La bancarrota de Chesapeake, pionera de la extracción de gas de lutita a través del fracking, echó abajo dos grandes proyectos de pozos con esta técnica contaminante en el noreste de México, pero nada impide que puedan reactivarse con la integración energética de Norteamérica.
Así lo señaló Alfredo Jalife-Rahme, especialista en geopolítica, quien recordó que dichos planes estaban destinados a materializarse en la cuenca de Burgos, que abarca los estados de Tamaulipas y Nuevo León, así como en la cuenca de Sabinas, ubicada den Coahuila.
En videocharla publicada en su canal de YouTube, recordó que el proyecto de Burgos implicaba un acueducto denominado Monterrey VI, el cual pretendía desviar agua del río Pánuco, desde Veracruz, para alimentar al pozo.
Sobre este aspecto, el académico enfatizó la estrecha relación entre el fracking y el uso desmesurado de recursos acuíferos, así como la contaminación de estos y los suelos circundantes.
Y es que, según especialistas, esta técnica, también llamada fractura hidráulica, consume entre 4.5 y 13.2 millones de litros de agua por pozo y, en los proyectos grandes, hasta 19 millones de litros. Este líquido queda contaminado e inservible para cualquier otra actividad.
En este sentido, Jalife-Rahme también advirtió sobre el intento que hubo, en el sexenio anterior, para la privatización del agua en México, a fin de destinarla al fracking.
Asimismo, resaltó que la llamada reforma energética (2013), propuesta por el gobierno de Enrique Peña Nieto, respondió a la integración energética de país con Norteamérica (Estados Unidos y Canadá).
Señaló que esta modificación a la constitución mexicana también tuvo el impulso de Hillary Clinton, excandidata a la Presidencia de Estados Unidos y en ese entonces secretaria de Estado.
EU podría reactivar fracking en Latinoamérica
Así pues, planteó como hipótesis la “exportación” del fracking –desarrollado en Estados Unidos– en el contexto de la integración energética, no sólo a México, sino también a América Latina.
“Ellos (Estados Unidos) pueden usar mañana esa técnica del fracking en Latinoamérica, en la zona de la cuenca de Burgos, en la cuenca de Sabina y en Vaca Muerta, Argentina, ¿Quién se los va a prohibir?”, expuso.
Explicó que, para lograrlo, se tendría que crear una nueva burbuja financiera, como la que impulsó el crecimiento de Chesapeake y terminó llevándola a la bancarrota, pues se trató de un empresa que perdía más de lo que ganaba.
Rusia mantendrá hegemonía en gas hasta 10 años
No obstante, Jalife-Rahme consideró que, en el contexto de la crisis económica acelerada por la pandemia de Covid-19, no continuarán los grandes proyectos de fracking.
Previó que Estados Unidos también detendrá su intento por romper la dependencia de Europa, especialmente de Alemania, hacia el gas que le vende Rusia, lo cual sería una las consecuencias geopolíticas más importantes de fracking.
De esta manera, pronosticó que los rusos se mantendrán como los principales productores mundiales de gas natural en los próximos 5 o 10 años.
