El siguiente diálogo fue construido a partir de lo expuesto en las mañaneras del 17 y 18 de noviembre de 2022 y está dividido en cuatro partes. En el diálogo participan Andrés Manuel López Obrador (AMLO), Héctor Aguilar Camín (HAC) y Enrique Krauze (EK).

Tema: el poder absoluto individual o colectivo, enemigos de la democracia.

EK: Hoy, 13 de junio (de 2018), a 18 días de las elecciones, permítanme compartir con ustedes una reflexión sobre el poder absoluto. El poder absoluto en manos de una persona ha dejado una estela de destrucción a lo largo de la historia, los ejemplos abundan: en el siglo XX en Europa y Asia el poder absoluto recayó en manos de líderes de derecha e izquierda, fascistas o comunistas que destruyeron a sus países y provocaron la muerte de decenas de millones de personas. En el siglo XX en América Latina el poder absoluto en manos de líderes de derecha e izquierda, militares genocidas o dictadores revolucionarios, sofocó las libertades y provocó hambre, desolación y muerte. En el siglo XX en México el poder absoluto de los presidentes, todos del partido oficial, tenía al menos el límite de la no reelección y, sin embargo, el poder absoluto hizo mucho daño. Basta recordar la matanza de Tlatelolco ordenada por Díaz Ordaz, la represión del diario Excélsior, ordenada por Luis Echeverría, la quiebra del país causada por la administración de López Portillo y la corrupción impune en tiempos de Salinas. Desde 1997, año en que el PRI perdió la mayoría en la Cámara de Diputados, ningún presidente ha tenido poder absoluto en el Congreso, ni Zedillo, ni Fox, ni Calderón, ni Peña Nieto. Elección tras elección, en el año 2000, 2006 y 2012, se ha elegido presidente de un partido y a los diputados y senadores de otro. Esta votación dividida ha dado continuidad a la democracia y ha preservado las libertades, sobre todo la libertad de expresión. Por eso, para seguir construyendo nuestra democracia y preservar nuestras libertades, pienso que es muy importante que en las próximas elecciones dividamos nuevamente nuestro voto. Y por eso me permito dar libremente mi opinión. Votemos por el candidato presidencial que nos convenza, pero cuidemos que el próximo presidente no tenga la mayoría del Congreso. El Congreso es el principal dique de contención para limitar el poder absoluto de un presidente. El Congreso debe ser plural, el Congreso no debe ser, como en el siglo XX, un órgano servil del presidente. México no debe volver a ser el país de un solo hombre. A México lo construimos todos, México somos todos. Evitemos la concentración de poder absoluto en manos de una persona, dividamos nuestro voto, digamos: no, hoy y siempre, al poder absoluto.

