columna-invitada

Por Adrián Salazar

El objetivo a mediano plazo del Movimiento Antorchista es claro: obtener democráticamente el poder político de la nación, para cambiar el modelo económico neoliberal por uno superior que permita una repartición equitativa de la riqueza, mediante un proyecto de nación basado en cuatro ejes principales: creación de empleos, salarios justos, reorientación del gasto social y una política fiscal progresiva.

Tras la Revolución Mexicana, la clase en el poder nunca tuvo verdaderamente a bien defender y velar por la clase depauperada, quien con sangre pagó su aspiración de un gobierno sensible que atendiera sus carencias. Tras 107 años, esa deuda sigue pendiente y muy pocos gobernantes, como Lázaro Cárdenas, han intentado cobrarla. La pobreza sigue galopante en nuestros días y cada vez más y más personas mueren de hambre. Por eso el antorchismo está convencido de la necesidad urgente de cambiar el modelo económico, único responsable de la injusta concentración de la riqueza en unas cuantas manos.

La líder social Soraya Córdova ha visitado a los plenos, los líderes naturales más comprometidos y avezados de los distritos federales electorales V, VI, VII, IX, X, XI y XII de Puebla para hacer una evaluación del trabajo realizado hasta ahora, de los triunfos y el progreso de la lucha en este último año y, además, para refrendar la tarea de continuar creciendo cada vez más y mejor que hasta ahora.

Para nadie es un secreto esta tarea del antorchismo nacional, aunque haya quienes consideren tal visión como una locura por la envergadura de la misma, empero, lo que no asimilan es que el antorchismo no es una persona en concreto, sino todas aquellas que día a día luchan de forma fraterna por mejorar sus condiciones de vida y la de sus semejantes. Antorcha, para derrocar al gigante de la pobreza, está poniendo de pie a otro gigante: el pueblo pobre organizado, capaz de realizar con éxito tan loable reto. Como dijera Miguel de Cervantes en voz de Don Alonso Quijada: “Como no estás experimentado en las cosas del mundo, todas las cosas que tienen algo de dificultad te parecen imposibles”.

Lo que hace Antorcha no es simple demagogia como acostumbran los políticos actuales. A lo largo de 43 años de vida, hemos demostrado cómo se puede gobernar en favor de las clases depauperadas cuando el gobierno sale verdaderamente de las entrañas del pueblo, y eso, precisamente, es lo que hace falta en nuestro país, un gobierno emanado del propio pueblo trabajador que conozca sus carencias, que sea humano y sensible para resolverlas. Que sepa dónde le duele al pueblo para no andar dando tumbos ni palos de ciego.

Las riendas de la nación están en manos de un grupo plutócrata que, para seguir manteniendo el poder sin que nadie se lo dispute verdaderamente, lleva a cabo una absoluta simulación de democracia porque las personas que ocupan los cargos de elección popular y las series de propuestas y demandas que dicen defenderán y buscaran materializar, incluso el propio programa de gobierno tienen su origen en el seno de su grupo político y no en las masas empobrecidas. Como consecuencia lógica, estas personas son elegidas por su propio partido, y su plan de trabajo concentra la ideología y los intereses de éste. Consecuentemente, el gobierno conformado por ellos no representa a la sociedad en su conjunto sino al partido que los llevó al poder.

En contraste, en los municipios donde existe un gobierno antorchista, los resultados de éste son siempre favorables para la ciudadanía que atendiendo a la razón y despojándose de prejuicios, acepta y se suma al proyecto de Antorcha, lo que ha permitido a municipios como Tecomatlán, Huitzilan de Serdán, Santa Inés Ahuatempan, Tepexi de Rodríguez, en Puebla, y Chimalhuacán e Ixtapaluca, en el Estado de México, seguir por el camino del desarrollo y el progreso.

Para muestra un botón. De acuerdo con datos de una investigación realizada por el Doctor en Economía por la London School of Economics, Abel Pérez Zamorano, en Huitzilan de Serdán, sólo en la administración municipal 2011-2014, se invirtieron en obra pública 180 millones de pesos, y en el primer año de la administración 2014-2018, la cantidad de 275.5 millones, de los cuales, 200 millones son resultado de gestión extra.

El simple techo financiero del municipio era de 59.5 millones, que se multiplicó por 4.6 gracias a la gestión y la lucha social, ello mejora las posibilidades de desarrollo de Huitzilan; y esos recursos se aplican realmente al bienestar social, como puede verse por los resultados.

“A mejoramiento de vivienda se destinaron 29.3 millones. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), en 1970 había en Huitzilan seis mil 197 habitantes y mil 482 viviendas, de las que sólo 222 (15 por ciento) tenían energía eléctrica y agua entubada; únicamente 10 estaban conectadas al drenaje público: hoy, 90 por ciento; en algunas comunidades, por lo irregular del terreno y lo disperso de las viviendas, es difícil proveer el servicio.

Por habitantes, mil 124 no tenían energía eléctrica; hoy el 100 por ciento de las viviendas dispone del servicio, aun en las comunidades más alejadas y de difícil acceso en la montañosa geografía municipal.

De las 28 comunidades, 26 tienen agua potable entubada: en las dos faltantes se instalará este año. En 1984, Huitzilan estaba comunicado con la carretera interserrana mediante una brecha de terracería intransitable en tiempos de lluvias; hoy existen en su lugar dos conexiones: una carretera asfaltada de cinco kilómetros, y otra de cuatro kilómetros, vía Pahuata, con concreto hidráulico (falta pavimentar el tramo que cruza el municipio de Xochitlán); así, Huitzilan viene superando su ancestral aislamiento, condición idónea de cacicazgos.

En 1984 había sólo un kilómetro de calles empedradas; hoy es uno de los municipios de la Sierra Norte con más calles con concreto hidráulico: 90 por ciento”.

Los datos duros demuestran cómo trabaja el Movimiento Antorchista desde el gobierno, y cómo ha logrado cambiar de raíz el rostro de los municipios que gobierna, del atraso y la marginación al progreso y desarrollo constante, elevando la calidad de vida de las personas al atender sus necesidades básicas y alimentando también su espíritu al dotarles de condiciones adecuadas para que puedan desarrollar actividades culturales y deportivas que son sublimes al espíritu humano.

Eso que ha logrado Antorcha en diversos municipios de varios estados es una prueba irrefutable de que nuestro proyecto de nación no sólo es viable, sino necesario que se aplique a nivel nacional, es decir, Antorcha puede y debe gobernar este país para abatir la pobreza que lacera a millones y millones de mexicanos; aunque el reto es grande y parezca una locura, sabemos que vamos por el camino correcto, por tanto, es obligación nuestra acelerar el paso. Confiamos en el tiempo, que suele dar dulces salidas a muchas amargas dificultades.

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