Ante la urbanización desmedida alrededor del cerro, que causa deterioro forestal y del manto acuífero, urge que los gobiernos implementen un plan de conservación y que diputados elaboren leyes enfocadas en la protección de reservas naturales, pues las campañas de reforestación llegan a ser inútiles.
Así lo plantearon Francisco Domínguez Hernández, profesor de ingeniería agroforestal en la UAP, y Juan Gustavo Juárez Lindoro, activista del colectivo Matlalcuéyetl Alseseca, quienes coincidieron en prever que, con los acciones gubernamentales y legislación actuales, continuará el deterioro de uno de los principales pulmones verdes de Puebla, pues son privilegia el desarrollo urbano sobre el sustentable.
En el estudio “Diagnóstico del arbolado de la Reserva Ecológica Cerro de Amalucan, ciudad de Puebla, México”, Juárez Lindoro observa que esta zona “está sujeta a una fuerte presión de uso urbano y habitacional por las cuatro posiciones”, lo cual va “disminuyendo el capital arbóreo de manera continua”.
También señala que, a diferencia de la mayoría de áreas naturales protegidas del país, el bosque “permanece sin un plan técnico de manejo y conservación desde hace varios años” y tampoco recibe incentivos o apoyo económico “para su manejo, conservación y protección de manera sostenible”.
Aunado a lo anterior, al hacer un inventario de los árboles que habita esta zona y observa una notable dominación de la especie Eucalyptussp, frecuentemente usada por la reforestación, con una presencia del 62 por ciento entre la masa total.
Esta situación deriva en que los árboles presenten deformaciones por la búsqueda de luz o queden debilitados por la falta de un abasto suficiente de agua y nutrientes minerales, ya que el eucalipto compite por estos.
Recreación y resguardo ante invasión
Como plan para contrarrestar estos efectos, el especialista propone acciones en cuatro áreas del cerro: reforestación de 20 hectáreas con brinzales del género Pinus, “ya que en esta etapa de desarrollo del árbol, éste es más adaptable a las condiciones ambientales del sitio final de plantación.
Establecer 75 hectáreas de Protección de la Reserva Ecológica, propensa a la invasión poblacional, pues así lo requiera la conservación de las especies nativas.
Asimismo, definir la zona de recreación en 40 hectáreas, con el objetivo de realizar actividades deportivas, recorridos ecológicos, ciclo vías y áreas de esparcimiento.
Leyes laxas permiten cambio de uso de suelo
Por su parte, Juárez Lindoro señaló que el problema de fondo para la conservación del cerro es que las leyes existentes son “laxas” para ir contra la deforestación y la urbanización, por lo que intereses privados ha logrado cambiar el uso de suelo durante más de 20 años.
Esto, contraviniendo los límites del decreto estatal del 8 de abril de 1994, publicado en el Periódico Oficial del Estado de Puebla, por el cual se creó la Reserva Ecológica Cerro Amalucan (RECA).
“A veces hay muy buenas intenciones de sembrar árboles, pero no basta con eso, pues no se siembran en los lugares adecuados (…) además la ley es una ley laxa para conceder los permisos para talar árboles; es muy fácil deforestar en Puebla”, expuso.
En este sentido, comentó que no basta con plantar árboles en otras zonas para “compensar” el daño causado por la deforestación, pues los árboles talados generalmente eran adultos que formaban parte de un ecosistema y cuyo impacto en este es insustituible por el de otro más joven.
