Alito ya tiene coordinador de campaña en Puebla
Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que el diputado Javier Casique Zárate, quien hace apenas mes y medio encabezaba el Comité Directivo Estatal del PRI, será quien coordine la campaña de uno de los tres aspirantes a la dirigencia nacional priísta: el aún gobernador de Campeche, Rafael Alejandro Moreno Cárdenas (a) “Alito”.
Casique será el coordinador de Alito en los estados de Puebla y Morelos.
Los otros dos aspirantes a la presidencia nacional del PRI son la ex gobernadora de Yucatán y ex secretaria general del CEN, Ivonne Ortega Pacheco, y el ex secretario de Salud, ex rector de la UNAM y presidente de la Fundación Siglo XXI, José Narro Robles.
Sin embargo, el aspirante priísta favorito a suceder a Claudia Ruiz Massieu en la presidencia del CEN del PRI es el gobernador de Campeche, quien también ha sido dirigente nacional de las juventudes priístas, diputado federal y senador.
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Por considerar que la vocalía del Instituto Nacional Electoral (INE) se ha excedido en sus facultades, y puesto en riesgo la integridad de varios de sus militantes y activistas en redes sociales, la representación del PAN ante este organismo promoverá una queja a nivel nacional.
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Cruzada contra la corrupción de jueces y magistrados
Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, indica que la cruzada que emprendió el presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de la corrupción de jueces y magistrados del Poder Judicial en el país, y que tiene como principal combatiente, a través de la Conago, al gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, ya tiene repercusiones en Puebla.
El grupo de abogados inconformes que se ha manifestado en contra del presidente del Tribunal Superior de Justicia, Héctor Sánchez Sánchez, por la supuesta comisión de hechos ilícitos, aprovechará el contexto nacional para continuar e incrementar las presiones al interior del Poder Judicial del estado.
En pleno Día de la Madre, Alfaro presentó una iniciativa de reforma constitucional que tiene como objetivo limpiar el Poder Judicial de Jalisco de magistrados y jueces corruptos. Con ella pretende modificar el proceso de nombramiento de los integrantes de ese poder y someterlos a nuevas reglas de vigilancia, como la aplicación de pruebas de control de confianza.
Alfaro, que quedó al frente de una comisión para tratar de resolver la podredumbre judicial desde la Conago, tiene el visto bueno de López Obrador, que en diferentes ocasiones en este mes se ha pronunciado en contra de la corrupción que impera en el aparato de justicia, tanto el federal como los locales, en los estados.
El mandatario se lanzó en una de sus recientes ‘mañaneras’ contra los jueces corruptos que liberan delincuentes del fuero común.
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Cárdenas y el sueño de los justos
Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, señala que la campaña de Enrique Cárdenas parece tener un solo enemigo que no es otro que el propio candidato.
Quizá comparable con Antonio Sánchez Díaz de Rivera, quien desperdició 20 puntos de ventaja en unas cuantas semanas para, al final, perder la presidencia municipal ante la priista, Blanca Alcalá.
Y aunque en esta ocasión no había ventajas que administrar, sí existían elementos para competir contra Morena.
Para el infortunio panista, Enrique Cárdenas resultó ser un candidato totalmente descafeinado.
A los errores de campaña se suman las incongruencias que marcan a un personaje que no logra prender ni a la militancia azul ni a la amarilla ni a la naranja.
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Campaña de Cárdenas camina sin empatía con panistas y reculando sus críticas vs. el morenovallismo
Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que parafraseando al escritor José Emilio Pacheco quien decía “Somos aquello contra lo que luchamos a los 20 años”, se puede decir que algo similar le pasa a Enrique Cárdenas Sánchez, hace campaña como candidato a la gubernatura apoyándose en temas que combatía apenas hace unos meses. Entre ello, respaldar los proyectos del morenovallismo y recurrir a las descalificaciones contra sus adversarios.
Pareciera que esos recursos han sido una salida emergente para hacer un último esfuerzo de remontar en los índices de intención del voto faltando 16 días para concluir las campañas electorales, luego de que el candidato no ha logrado salir de un segundo lugar rezagado en las encuestas y que no acabar de hacer empatía con los liderazgos y la militancia del PAN.
