Hace 31 años nos enteramos, en las primeras horas de la madrugada, que el naciente consejo de investigación de la universidad había dictaminado que los maestros y maestras, abanderados por Alfonso Vélez Pliego, no tenían la calidad para constituirse en un instituto, a lo mucho en un centro.

En esa ocasión, escribí mi intervención ante el Consejo Universitario pues representaba a la Escuela de Filosofía y Letras. Hoy hago lo mismo para representar los intereses de una trabajadora administrativa del Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades que tuvo la “insolencia” de presentar una denuncia en contra del coordinador administrativo del Icsyh por discriminación y acoso laboral.

Ella lo hizo ante la defensoría de los derechos universitarios que primero propició un acuerdo de conciliación entre ella y el coordinador administrativo y después se declaró incompetente y turnó el caso a la oficina del abogado general, misma que inició una investigación administrativa. Así funcionan las cosas en la universidad: te quejas, pues te abro una investigación para rescindirte.

¿Cómo va a actuar nuestro consejo de unidad?

Según el artículo 153 del Estatuto Orgánico las autoridades colegiadas y personales son las únicas facultadas para aplicar sanciones conforme al procedimiento previsto en la legislación universitaria. Y el artículo 152 dice que en los casos que no tengan señalada expresamente una sanción se podrán imponer a las autoridades y funcionarios, las siguientes: amonestación verbal, amonestación por escrito, suspensión, remoción o en su caso, rescisión.

Estas normas indican las facultades del consejo de unidad y las sanciones que puede aplicar. Hoy está reunido para escuchar a la denunciante. Puede iniciar una investigación o tomar hoy mismo una decisión. Si decide iniciar una investigación, nombrará una comisión para tal efecto. Esta comisión entregará un dictamen y el consejo votará.

Pero lo que el consejo debería preguntarse es por qué están pasando estas cosas en el instituto. ¿Por qué el ambiente de trabajo se ha deteriorado tanto que una compañera, conociendo todos los peligros a que se expone, decide denunciar años de abuso y de discriminación?

Creo que la denuncia que presenta nuestra compañera debe ser tomada muy en serio por el consejo de unidad y éste debe hacer una investigación amplia de las condiciones de trabajo en las que nos desempeñamos y las condiciones de estudio de nuestras alumnas y alumnos. Si antes de la pandemia ya sufríamos la violencia del aparato burocrático, con la pandemia ésta se agudizó. La comunidad del instituto está rota y el consejo de unidad puede remendarla. No permitamos que el trato inhumano se enseñoree en el instituto. Preocupémonos por los problemas del otro para darle soluciones justas que privilegien la dignidad de las personas.

Esta es una obligación del propio consejo, cuyos integrantes juraron cumplir y hacer cumplir la legislación universitaria que justamente en el artículo 10 del Estatuto Orgánico señala “La comunidad universitaria gozará, en el desarrollo de sus actividades académicas y universitarias, del absoluto respeto de los derechos y libertades siguientes: I. Libertad de información, discusión y crítica. …IV. Condiciones de estudio y de trabajo que aseguren la adecuada realización de las tareas académicas de estudiantes, profesores e investigadores y las labores administrativas y técnicas de sus trabajadores.”

Al consejo de unidad acudimos los miembros del instituto porque creemos que cumplirá con su obligación y lo hará honestamente.

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