“Mientras nos indignamos con Trump,
los mecanismos de inequidad en México siguen intactos”.
Abel Pérez Rojas

Todo lo que representa Donald Trump, magnificado por el pánico hacia su figura, está siendo usado como un distractor para apartarnos de ver tal cual nuestra realidad y para no encontrar solución a nuestros verdaderos problemas, así como para olvidarnos de varios asuntos inconclusos, que parecieran archivados.

Mientras medios de comunicación y la opinión generalizada está centrada en lo que hace o deja de hacer el presidente norteamericano, de manera silenciosa siguen replicándose las condiciones de desigualdad que mantienen a nuestro país en situación de inequidad e injusticia.

En pocas palabras, muchos dimes y diretes, más miedo, pero el mecanismo que mueve nuestro sistema caduco sigue intacto.

Sigue intacta la red de complicidades que gobiernan a este país, la cual ha echado raíces en un sistema político sustentado en partidos políticos que protegen sus prerrogativas sin importar la magnitud de la crisis económica que nos azota.

Sigue intacto un sistema tributario que exprime al contribuyente cautivo, pero que es poco eficiente ante las corporaciones multimillonarias, y que nada puede contra los millones dedicados a las actividades informales.

No ha variado en lo más mínimo la labor de desmantelamiento de Pemex, ni la entrega de los recursos y derechos naturales a manos de particulares, como es el caso del agua potable.

No hay avances sustanciales en los procesos que se siguen contra exgobernadores, ni el esclarecimiento de casos como el de Ayotzinapa o Tlatlaya.

Mientras seguimos el actuar de Trump como si se tratara de una telenovela o de un reality show, los hechos sangrientos vinculados con el narcotráfico están como en los peores tiempos de Felipe Calderón, y que tan solo hace unos días produjera escenas nunca antes vistas en nuestro país, como las de un helicóptero militar abriendo fuego en una zona urbana de Tepic.

Nada ha cambiado desde hace unas décadas a la fecha, pero ahora muy pocos pensamos de raíz todos estos lastres, porque muchos pasaron de la indignación del gasolinazo, al miedo a los saqueos y ahora al repudio del villano preferido de los mexicanos: Donald Trump.

El tratamiento descontextualizado del fenómeno Trump en la mayoría de los medios de comunicación, no ha dejado ver al grueso de la población, los yerros diplomáticos y de política internacional en los que ha incurrido el gobierno federal en torno a las agresiones del presidente norteamericano.

La banalización del tema Trump, nos ha impedido ver que, nuestro gobierno no ha abonado el camino para acudir, en caso de ser necesario, a las instancias internacionales.

Tampoco nos hemos percatado que el gobierno mexicano no ha echado a andar en torno a nuestro pueblo una estrategia de solidaridad internacional. Parece que el tratamiento que se está dando internamente al fenómeno Trump, sólo ha servido para ganar tiempo.

¿Ganar tiempo para qué?

Para que los días transcurran y puedan hacerse los amarres necesarios para que se prepare ya el proceso electoral 2018, y en su caso todo esto desemboque en la continuidad del sistema político, económico y social vigente.

Ganar tiempo para sostener al presidente con el mayor índice de reprobación popular que se tenga memoria.

Como puede ver estimado lector –guardando las proporciones respectivas-, el caso Donald Trump se está usando para distraernos, tal y como en su momento lo hicieron las muertes de Juan Gabriel y Chespirito, los saqueos, la visita del papa, la selección nacional de futbol y una larga lista interminable.

¿Está usted de acuerdo?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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Nació en Tehuacán, Puebla, el 6 de enero de 1970. Es poeta,conductor de programas de radio, académico y gestor de espacios educativos. Funda y coordina Sabersinfin.com