entre los solicitantes figuraban Ignacio Manuel Altamirano, Pantaleón Tovar, Manuel Romero Rubio, Justino Fernández, Vicente Riva Palacio.

¿Cuál era la esencia de aquella protesta? Ante todo, la redefinición de las relaciones políticas entre Juárez y los Estados de la República. Pues entonces la facción antijuarista descubrió que en México no existía la unidad federativa que el sistema republicano exige, como tampoco la unidad nacional: “Vemos en la situación actual un elemento mayor que otro alguno de desorganización en la rotura casi absoluta de los lazos federativos […] Falta pues, la unidad federativa y con ella faltará dentro de poco la unidad nacional”. Y los solicitantes argumentan de manera categórica que el gobierno ha perdido su legitimidad:

Creemos que para consumar una gran revolución no son bastantes los títulos legales, es necesario el tacto político; creemos que para mandar a un pueblo que tiene la conciencia de su fuerza no alcanza la coacción de la ley y que, en los países que han aspirado ya las auras de la libertad, el único Gobierno posible es el basado sobre el prestigio y el amor de los pueblos, prestigio y amor que desgraciadamente a perdido de todo punto el actual personal de la administración.

En este mismo año las elecciones favorecieron a Juárez por 5,282 votos, pero Vicente Riva Palacio, electo diputado al Congreso de la Unión, argumentó que como el total de electores era de 15 mil, Juárez no logró la mayoría absoluta y por lo tanto la decisión la tendría el Congreso. A pesar de ello 61 diputados votaron por Juárez y 55 por González Ortega.

De acuerdo con Justo Sierra atrás del movimiento contra Juárez estaban González Ortega, Doblado, Vidaurri y Comonfort; el primero era un exaltado, el último un moderado; entre estos dos colores se distribuían todos los matices de los enemigos políticos de Juárez -no hablamos de los religiosos-; “constituían una suerte de grupo girondino, pero no con un programa de doctrinas, sino una aversión personal.”

A continuación, la liga donde puede leerse la solicitud de renuncia de 51 diputados a Juárez como Presidente Constitucional, 7 de septiembre de 1861

 https://mexicoelarboldelosmilfrutos.blogspot.com/2022/03/solicitud-de-renuncia-de-51-diputados.html

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