¿Por qué los sudafricanos protestan en contra de su presidente?. Foto: StatesTV
¿Por qué los sudafricanos protestan en contra de su presidente?. Foto: StatesTV

Con mayor intensidad se han presentado las protestas en contra del presidente de Sudáfrica, Hacob Zuma; la población se encuentra molesta por el papel que el Ejecutivo ha hecho frente al alto nivel de desempleo, la corrupción y la desigualdad.

Desde el 2015, comenzaron las manifestaciones, sin embargo, nunca habían sido tan frecuentes como ahora. Una vez que Zuma destituyó al Ministro de Finanzas, Pravin Gordham, la sociedad cayó en mayor descontento no sólo al interior del país, sino que, clasificadoras internacionales hicieron lo propio disminuyendo la puntuación de crédito del país por debajo de la calificación promedio.

Así se dio apertura a “las más grandes protestas desde el fin del apartheid”, como la prensa internacional las ha calificado. Y es que la separación del cargo de Gordham se debe a su negación a llevar a cabo políticas propuestas por el Ejecutivo con un gran costo y por presumibles vínculos con los Gupta, familia de empresarios altamente beneficiados por el Ejecutivo.

Los manifestantes no han descansado desde aquel hecho y su consigna es “Zuma debe caer”, también han tenido actos similares en las ciudades con mayor número de sudafricanos en el exterior, como es el caso de Londres en el Reino Unido.

Tilda de “racistas” a las manifestaciones

En un intento por deslegitimar los movimientos sociales, el presidente Zuma ha dicho que las protestas las encabezan personas blancas y que dichas acciones son discriminatorias a la población en general.

Los protestantes acusaron al gobierno de beneficiar a una élite bajo el pretexto de conceder más favores a las empresas, mientras que la institución gubernamental defensora de derechos humanos del país africano informó que Sudáfrica se encontraba como “un Estado capturado” haciendo referencia al fuerte poder de las firmas sobre las decisiones de las autoridades.

En el marco de las protestas, el país enfrenta una tasa de desempleo del 27 por ciento, de acuerdo con cifras oficiales, además de la falta de un salario mínimo, cuya reciente discusión ha intentado mitigar la molestia ciudadana sin obtener resultados favorables. El gobierno ha informado que el salario mínimo será una realidad a partir de 2018.

Sin embargo, las manifestaciones no se han presentado sin saldo blanco, ya que se ha habido casos de lesiones por simpatizantes del presidente contra los opositores, lo que ha llevado a que la policía nacional disperse gas lacrimógeno y balas de goma contra la población, causando gran crítica entre el sector académico y el de derechos humanos.

Zuma, sin respaldo de su partido

Contrario a lo que se podría pensar, Zuma no cuenta con el respaldo de su partido, pues el llamado Congreso Nacional Africano (ANC) que ha ido disminuyendo su apoyo debido a los vínculos del presidente con empresarios y el tan conocido caso cuando Zuma tomó recursos del erario público para la remodelación de su casa.

Además, el ANC tuvo un fuerte golpe cuando perdió las elecciones de 2016 en las ciudades más grandes del país, que, sumado al retiro del apoyo de los principales sindicatos debido a la inconformidad de los trabajadores respecto a Zuma, lo convierte en un partido dividido y sin porciones de su voto duro de cara a los plebiscitos presidenciales en 2019.

Pero dicho partido no es el único en contra del Ejecutivo, lo son también los de oposición, que ya han manifestado su petición de renuncia y ha enfatizado en que el ANC, que ha ocupado el poder desde las primeras elecciones celebradas en 1994, luego del fin del apartheid, no ha dado respuesta a los más grandes problemas del país.

Por ello, se ha convocado a que el 18 de abril se lleve a cabo en el parlamento una sesión de voto de confianza. En caso que, Zuma no recibiera la mayoría de votos de confianza de los legisladores, podría mermarse gravemente su gestión.

Zuma, quien se encuentra en el poder desde 2009 y cuyo mandato terminará en 2019, pretende que su ex esposa sea quien compita por el poder ejecutivo en las elecciones a llevarse a cabo en dos años.

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