Fermín Alejandro García/ Cuitlatlán/La Jornada de Oriente

 

El arribo de Enrique Ochoa Reza a la presidencia del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI ha provocado un fuerte malestar entre las filas priistas, por tratarse de un tecnócrata sin trayectoria partidista y autor de medidas impopulares que le han costado caro –electoralmente hablando– al tricolor. Sin embargo, en el círculo del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas ha sido una buena noticia la segura unción de quien fuera director de Comisión Federal de Electricidad, ya que pertenece al grupo político que le ha abierto a los morenovallistas las puertas de Los Pinos para hacer oscuras negociaciones.

Con la segura designación de Ochoa Reza al frente del CEN priista –en sustitución de Manlio Fabio Beltrones– Luis Videgaray Caso, el poderoso secretario de Hacienda del gobierno de Enrique Peña Nieto, tomará las riendas de la sucesión presidencial de 2018 y le gana a Miguel Ángel Osorio Chong, el titular de la cartera de Gobernación, el control del partido.

Quienes conocen lo que se discute en el círculo político de Los Pinos aseguran que Osorio Chong siempre ha sido partidario de no tolerar los abusos del gobierno morenovallista y de combatirlo electoralmente, pero esa disposición siempre se ha topado con un muro de protección que el grupo de Videgaray Caso ha construido para negociar y llevar una relación conciliatoria con la administración de Rafael Moreno Valle.

El entendimiento entre Los Pinos y Casa Puebla ha tenido dos conductos: por el lado de Puebla, Roberto Juan Moya Clemente, quien fuera secretario de Finanzas y actualmente es el jefe de la Oficina del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas; y por el lado del ámbito federal Luis Videgaray y José Antonio Meade Kuribreña, el secretario de Desarrollo Social.

A todos ellos los enlaza una amistad surgida en las aulas del Instituto Tecnológico Autónomo de México, en la que también es parte Enrique Ochoa Meza y Fernando Manzanilla Prieto, el ex hombre fuerte del morenovallismo.

Una prueba de lo anterior es que el mes pasado uno de los principales invitados a la boda de Roberto Juan Moya Clemente fue José Antonio Meade, quien toda la noche compartió de manera gustosa la mesa con el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas.

Desde luego que el principal beneficiado por el control que ahora tendrá Videgaray del PRI –por medio su alfil: el tecnócrata Enrique Ochoa Meza– es Jorge Estefan Chidiac, el presidente estatal del PRI, ya que su cercanía al secretario de Hacienda le ayudará a mantenerse al frente del partido de aquí al año 2018 y poder sortear las presiones que exigen una renovación de la dirección priista de Puebla.

Sin embargo, quien podría sacar un provecho muy superior es Rafael Moreno Valle Rosas, pues le podría ayudar para pactar un resultado electoral a favor de su grupo político en la sucesión –tanto local como federal—del año 2018.

Luego de que van cuatro elecciones en las que ha existido la sospecha de que el resultado en esas votaciones estuvieron influidos por acuerdos entre el morenovallismo y Los Pinos, los cuales habrían sido gestionados por el grupo político de la Secretaría de Hacienda.

En el año 2012 hubo la sospecha de que existió un trato entre el morenovallismo y enviados del PRI, para que en Puebla se garantizara la derrota de los candidatos a senadores y diputados federales de la izquierda, razón por la cual hubo un resultado raro, atípico, en el cual el PRI ganó la senaduría –a favor de Blanca Alcalá–, la votación de presidente fue para Andrés Manuel López Obrador y el PAN que había quedado en tercer lugar, en la madrugada del día de los comicios, saltó al segundo lugar.

Un año después la coalición encabezada por el PAN arrasó en las elecciones locales, luego de que el PRI no recibió ayuda federal para enfrentar el aparato electoral del morenovallismo. Se dice que esa actitud fue resultado de que en Los Pinos se decidió dejarle todo al grupo del gobernador de Puebla para que éste fuera uno de los principales mandatarios estatales que impulsara las reformas estructurales de Peña Nieto, cuyo diseño corrió a cargo de la facción encabezada por Videgaray.

La reforma educativa es obra de Aurelio Nuño y el redactor de la reforma energética es Enrique Ochoa Reza. Ambos son parte fundamental del grupo compacto de Luis Videgaray, quien ha expandido su poder del ámbito financiero al político, ya que ahora controlará el CEN priista.

En 2015 Moreno Valle no dejó operar a su estructura electoral para que en varios distritos claves del estado el PRI pudiera ganar, y de esa manera Los Pinos tuvieran mayoría en la Cámara de Diputados. También existe la sospecha de que ese comportamiento habría sido consecuencia de un entendimiento en lo oscurito.

Para muchos priistas lo que pasó este año no se explica sin que haya existido –otro– acuerdo entre el morenovallismo y Los Pinos. Si el PRI realmente quería ganar, desde Los Pinos no habrían dejado descobijada a la candidata Blanca Alcalá, y esta a su vez, no habría hecho una campaña tan mediocre como la que encabezó.

Con estos antecedentes surge una pregunta: ¿Qué evitaría que para la elección de 2018 surja un nuevo acuerdo entre la cabeza nacional del PRI –o mejor dicho entre Los Pinos– y el morenovallismo? Al final al PRI de Puebla le ha tocado, para su desgracia, seguir bailando con la más fea. Ya que el partido lo va encabezar un tecnócrata que podría ser afín al morenovallismo.

Y si no lo es, de todos modos es una desgracia para el priismo, pues Enrique Ochoa Reza es uno de los autores de la reforma energética y de las mentiras de que iba a bajar el precio de la gasolina, la energía eléctrica, el gas y el diesel, cuya consecuencias se sintieron el pasado 5 de junio, ya que en siete estados del país hubo un voto de castigo por esa burla.

No cabe duda de que Enrique Peña Nieto se ha vuelto el principal activo para que el PAN regrese a Los Pinos.

 

Para mayor información:http://www.lajornadadeoriente.com.mx/2016/07/11/moreno-valle-beneficiario-con-el-arribo-de-enrique-ochoa-al-cen-del-pri/

 

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...