Por Raúl Torres Salmerón

Según el Segundo Informe del alcalde, Puebla es una ciudad de maravilla. En tan solo dos años cumplió 18 compromisos de campaña. Muchas obras se hicieron con recursos federales y estatales, pero son de relumbrón.

Hubo mucho dinero invertido en campañas mediáticas de exaltación. Incluso colocaron anuncios luminosos de promoción galiana en camellones.

Sin embargo, Puebla tiene carencias: malos pavimentos, pésimo transporte, elevados cobros de agua, falta de luz en colonias de la periferia, colonias polvosas sin servicios municipales, inseguridad donde campean los robos y asaltos. La percepción ciudadana es diferente a la del gobierno.

¿Gali es un saludador?

Primero nos lo mandan como experto en salud. Casi como médico. Después aplica recetas para Puebla, pero hay muchas fallas. Es un simple saludador de antaño. El objetivo de ser presidente de la Red de Municipios por la Salud fue para recorrer el interior del estado y darse a conocer con un buen pretexto.

El inefable alcalde de Puebla, cantante aficionado, luego de su segundo informe de gobierno municipal, ahora quiere ser gobernador. 

Sin saber mucho de salud, sus giras por el interior, Gali pregonó: Trabajamos para tener familias más sanas. Esta actitud de Gali me recuerda a los viejos saludadores españoles, que no saludaban mucho, más bien competían con los médicos.

José Manuel Pedrosa, en su artículo “La guerra de médicos y saludadores: ciencia, magia y cultura popular en España (siglos XVIII-XX)” publicado el año pasado en la Revista de Folklore número 402 de la Fundación Joaquín Díaz, es un portento.

Pedrosa escribe que en 1814 había ciertas prácticas de medicina popular que tenían arraigo en la región valenciana. Un buen número de sujetos que se publicitaban como saludadores, es decir, como curanderos presuntamente carismáticos de dolencias relacionadas con mordeduras y envenenamientos causados por bestias. El diccionario de la Real Academia Española define hoy al saludador como el “embaucador que se dedica a curar o precaver la rabia u otros males, con el aliento, la saliva y ciertas deprecaciones y fórmulas”.

Y los describe así: 

“Un vecino de esta villa que miramos como un fenómeno raro y particular, iban divagando por España algunos entes, que o siendo cojos, impedidos o fingiéndolo ser, discurrían el modus vivendi con poco trabajo y mucha utilidad. Iba regularmente un tío de mala catadura montado sobre un jumento de casa en casa, y a la puerta de ella le sacaban los niños y personas mayores que hubiesen sido mordidos o arañados de gato, perro o algún reptil venenoso: al momento eran untados con salibas del tal peregrinante llamado el saludador, y al punto que recibían los pacientes su asqueroso glutimen, acompañado de un secreto murmullo entre dientes, las viejas aseguraban quedar sanos a precaución. 

Igual que los saludadores, las recetas del “Dr. Gali” no han funcionado.

El gobierno nos arruina

Los problemas de Puebla Capital son enormes y no se han solucionado:

-Aumento de la inseguridad, cada vez hay menos policías y los de Tránsito brillan por su ausencia. 

-Los vendedores ambulantes siguen con la invasión de calles del Centro Histórico.

-La Organización 28 de octubre se manifiesta cotidianamente. No resuelve sus problemas el ayuntamiento de Gali.

-Quejas de comerciantes agrupados en Antorcha Campesina, quienes son hostigados por la Comuna. 

-Ciclopistas que utilizan muy pocos y han complicado el tránsito en calles como la 2 y 4 Sur.

 -Avenidas pavimentadas con concreto hidráulico, pero con pocas salidas de drenaje lo cual provoca en época de lluvias constantes inundaciones.

-Miles de baches y calles destrozadas por toda la ciudad.

-Interminables obras en laterales del Anillo Periférico y la Vía Atlixcáyotl.

