Era una noche solo iluminada por la timidez de la luna. El silencio solo roto por las resonancias de las antorchas y el sonido de los pasos de doce hombres. Uno de ellos llamado Jesús se encaminó hacia el monte de los Olivos rodeado por los soldados enviados por Pilatos para cumplir con la orden dada. Detrás de Jesús iban sus discípulos. Llegado al lugar elegido les pidió que oraran mientras él se retiraba murmurando «Padre, si quieres, aleja de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Al regresar con el grupo y cuando les dirigía la palabra, llegó una multitud encabezada por Judas. Éste se acercó a Jesús para besarlo, pero ante su titubeo fue Jesús quien le besó. Judas fue aprendido y lo que siguió es por todos conocido. Esa noche no hubo suicidio alguno.

[email protected]

cel: 2223703233

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

incendios forestales