Durante el proceso llamado Cuarta Transformación el Ejecutivo Federal ha insistido que en la lucha ideológica entre liberales y conservadores no existen contradicciones irresolubles sino diferencias relativas a actitudes, tres diferentes concepciones: la primera sobre la deseabilidad de cambiar o mantener el statu quo social y sobre la dirección que deben tomar esos cambios y los medios para efectuar dichos cambios; finalmente sobre las diferentes orientaciones temporales.

Los términos “conservador”, y “liberal” representan cuatro diferencias básicas. Diferentes actitudes con respecto a la visión de la sociedad; diferentes concepciones de la deseabilidad de mantener o cambiar el statu quo social; diferentes concepciones de la dirección que deben tomar los cambios en el y de los medios para efectuar tales cambios; y, finalmente, diferentes orientaciones temporales (una orientación hacia el pasado, el presente o el futuro como repositorio de un paradigma de la forma “ideal” de la sociedad).

Las ideologías liberales y conservadoras son ideologías con “responsabilidad cognoscitiva” ya que se apoyan en sistemas filosóficos comprometidos con la defensa racional de su hipótesis del mundo.

Tanto el liberalismo como el conservadurismo reconocen la inevitabilidad del cambio social pero presentan opiniones diferentes sobre dos aspectos su deseabilidad y sobre su ritmo de cambio óptimo.

Problema de la deseabilidad del cambio social:

Los conservadores son los que más desconfían de las transformaciones programáticas del statu quo social. Tienden a ver el cambio social a través de la analogía de gradaciones de tipo vegetal. La estructura fundamental de la sociedad es considerada como sólida, y hay algún cambio que aparece como inevitable, pero se considera que el cambio mismo es más eficaz cuando cambian partes particulares de la totalidad, antes que relaciones estructurales.

Los liberales desconfían menos del cambio en general y en consecuencia son más o menos optimistas acerca de las perspectivas de transformaciones rápidas del orden social. Tienden a ver el cambio a través de la analogía de ajustes, de “afinaciones” de un mecanismo. La estructura fundamental de la sociedad es considerada como sólida, y hay algún cambio que aparece como inevitable, pero se considera que el cambio mismo es más eficaz cuando cambian partes particulares de la totalidad, antes que relaciones estructurales.

Problema del ritmo del cambio social.

Los conservadores insisten en un ritmo “natural” mientras que los liberales apoyan el ritmo llamado “social” del debate parlamentario, o de los procesos educativos y contiendas electorales entre partidos comprometidos a la observancia de leyes de gobierno establecidas.

Problema de las orientaciones temporales.

Los conservadores tienden a imaginar la evolución histórica como una elaboración progresiva de la estructura institucional que prevalece en el presente, estructura que consideran como una “utopía” -es decir la mejor sociedad a la que se puede aspirar por el momento es la vigente. Los liberales imaginan un momento en el futuro en que esa estructura habrá de mejorarse, pero proyectan esa concisión posible hacia el futuro remoto, de manera que desalientan todo esfuerzo presente por realizarla precipitadamente, por medios “radicales”.

Problema de su congruencia o trascendencia social.

Los conservadores se esfuerzan en mantener los cambios que sean más congruente en el presente social, mientras los liberales reducen la congruencia con el presente social.

Problema de la forma de la evolución histórica como de la forma que debe adoptar el conocimiento histórico.
Los conservadores creen en la posibilidad de estudiar la historia “racional” y “científicamente”. En cuanto a su concepción de lo que podría ser un conocimiento distintivamente histórico requiere una fe en la “intuición” como base sobre la cual sería posible construir una presunta “ciencia” de la historia. Tiende a integrar sus varias intuiciones de los objetos del campo histórico en una visión general organicista del proceso entero.

Los liberales sostienen la posibilidad de estudiar la historia “racional” y “científicamente”. En cuanto a su concepción de lo que podría ser una historiografía racional y científica buscan las tendencias generales o la corriente principal del desarrollo.

Conclusión

Los términos “conservador”, y “liberal” durante el inicio del proceso llamada Cuarta Trasformación representan no contradicciones irresolubles sino diferencias relativas con respecto a actitudes con respecto a la visión de la sociedad, concepciones de la deseabilidad de mantener o cambiar el statu quo social, concepciones de la dirección que deben tomar los cambios en el y de los medios para efectuar tales cambios y diferentes orientaciones temporales.

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