En apariencia la campaña de Enrique Cárdenas ha sido un factor para cohesionar al Partido Acción Nacional, luego de que se ha logrado ver integrados al mismo proyecto a algunos morenovallistas con importantes panistas tradicionales, como Ana Teresa Aranda y Francisco Fraile García. Sin embargo, no se percibe una presencia comprometida de todo el panismo para movilizarse a favor del aspirante común del PAN, el PRD y Movimiento Ciudadano.
Dicho de otra manera, esa cohesión es una apariencia que todavía no se traduce en un cambio profundo dentro del PAN.
El problema se originó porque al inicio de la campaña Enrique Cárdenas se mostró muy distante de los líderes panistas. Lo veía como si fueran “los contaminados” de la política tradicional. Y a muchos liderazgos del partido les molestaba que el candidato diera a entender que solo había aceptado la postulación del albiazul para obtener el registro oficial como contendiente a la gubernatura, sin mostrar el más mínimo interés por el partido y sus bases.
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La disputa de los Morales
Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, indica que la relación entre Melquiades Morales y su hijo Fernando, no pasa por su mejor época.
Al contrario.
Desde abril, lo que antes era complicidad, amarres, acuerdos y estrategia común, hoy no es más que hielo.
¿La causa?- una visión muy distinta, mutuamente excluyente, de la coyuntura política poblana.
Fernando ha encontrado en “su partido” actual, Movimiento Ciudadano, una vía para su crecimiento político personal.
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El hotelito de Cárdenas y el misterio de los 100 millones de pesos
Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada Diario Cambio, señala que la riqueza del doctor Cárdenas, cuando menos, es sospechosa en su origen y trayectoria. Tendrá oportunidad de aclararlo esta semana, pues el próximo domingo se llevará a cabo el debate entre los tres candidatos a la gubernatura, la única ocasión en la que el académico tendrá a tiro a Luis Miguel Barbosa.
En 1985, un jovencísimo Cárdenas fue designado rector interino de la Udlap, cuando apenas tenía 31 años. 10 años después, a los 41 y con una década apenas como académico de nivel superior, en 1995 adquirió un inmueble en el Centro de San Andrés Cholula por la nada despreciable cantidad de 18.2 millones de pesos, donde, después de varias remodelaciones, estableció un ‘hotelito fifí’ de ocho habitaciones.
De acuerdo con su declaración 3de3, la casona donde hoy se encuentra ‘La Quinta Luna’ le costó 18 millones de pesos en 1995 cuando hizo la operación. Pero después de las varias remodelaciones realizadas al inmueble, a cargo de arquitectos famosos y de renombre, tomando tan sólo en cuenta la inflación de los últimos 24 años —576 por ciento— el hotel cuesta más de 100 millones de pesos.
De 1995 a día de hoy, de acuerdo con la calculadora de inflación del INEGI, los costos han aumentado 576 por ciento. Es decir, a precio actual, el ‘hotelito’ de Cárdenas costó 18 millones de pesos en 1995, pero en 2019 cuesta 104 millones de pesos, sin tomar en cuenta el valor de las restauraciones, solamente el precio del inmueble de mil metros cuadrados.
No sería descabellado, pues por su ubicación, historia y remodelaciones, se encuentra catalogado por el INAH. ¿Cuánto cuesta la Historia, con mayúsculas?
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Mario Marín y el Síndrome del Jamaicón (Nocturno del Prófugo)
Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, indica que algunas de las razones por las que Mario Marín Torres está en México en calidad de prófugo de la justicia es por temas que tienen que ver con la lengua, la cultura y la comida.
Impensable imaginarlo en Kuala Lumpur, Malasia, comiendo pescado al tamarindo, por muy caro y lujoso que sea el platillo.
O hablando en italiano en Sicilia para pedir una pizza Margherita con chile guajillo.
O en la taquería Cascabel, de la 2nd Ave, en New York, pidiendo una sopa de tortillas y unas gorditas con puerco y mucho chipotle.
El síndrome del Jamaicón inevitablemente lo hace víctima.
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