Pareciera que en México la violencia es un gran negocio al menos para algunos, cuando para otros es la peor situación en materia económica.

Tal vez sea la efervescencia política, en donde grupos afines a corrientes opuestas al gobierno, pretendan dejar en mal a la administración pública.

Tal vez sea producto de años de desatención y no desarticulación de grupos delictivos.

Eso nunca, se los aseguro, nunca lo sabremos bien a bien, dado que lo que se oculta entre el gobierno y la delincuencia queda para la posteridad, como leyendas, mitos y una que otra realidad, que se sabe pasando algunos años, o quizá se inventen esas “realidades”.

Lo que hoy vivimos

Lo cierto es que la violencia generada y creciente, está reflejando ser un negocio lucrativo para algunos sectores del mercado nacional e internacional, razón por la cual, éste es un obstáculo más para lograr reducirla a los estándares mundiales en un país donde no hay guerra declarada.

Terror en casi todos los estados del país

En un país donde el periodismo de investigación científica es casi inexistente y la información del Estado es prohibida, lo que se logra son aproximaciones a la realidad con alto grado de error.

Se ha provocado un miedo permanente en la ciudadanía, por diversas razones, como dije antes; políticas sociales o por la misma precaria situación económica de algún gran segmento de la sociedad, que aprovecha la oportunidad de “emplearse” en sectores ilícitos.

Lo preocupante es que, en este país, en esta ciudad, como en otras, la delincuencia realiza actos que provocan terror en la población y mucho se apoyan en los medios de comunicación, que, sin tener culpa, deben mostrar a la ciudadanía la realidad mediante la reproducción de imágenes dirigidas a crear pánico.

La ciudadanía por temor es motivada a comprar cualquier medio de protección familiar, contratando los servicios de seguridad privados, incluso en muchos casos tratan de evitar a toda costa utilizar los servicios públicos de transporte, creando al fin un ambiente de terror generalizado, que evita cualquier manifestación crítica, puesto que en el imaginario social pareciera que el Estado está involucrado con este ambiente de inseguridad y terror.

No vale la pena dar números, pero si contamos los miles de muertes violentas en los últimos 6 años, estimando a cinco miembros por familia, estamos hablando de millones de personas afectadas en su economía, en su vida social y en su estado emocional. Es decir, un gran porcentaje de la población ha sufrido actos de violencia criminal.

El negocio de la violencia

Un tanto por la persistente pandemia, pero por la violencia también hemos visto cómo se han cerrado bastantes negocios de la pequeña y mediana empresa.

Pero curiosamente no vemos que cierren una funeraria, una venta de ataúdes; una empresa de seguros de vida; las empresas de seguridad privada, los negocios de alarmas y cámaras de seguridad, o un cementerio privado, y en el mercado negro continúa la venta de armas. Al contrario, estos negocios crecen como algas en aguas estancadas. Se cierran otros negocios para instalar, en su lugar, farmacias, funerarias y venta de ataúdes.

¿¡Cuál es el rumbo de la economía, tras la incontenible violencia?

Nadie tiene la verdad absoluta, sin embargo, ya se nota un severo impacto en la economía y el desarrollo debido a la inseguridad.

La falta de nueva inversión en un país, provoca que la base productiva no se expanda y por lo tanto no se generen empleos, pero, cuando la inversión no solo no llega, sino que sale del país, entonces provoca que la base productiva se contraiga, se genere desempleo y los salarios sean menos competitivos.

Para los grupos políticos lo que les interesa es el 2024, la ciudadanía puede vivir o morir sin razón, y ellos siguen con su falsa preocupación por el pueblo.

¿Acaso ya debemos acostumbrarnos?

Hasta hace algunos años, no mas de 10, en los diarios se reportaban muertos de diferentes maneras, y eran noticia, ahora la noticia seria que haya un día sin cadáveres en las ciudades.

¿Hasta cuando vivirán así los ciudadanos? Quienes, a pesar de ser el sustento de un gobierno, pareciera que no tienen más valor que la de los votos electorales y a veces ni eso.

¿Debemos ya tener estadísticas diarias como lo hacen en el reporte Covid?

¿O debemos tener en cuanta quien gana o quien pierde la batalla cada día, delincuentes contra policías?

O mejor dicho los buenos contra los malos.

No esperen cosas peores, creo que ya es hora de que con seriedad se tomen en cuenta las necesidades de los ciudadanos en cuanto a seguridad pública, a pesar de que la inseguridad de la mano con la violencia, sean un jugoso negocio para algunos.

¿No cree usted?

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