-Puentes vehiculares que no solucionan problemas de tránsito, como el de la 31 Poniente y Bulevar Atlixco

Nos quitaron la tranquilidad 

Gali nos ha quitado la tranquilidad a los poblanos.

A quién se le ocurre, en plenos festejos de fin de año, cambiar una de las pocas entradas a la Angelópolis, el puente 475, sin que a la fecha haya sido terminado el nuevo, según dicen de dos carriles.

La lógica más simple dice que si un carril para entrar a la zona ya no servía, dos carriles no servirán para dentro de pocos años.

¿A quién se le ocurre realizar obras de “modernización” que nadie ha visto de los cruceros del Centro Histórico en plenas fiestas decembrinas? Muchos poblanos aún recuerdan a la familia de Gali, pues para llegar a cualquier parte del Centro Histórico se necesitó de una hora u hora y media.

La ingobernabilidad en el municipio de Puebla también existe. La pobreza es desgarradora.

Padecimientos de los poblanos

Bien señala el periodista Germán Benítez Márquez en su espacio, Juicio Final, del diario digital AL de Puebla:

“Éstos son algunos de los padecimientos que poblanos de Puebla capital sufren a diario: incomodidades y riesgos de diversa especie para peatones; desplazamientos a vuelta de rueda promedio en vehículos públicos y privados; congestionamientos que propician costo, dinero y esfuerzo, tanto para usuarios del transporte público, como del particular; como consecuencia, menos tiempo para convivencia familiar y el descanso.

“Más esfuerzo del necesario para trabajar, producir y vivir; falta de higiene en la vía pública; vialidades en su gran mayoría destrozadas que implican riesgos para peatones y conductores; contaminación de suelo y atmósfera; ausencia de áreas de estacionamiento; caos propiciado por el crecimiento anárquico de la ciudad, y desde luego –eso sí- agentes viales dispuestos a multar para recaudar a quienes en medio del caos, tienen la desgracia de topar con un uniformado o con un retén que sólo sirve para llevar dinero a las arcas del gobierno, pero no para poner orden.

“Ah, y desde luego, las fotomultas para quienes osen acelerar un poco para reponer el tiempo perdido en los congestionamientos que abundan por doquier. O sea, fregar a como dé lugar a los ciudadanos”.

¿Y con esos resultados, el cantante y aún alcalde quiere ser gobernador? Como decía un viejo político poblano: “Dios nos agarre confesados”.

La anécdota municipal española

En fin, en lugar del tradicional poema o copla al final de la columna, vale la pena reproducir esta anécdota española que asemeja lo que sabe el doctor Gali en el renglón sanitario y de gobierno. Júzguelo el lector.

A la puerta de un Excelentísimo Ayuntamiento, se produce el hallazgo de un bebé abandonado. Después de asear y alimentar al bebé, los funcionarios se lo entregan al Secretario. Al cabo de unos días, el Secretario emite una nota:

De Secretario a Recursos Humanos:

Acusamos recibo de un recién nacido de origen desconocido en la puerta de este consistorio. Formen una comisión de investigación para determinar:

A) Si el ‘encontrado’ es producto doméstico de este ayuntamiento.
B) Si algún funcionario de este ayuntamiento se encuentra involucrado en este asunto.
Firmado: El Secretario.

Al cabo de un mes la Comisión emite un comunicado:

De Comisión de Investigación para Secretario:

Tras cuatro semanas de investigación, esta comisión concluye y le comunica que el hallazgo no puede ser producto de este ayuntamiento por las siguientes razones:

A) Aquí nunca se hace nada por placer ni con amor.
B) En este Departamento jamás dos personas colaboran íntimamente para hacer algo positivo.
C) Aquí nada de lo que se hace tiene pies ni cabeza.
D) En nuestros archivos no consta nada que estuviera listo en tan sólo 9 meses.

Firmado: La Comisión.

[email protected]

 

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