¿Cuáles son las lecciones que nos deja Estados Unidos frente a la pandemia? Al igual que Europa, nuestro vecino del norte también vislumbró el problema en el horizonte antes de tenerlo en casa. Sin embargo, el gobierno y su población subestimaron los riesgos.

Durante la llamada etapa “ciega” de la pandemia, es decir, cuando no se tiene un cómputo efectivo de casos reales, la alta interacción entre varias ciudades de la Unión Americana, particularmente Nueva York, con el resto del mundo, generó un disparo de casos positivos y decesos que sorprendieron al planeta entero (Gil, 2020).

Hoy, Estados Unidos es el país con el mayor número de infecciones confirmadas a nivel global (cerca de 1.4 millones) y con el mayor número de fallecimientos por Covid-19 (cerca de 85 mil).

Recordemos que el primer caso oficial de coronavirus en Estados Unidos se confirmó el 21 de enero, 10 días más tarde se prohibió el ingreso de extranjeros que hubieran estado en China en los últimos 14 días. El 6 de febrero murió una persona en California con sospecha de Covid-19. Pero fue hasta el 29 de febrero cuando oficialmente se reconoció la primera persona fallecida por esta causa (Ximénez, 2020).

Después de una investigación más precisa, el 21 de abril se confirmaría que la persona fallecida en California el 6 de febrero, habría sido uno de los primeros decesos por el virus en el país. En retrospectiva, si este caso hubiera sido confirmado de inmediato quizá la historia sería diferente. Se habrían tenido 23 días de ventaja en los que, tal vez, se hubiera reaccionado con oportunidad, dirigiendo todos los esfuerzos a enfrentar de mejor manera la pandemia. La potente industria norteamericana, sus reconocidas fuentes de inteligencia y sus médicos e investigadores de vanguardia podrían haber sido puestos al servicio de la detección y combate del virus. Lo cierto fue que la reacción estadounidense se dio cuando el virus ya estaba disperso en todo el territorio.

Pese a que hay indicios de que los casos comienzan a ir a la baja en algunas ciudades, la tendencia general en el resto del país podría no haber alcanzado aún su pico. Nueva York debería ser la lección en Estados Unidos de lo que puede suceder si no se toman medidas con oportunidad en el resto del territorio. A pesar del riesgo, han comenzado las tensiones entre quienes presionan por el regreso a la normalidad y quienes consideran que aún es prematuro hablar de una reapertura de actividades económicas.

Como lecciones del caso norteamericano debemos considerar, en primer lugar, su reacción tardía y desorganizada, combinada con un sistema de detección de emergencias específicamente de pandemias, muy debilitado. En segundo lugar, fue clara la indiferencia y la subestimación del riesgo. Existen diversos testimonios de que algunas agencias internas del gobierno alertaron al Presidente. Esto ha llevado a los analistas a afirmar que esta fue una guerra que Estados Unidos no vio venir.

La emergencia de salud y el enorme impacto en la economía norteamericana ha obligado al gobierno a politizar el manejo de la crisis. En su afán por evadir su responsabilidad, Trump ha comenzado a culpar a China y a la Organización Mundial de la Salud, así como a ejercer presión para acelerar el retorno a las actividades económicas habituales.

Estados Unidos, también, es una lección muy importante para México. La llamada “desescalada”, es decir, la vuelta a la “normalidad”, debe estar sustentada en una estrategia clara y minuciosamente planificada. Así ha sido en otros países que están intentando retomar actividades y que han enfrentado rebrotes de diferente magnitud. China, Corea y Singapur son casos emblemáticos. De ahí que España e Italia hayan diseñado mecanismos rigurosos para reducir los riesgos de rebrote durante el periodo de reapertura.

En México hemos iniciado el proceso de reapertura paulatina de algunas actividades. Es necesario considerar las mejores prácticas observadas a nivel mundial y aplicar modelos preventivos para evitar un retorno desorganizado y confuso que ponga en riesgo a la población. De lo contrario, tendremos una serie de oleadas que nos obligarán a cerrar nuevamente la economía postergando el ansiado retorno a la “normalidad” hasta no contar con una vacuna.

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Extitular de la Secretaría de Gobernación de Puebla. Fue diputado federal por el Partido Encuentro Social. Licenciado en Economía, egresado del Instituto Tecnológico Autónomo de México. Ejerció...