Aunque se ha querido vender la idea de que la directiva de lucha contra los cárteles va dirigida contra el presidente Enrique Peña Nieto, la comunidad estadounidense de inteligencia, militar, antidrogas, de espionaje y de seguridad nacional tiene otra idea: los Estados Unidos quieren controlar la producción, el procesamiento, el tráfico, las ganancias y a los capos en México como una forma de poner orden en consumo dentro del territorio de Donald Trump.

Las presiones que vienen para ampliar la presencia de la agencia antinarcóticos DEA y para enviar militares a México a combatir a las mafias han partido de la realidad que dejaron los gobiernos de Clinton, Bush y Obama en materia de cárteles de drogas mexicanos: cuando menos tres mil ciudades estadounidenses en toda la nación tienen mercados de venta de droga al menudeo controlados por siete cárteles mexicanos, de manera sobresaliente el Cártel de Sinaloa de “El Chapo” Guzmán, lo que explicaría su deportación.

Las cifras de consumo de drogas en los EU preocupan a los estadounidenses no sólo por el negocio multimillonario que es lavado por bancos controlados por las autoridades, sino por el aumento en la población consumidora. La evaluación 2015 sobre la amenaza de las drogas del Departamento de Justicia aporta datos inquietantes: 114.7 millones de estadounidenses consumen marihuana, 37.6 millones cocaína, 48. Millones heroína, 12.7 millones metanfetaminas, y 53 millones psicotrópicos que exigen receta.

Trump firmó la directiva contra cárteles en un contexto muy amplio:

–La reunión el fin de semana en Argentina para retomar la penetración de la DEA en países antes dominados por gobiernos populistas, hecho que fue interpretado aquí como una manera de trasnacionalizar la lucha contra las drogas.

–La reorganización de El Paso Intelligence Center de la DEA para aumentar su presencia en la frontera.

–La construcción del muro busca, más que frenar el tráfico de indocumentados que cruzan en busca de trabajo, perseguir a traficantes de droga que están fuera del radar estadounidenses y relacionar traficantes de indocumentados con terroristas que quieren internarse.

–La puesta en activo de la ley –promulgada por Obama– contra el tráfico de drogas transnacional que faculta y tiene el propósito de meterse en otros países a perseguir capos de los cárteles. En esta ley se localiza la directiva ejecutiva de Trump.

–Redocumentar las relaciones firmadas con Felipe Calderón en 2012 y soslayadas por Obama durante ocho años. De ahí la intensidad autoritaria de Trump por reactivar los acuerdos de septiembre del 2012. La National Southwest Border Counternarcotics Strategy de 2013 busca destruir a cárteles en la frontera. En ese documento se revela que los EU han estado “cada vez más ayudando” a las instituciones estatales y locales de aplicación de la ley y del sector de justicia en los estados identificados como prioridades de seguridad por el gobierno de México y anunció que los Estados Unidos seguirán “participando en discusiones bilaterales para expandir el número de estados mexicanos que reciben asistencia Mérida”. La directiva de Trump es una forma de ablandar a México para aceptar una mayor penetración de instituciones militares y antinarcóticos de los EU en territorio mexicano.

–Boston, Chicago, Los Angeles y Philadelphia son las plazas donde se ha fortalecido la actividad de los cárteles mexicanos, desplazado a las bandas locales. “Los cárteles mexicanos continuarán dominando el tráfico de heroína, metanfetaminas, cocaína y marihuana a lo largo de los EE.-UU.”, concluye la evaluación 2015 del Departamento de Justicia.

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Política para dummies: La política es el ejercicio del poder debajo de las apariencias.

Sólo para sus ojos:

• La presión estadounidense sobre Mexico que dejó entrever Trump en su charla telefónica con Obama alegró a la comunidad militar estadunidense. Sin embargo, parecen tener claro que no se logrará de la noche a la mañana.

• La que sí se prepara para ampliar su activismo en México es la DEA, de suyo ya metida en las entrañas del sistema policíaco estadounidense.

• Más que el muro, el gobierno de los EU prepara una ampliación de cuarteles, oficinas policíacas, juzgados y sobre todo mecanismos de espionaje en el lado estadunidense del muro, aunque con la esperanza de operar –como ya lo hacen– del lado mexicano.

• El problema del tráfico radica en la incapacidad física de los EU para supervisar los millones de contenedores y de camiones que cruzan de México hacia los EU por el tratado comercial.

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Periodista desde 1972, Mtro. en Ciencias Políticas (BUAP), autor de la columna “Indicador Político” desde 1990. Director de la Revista Indicador Político. Ha sido profesor universitario y coordinador...