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¿Qué fue del Banco del Bienestar? // Joya social: itamitas al abordaje

Carlos Fernández Vega en su columna México SA, publicada en La Jornada, indica que parece que en el Banco del Bienestar se tomaron muy en serio –sólo para algunas cosas, desde luego– la Ley Federal de Austeridad Republicana, porque en su nombre, y desde que a la dirección general arribó la abogada itamita Diana Álvarez Maury –sin experiencia alguna en cuestiones bancarias ni financieras–, ha dado de baja a más de 500 trabajadores, con buena parte de la plantilla directiva en primer lugar, a quien, sin más, despidió sin respetar sus derechos laborales, sin considerar que sus contrataciones fueron autorizadas por el respectivo consejo de administración, que preside el secretario de Hacienda, Arturo Herrera.

¿Por qué Álvarez Maury –también licenciada en semiología y, antes de ocupar su actual posición, consultora de una preparatoria– arrasó con los ejecutivos de primera línea? (aquellos que transformaron al Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros, Bansefi, en el Banco del Bienestar). Bueno, se le hizo fácil proceder en tal sentido para así poder cubrir mayoritariamente las plazas vacantes con egresados del ITAM, al tiempo que, ilegalmente, decidió ahorrarse las liquidaciones correspondientes. A la calle y a quejarse a su casa, porque los que causaron baja ni siquiera fueron notificados oficialmente. Los afectados se enteraron por la vía de los hechos.

¿Qué hace una abogada del ITAM, ex consejera de Santiago Creel en el IFE (ahora INE) y consultora y comunicadora certificada en semiología de la vida cotidiana al frente de una institución social como el Banco del Bienestar? Quién sabe, porque la misma pregunta se hicieron –sin obtener respuesta– en la Secretaría de Gobernación cuando, padrino de por medio, fue designada como subsecretaria de Desarrollo Democrático, Participación Social y Asuntos Religiosos.

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La charlotada de Onésimo

Julio Hernández López en su columna Astillero, publicada en La Jornada de San Luis, indica que aficionado a las corridas de toros e incluso empresario promotor de ellas, Onésimo Cepeda Silva jugó al engaño de “aceptar” por unas horas ser candidato a diputado local por uno de los distritos de Ecatepec, Estado de México, donde fue obispo durante casi diecisiete años.

El partido que lo acogería, y que quedó en evidencia de oportunismo fallido (pues anoche mismo se difundió la decisión del clérigo de declinar a la tentación partidista), es Fuerza por México, cuyo dirigente-propietario es Pedro Haces Barba, expriista converso al morenismo, sindicalista de viejo cuño ahora apoyado políticamente por el presidente López Obrador y ocupante durante unos meses de una senaduría desde la cual dijo: “Como senador seguiré defendiendo la fiesta brava, porque me considero antes taurino que político. Ya basta de ataques de gente ignorante que no conoce lo que es la fiesta brava’” (https://bit.ly/2Q3H9be ).

La devoción a la tauromaquia es solamente uno de los apegos del clérigo Onésimo a lo mundano y sus presuntos placeres. Ha generado escándalo en muchas de sus facetas, sobre todo en cuanto a su relación licenciosa con los poderes político y económico del pasado reciente, es decir, en las etapas de lo que ahora llaman “prianismo”.

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La columna Frentes Políticos, publicada en Excélsior, indica que 1. Bocafloja. Fugaz será su paso por la política este 2021 si a Alfredo Adame su partido lo baja de la contienda, como piden los militantes, tras difundirse un audio en el que habla de cómo se quedaría con 25 millones de pesos de 40 que le otorgará el instituto político. El candidato a diputado por Tlalpan con Redes Sociales Progresistas no ha desmentido el material, donde argumenta que “así son los negocios”. Y entre otras finuras, revela que le cargarían la mano a la actual alcaldesa de Tlalpan, Patricia Aceves. Se pensó muy listo aliándose con RSP, partido satélite morenista, y así asegurarse un hueso para el futuro. No le salió. Uno, no supera que Aceves, la doctora en historia y exrectora de la UAM-Xochimilco, le haya ganado la alcaldía en 2018, cuando él compitió por el Verde; y dos: que se vaya despidiendo de la política. De ésta no resurge. Otro que por la boca muere.

2. Desconfianza. Dice Marko Cortés, el líder nacional panista, en el arranque de campañas: “Inicia la lucha por defender a México, por dar la cara ante las graves crisis ocasionadas por Morena, para cuidar y proteger lo más importante para las familias mexicanas. ¡Vamos con todo por un mejor país, con verdaderos contrapesos y visión de futuro! México En Acción”. Así el nivel del político mexicano. Mediocre, sin aspiraciones, abogando al inconformismo social que ellos generaron. Los panistas, no hay duda, perdieron con Marko Cortés todo lo que habían ganado en el pasado, hoy simplemente el PAN se presenta con un discurso poco convincente de descalificaciones. ¿Y la labor para adherirse nuevos militantes y las fórmulas adhesivas para volver a unir a los panistas? Enlodando al de al lado no conseguirán mucho, por más que quieran salvar a México. Primero sálvense ustedes.

3. Contaminados. Estaría bien que, por fin, los morenistas hicieran caso a uno de sus tótems sagrados. Acaso el político con más experiencia en el partido les ha dicho ya en varias ocasiones que van por el camino equivocado, pero lo ignoran. El diputado Porfirio Muñoz Ledo urgió a sanitizar el proceso de selección de candidatos en Morena, que dejó al descubierto “profundas lacras en su dirigencia formal”. Publicó en sus redes sociales un documento enviado por militantes en el que se afirma que hubo comportamientos de “camarilla” en la selección. “El proceso interno despertó la indignación de las bases y pone en peligro su mayoría en el Congreso”, advirtió. Pedrada al líder nacional. Sóbese.

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