AMLO: El diálogo es muy importante. Yo lo que planteo, por experiencia y pensando en el país y en lo que están haciendo los oligarcas en el mundo para limitar la democracia, yo lo que recomiendo es que no se esté pensando nada más en ganar la Presidencia. Porque así está el modelo durante el periodo neoliberal, esto no fue espontáneo. Buscaron atar a dirigentes que significaban la posibilidad de un cambio para los pueblos en contra de los intereses de las minorías, dejar bien amarrados los cambios de las privatizaciones de bienes nacionales, hasta con despachos del extranjero, como lo hicieron con la reforma energética aquí. Pero con esas reformas llamadas estructurales, además de los artículos de la Constitución, los transitorios son otra Constitución. No dejaron nada a las leyes secundarias porque para la reforma a la Constitución se requiere de dos terceras partes, la reforma a las leyes es la mitad más uno. Ni modo que esto fue casual. ¿Qué es lo que yo planteo para México? ¿Qué hubiese sucedido si ganamos la Presidencia y no tenemos la mayoría o cualquier presidente? ¿Qué pasa? No hace nada, se paraliza por completo el país, y mucho menos si se trata de hacer cambios. Antier hablé con el presidente Lagos, de Chile, expresidente, me decía que después que se restablece la democracia en Chile, que ya no está Pinochet, para llegar a un acuerdo se le permite al conservadurismo de Chile, encabezado por Pinochet, que tengan una especie de senadores especiales. ¿Cómo se le llamaba a eso? Hubo en la época de Santa Anna aquí, de personajes del conservadurismo con privilegios con facultad de veto. Entonces, dicen, se acordaba en la Cámara de Diputados: ’Vamos a apoyar a los ancianos de Chile’, y decían todos: ‘Sí, como no’. Pasaba la iniciativa —sí, es como un consejo supremo conservador, algo así— y ahí veto. Y sí, bueno, ya había regresado Chile a la democracia, pero el control lo seguía manteniendo la derecha. Es a lo que me refiero cuando hablo de Pinochet o la política de Pinochet sin Pinochet, o la política de Franco sin Franco en España, que es lo que quieren aquí Krauze y Aguilar. Entonces, ‘a ver, vamos a quitarle —dice Aguilar— el Congreso’. Imagínense si el presidente no tiene mayoría en la Cámara de Diputados, porque ahí sí no se requieren dos terceras partes, sino mayoría simple para la aprobación del presupuesto, no tiene mayoría el presidente. ¿Cómo logra la mayoría? ¿Cómo era antes? ¿Cómo le hacía Carstens en la época de Calderón? Tres años aprobación del presupuesto por unanimidad. Pero, ¿qué pasaba? Había moches, compraban a los legisladores, porque les daban oficio de autorización para hacer obras, tres ramos del presupuesto: deporte, cultura y reparación de banquetas y calles para los diputados. Una eminencia política Carstens. Entonces, un presidente no podría tener programa de apoyo a adultos mayores, de apoyo a becarios. Bueno, no estoy hablando al tanteo, cuando presentamos la iniciativa para que la pensión de adultos mayores se elevara a rango constitucional, los del PAN votaron en contra. ¿Ustedes creen que estos conservadores mantendrían los programas de apoyo a adultos mayores, las becas, la pensión para discapacitados? Entonces, para transformar se requiere no sólo votar por el presidente, del partido que sea. Si se le va a dar el apoyo, pues que sea completo porque, si no, va a estar de florero, de adorno, de pelele, de títere. Nada más por la parafernalia del poder, ‘ciudadano presidente, señor presidente’, porque así lo quieren, así los tenían y así quisieran que fueran los presidentes, sus empleados, y el presidente de México sólo debe de tener como amo al pueblo, solamente al pueblo. Entonces, eso fue lo que planteé, dije: Si van a votar, pues no estén pensando, a ver, para presidente… Porque, ¿cuál es la campaña de ellos? ‘No le des tanto poder al presidente porque se va a volver dictador.’ ¡Ay nanita! ¿Cómo se vuelve dictador un presidente en estas condiciones, con esta nueva realidad, si no hay reelección que ellos promovieron? Ustedes saben que pueden elegirse los diputados por un periodo, y vuelven y se pueden reelegir. ¿Quién aprobó esa reforma? El conservadurismo. Y estuvieron a punto, Salinas acarició la idea, quiso convertirse en jefe máximo, nada más que todo le salió mal, empezando porque se le rebeló —él dice que lo traicionó— Zedillo. Pero sí estaban pensando en eso, porque sí tienen ese pensamiento, no tienen verdadera vocación democrática. Entonces, no hay reelección y no va a haber, porque eso es parte de nuestra historia, de la historia que ellos querían ya borrar, por eso hablaban del fin de la historia. Pero, cómo vamos a hacer a un lado el lema maderista ‘sufragio efectivo, no reelección’, si costó un millón de vidas. Y no fue hace siglos, apenas hace un siglo, un poco más de 100 años, acaba de pasar. Eso, primero. Segundo, ¿qué, ya no está la revocación de mandato? Si se deben de preocupar todos por eso, porque a los tres años, hay un presidente, presidenta, que se olvida del pueblo, que actúa de manera arbitraria, levita, que no resiste las tentaciones del poder porque no tiene ideales, porque no tiene principios, porque no le tiene amor al pueblo, pues existe el mecanismo para quitarla, quitarlo a los tres años. ¿No sirvió?, vámonos, consulta: ¿quieres que siga o que cambiemos? Eso ya está en la Constitución y estoy seguro que se va a aplicar algún día. Otra cosa que también no se sabe mucho, pero ya el presidente no tiene fueros como era antes, yo ya puedo ser juzgado por cualquier delito como cualquier ciudadano.

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