*Por: Dr. J. Alejandro Ortiz Cotte

La geopolítica es un término de uso reciente. Aunque su origen es del siglo XVII, será después de la II guerra mundial cuando tome una relevancia hasta nuestros días. Con este concepto se quiere indicar la estrategia global de un país para utilizar su geografía o su lugar en el mundo para fortalecer su dominio o ejercer su hegemonía. De esta manera, cada país determina sus movimientos estratégicos a nivel mundial en relación a otras naciones, potencias o fuerzas mundiales. En la práctica supone un posicionamiento territorial a través de procesos económicos y políticos nacionales e internacionales- de los países dominantes sobre los países subalternos en vías de ejercer y fortalecer su dominio sobre ellas y obtener sus recursos.

Con la geopolítica se analiza cuáles son los movimientos que están haciendo los países, orientados y empujados por los grandes capitales transnacionales, para obtener los recursos que les son necesarios para seguir mantener su dominio a nivel internacional. Por tanto, la geopolítica implica una serie de dinámicas, sociales, políticas, económicas y militares, que se entraman para lograr una posición estratégica favorable, o un ejercicio de poder territorial, alianzas propicias para fortalecer su influencia y hegemonía en una zona determinada. En concreto tenemos que conocer qué están haciendo las grandes potencias como Rusia, China, Estados Unidos para ejercer y mantener su influencia y dominio en el mundo. Implica también ubicar cómo los grandes milmillonarios y sus empresas transnacionales (que son otros actores geopolíticos) logran mantener sus productos y negocios con más ganancias cada vez. Ellos reconfiguran el mundo a partir de sus necesidades comerciales y no de las necesidades humanas. Por ejemplo, cuántas cosas podría haber hecho por el bien de la humanidad Elon Musk con los 44,000 millones de dólares con que compró Twitter.

Un ejemplo a nivel global puedes ayudarnos a comprender más. Desde la década de los setenta del siglo pasado (1970s) la energía fósil (gas, minerales, petróleo, etc.) era el centro económico del mundo. El petróleo se convirtió en el recurso más anhelado y peleado. La mayoría de la industria mundial requería el petróleo para elaborar productos y servicios. Las grandes industrias de hidro-carburos o petroleras dominaban el escenario global. Las empresas de automóviles, -que es uno de los mejores ejemplos de la industria fósil, por su necesidad de petróleo, pero también por sus altos grados de contaminación que genera-, tenían más riquezas que muchos países en desarrollo. Entonces el petróleo se volvió el recurso natural por excelencia, se le llamó desde entonces el oro negro.

Por ello que Estados unidos planteó una estrategia geopolítica, desde la década de los 70s, para dominar el abasto y la distribución del oro negro y otros recursos como el gas y ciertos minerales. Implicó nuevas relaciones en América latina como con México (tiempos de López Portillo) y sobre todo con Venezuela (en los años noventa éste el motivo por el cual toleraba a Hugo Chávez). Y de manera central logró controlar el medio oriente, ya que es la zona con más petróleo en todo el Mundo.  Recordemos que ya sea con guerras cruentas e inhumanas como la de Irak o con alianzas como con la de los Emiratos Árabes, Estados Unidos domino Palestina ahora Israel, Irán, Irak, Siria, Afganistán. Emiratos, etc. Ahora sus empresas transnacionales controlan y administran la zona. Esto implicó para Estados Unidos una política internacional militar, un dispendio enorme en el gasto militar invirtiendo miles de millones de dólares para controlar la zona. Esto es geopolítica.

La mala noticia es que los recursos fósiles (petróleo, gas, etc.) se están acabando, por tanto, estamos viviendo una mutación de enormes proporciones del capitalismo industrial o fósil al capitalismo verde. Lo que debemos decir que en esta transición quién está pagando las consecuencias son las comunidades donde todavía hay estos recursos ya que sus tierras son fuertemente anheladas por empresas y particulares extractivistas, que con apoyos gubernamentales y con alianzas de bandas criminales despojan de sus recursos a las comunidades, asesinan a sus defensores y defensoras de la Tierra y generan dinámicas muy violentas que hacen que la gente se desplace hacia otros lugares. Esto se llama Capitalismo extractivista muy apoyado en los gobiernos priístas y panistas anteriores.  A nivel mundial, Rusia crea una guerra estratégica con Ucrania para no perder fronteras y sus canales de distribución de Gas para seguir manteniendo su monopolio de recursos fósiles en Europa. De la misma manera Europa no dice ni hace nada en esta guerra, ya que depende totalmente de Rusia para no morir congelados en invierno.

En cuanto al capitalismo verde que está naciendo, se debe decir que no es verde, pero si es capitalismo. Esto significa que no nace de la preocupación ambiental realmente, aunque en discursos políticos se defienda rabiosamente esta preocupación medio ambiental. Sino que en realidad es un nuevo posicionamiento tanto en la práctica como en el discurso de las nuevas transnacionales mundiales para controlar los nuevos recursos limpios o verdes. Estos recursos generarán las nuevas guerras como está sucediendo, las nuevas agendas políticas y los nuevos conflictos. Lo que vimos penosamente en la discusión de la reforma eléctrica en nuestro país ejemplifica esto. La verdadera batalla fue quién controlará la energía en nuestro país en los próximos años y quién sufrirá sus consecuencias.

*Doctor en Educación por la Universidad Iberoamericana Puebla. Maestro en Teología y Mundo contemporáneo por la Universidad Iberoamericana Ciudad de México y Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Es miembro de Amerindia Continental (asociación de teólogos y científicos sociales a favor de la teología latinoamericana), del grupo latinoamericano de ASETT-EATWOT (Asociación de Teólogos y Teólogas del Tercer Mundo) así como del Grupo Latinoamericano del Proyecto Internacional sobre la Recepción del Vaticano II en el Mundo. Desde hace 14 años trabaja en la Universidad Iberoamericana Puebla, actualmente es el coordinador del Área del Servicio Social.

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