Jorge Rodríguez Corona/A Puerta Cerrada /El Sol de Puebla

Si bien la disputa por la minigubernatura del estado se ha centrado de manera casi exclusiva en Blanca Alcalá Ruiz y José Antonio Gali Fayad, por obvias razones, Ana Teresa Aranda Orozco se convirtió ayer, por lo menos durante el desarrollo del debate, en el estandarte de los electores antimorenovallistas (o morenogalistas, como ha bautizado a los integrantes del grupo en el poder).

Por el contenido de sus intervenciones y el desempeño mostrado para comunicarse, la candidata independiente pudo más que la abanderada del PRI a la hora de asestar la lanza en contra de su principal adversario: Gali, a quien no paró de vincular con el gobernador Rafael Moreno Valle.

Eso hace pensar que, en otras circunstancias, con más tiempo de campaña y mucho más recursos económicos, la ex panista habría estado en condiciones de convertirse en un dolor de cabeza no solo para el PAN y sus partidos aliados, sino también para el partido tricolor.

 

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Las participaciones de Blanca Alcalá confirmaron la complejidad de transformar de la noche a la mañana un estilo personal de conducirse al hablar, cauteloso o ambiguo, como prefiera usted llamarle, en uno claro y directo.

Su incursión en la contienda electoral la obligó a modificar el discurso al que había acostumbrado a la clase política.

Como precandidata primero y como candidata después, Alcalá lanzó arengas en contra del gobernador, sin mencionarlo por su nombre, y de Gali, y se volvió protagonista de spots de radio y televisión (y redes sociales) en los que critica a estos dos personajes.

Aun así, hasta antes del debate no se había atrevido a propinar cuestionamientos estridentes, más puntillosos todavía, con nombre y apellido.

El encuentro de ayer en el CCU de la BUAP parecía una buena oportunidad para hacerlo.

No ocurrió así.

Optó por mantener el nivel mostrado en las semanas previas de campaña y dejó que Aranda destacara (en el rol de oposición) por encima de ella.

 

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El candidato del partido en el poder salió a la cancha con el único propósito de administrar la ventaja que le otorgan las encuestas hechas públicas hasta ahora.

José Antonio Gali se comportó como aquellos equipos deportivos que se saben vencedores con un empate y que por tanto no enfocan sus energías en el ataque para evitar una anotación de contragolpe.

Nunca intentó ni quiso deslindarse de Moreno Valle.

Respondió con acusaciones a los señalamientos de Alcalá (a Aranda prácticamente la ignoró, salvo en una ocasión) y recurrió al viejo recurso morenovallista de vincular a sus enemigos políticos con el ex gobernador Mario Marín Torres.

Una fotografía de la candidata del PRI junto a Marín en su arranque de campaña acompañó la crítica de Gali, que llamó al ex mandatario “padrino” de la abanderada tricolor.

El mérito de Gali en el debate tenía que medirse en función de su vulnerabilidad frente a los ataques.

Y sí, sobrevivió.

 

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Roxana Luna Porquillo y Abraham Quiroz Palacios exhibieron la falta de experiencia en estos menesteres.

La candidata del PRD logró una participación digna pero por momentos se vio nerviosa y titubeante, lo que se reflejó en una mala lectura de los textos que llevaba preparados.

Fue la única que, por lo menos una vez, hizo críticas a todos sus rivales y no solo al abanderado del PAN.

Sin embargo, tendrá que recorrer varios años más para considerar su participación en otra competencia de esta naturaleza.

El abanderado de Morena llegó, leyó y se fue.

Intrascendente como se esperaba.

 

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Una vez transcurrido el debate y dada la escasa (escasísima) atención que seguramente tuvo por parte de los eventuales electores, por razones que se conocen de sobra, es posible prever que su realización no vendrá a modificar ninguna tendencia de voto.

Luego entonces, si pertenece usted a alguno de los cuartos de guerra de los candidatos y no quedó satisfecho con el desempeño de su abanderado, no se preocupe, hoy mismo retome las estrategias que venía desarrollando por aire y tierra y enfóquese en el cada vez más cercano 5 de junio.

 

TRASCENDIDOS… Que Blanca Alcalá tronó contra sus colaboradores después del debate. Tras bambalinas, la abanderada del PRI les habría reprochado que no le informaran de la presentación que Gali había hecho unas horas antes de su declaración 3de3. Si le hubiesen avisado, no habría dado un golpe al aire durante el encuentro, como lo hizo al intentar descalificar al aspirante del PAN con argumentos que a esa hora ya no lo eran… Que Abraham Quiroz no fue esperado por uno solo de los militantes de Morena al término del debate. Una vez concluido el evento, el abanderado del ‘Peje’ abandonó el inmueble del Complejo Cultural Universitario por la puerta principal, sin que se le acercara nadie, ni simpatizantes, ni reporteros, ni cruiosos… Que llamó la atención que esta vez Mario Rincón González no fuera subido al templete en el que los panistas dieron una conferencia de prensa posterior al encuentro de candidatos. En actos previos, el ex secretario de Gobernación municipal había sido convidado a compartir un sitio de privilegio junto a Gali. Ahora no fue así. En su lugar estuvieron, por ejemplo, el diputado federal Eukid Castañón Herrera y el diputado local (que antes no había estado cerca de la campaña) Pablo Rodríguez Regordosa… Quien ya no figura en los actos públicos del candidato de la alianza Sigamos Adelante es Carlos Navarro Corro, presidente del PSI. Ayer causó extrañeza que no estuviera en la conferencia de prensa, junto a los otros dirigentes de partido. La realidad es que lleva semanas sin aparecer en los actos de campaña de Gali. Y así seguirá.

 

Para mayor información:http://www.oem.com.mx/elsoldepuebla/notas/o_elsoldepuebla.htm

 

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Fundadora y directora editorial del portal de noticias Ángulo 7. A los 14 años decidió que quería dedicarse al periodismo. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana de Puebla. Fue becada...