Los últimos acontecimientos dentro de las filas panistas han conseguido que la polarización de los grupos emerja con más fuerza que nunca. La batalla por el control del partido dejó a los calderonistas y doctrinarios fuera, metió a los militantes en la posición de adoptar una decisión sobre Ricardo Anaya más por influencias mediáticas y control del padrón de militantes que por asuntos ideológicos.

En aquel momento, maderistas y morenovallistas le apostaron a Anaya con la condición de varias posiciones en el CEN. Con el tiempo la relación fue deteriorándose, Anaya no aceptó el protagonismo de Moreno Valle, acabó por marcar sana distancia y en consecuencia Rafael se refugió en el control absoluto del PAN en Puebla y en financiar la operación de unas 100 candidaturas a diputados federales y algunos gobernadores con miras a crear la plataforma para la precampaña presidencial.

No todo salió como él quería. Anaya no es ni mudo, ni débil mental, como algunos panistas locales, tiene ideas propias y empezó a ponerlas en práctica. Negoció la vicecoordinación de la bancada panista, pero no lo dejó operar sobre su gente, menos le permitió que fuera el interlocutor con los diputados tricolores.

La cuerda se reventó hace unos días en medio de uno de los asuntos más comentados por la prensa nacional, primero el desplegado pidiendo a Ricardo Anaya diga que no será candidato, luego la operación de Eukid Castañón de llevar votos del PAN en favor de las propuestas de Peña Nieto, el neopanista desobedeció a su líder, a su presidente, a la línea de su partido, y avaló la de su gobernador y jefe, pero con tan mala suerte que no lo siguieron más que los incondicionales poblanos. ¿Dónde estuvieron los 50 votos de los diputados que fueron financiados desde Puebla?

Con la renuncia o despido de Castañón Herrera se vislumbra un nuevo escenario dentro del PAN con repercusiones en la clase política mexicana.

Desde siempre, Rafael Moreno Valle ha intentado comprar partidos, el Panal, Movimiento Ciudadano, PRD, PAN, estuvieron en la cesta de compras. Luis Maldonado y su grupo anduvieron con el portafolio cargado de dinero negociando las adquisiciones. En algunos casos se logró completamente, en otros no del todo.

El comportamiento visto por los firmantes de la carta dirigida a Ricardo Anaya es muy similar al vivido ya en tiempos de Roberto Madrazo en el PRI, cuando Elba Esther Gordillo presionó a Roberto a fin de que se descartara como aspirante a la candidatura siendo presidente. El resultado fue la salida de la maestra y su grupo, Yunes y Moreno Valle entre ellos. El cisma priista surgió.

Ahora, pareciera que puede suceder lo mismo. Es obvio que Anaya no caerá en el juego, se mantendrá en esa postura durante lo que resta del año y el próximo hasta que el cuerpo y las negociaciones aguanten.

A Rafael le quedan escasos tres meses de gobernador, se quedará sin plataforma; dentro del PAN, empiezan a pedir que renuncie al presunto cargo de encargado de la Comisión Política de su partido. ¿Cómo podrá maniobrar? ¿Desde dónde podrá impulsar la aventura presidencial?

Sólo le queda terminar por dividir al PAN, al PRD, y a quien se deje, y con ello formar una coalición ajena a las doctrinas, a las ideologías, apoyado en la mercadotecnia política, en lo funcional y pragmático.

La aventura presidencial ya lo ha puesto en boca de muchos críticos. El pasado viernes, Víctor Trujillo en su personaje de la Beba Galván se burló de él diciendo “¿por qué es tan feo Moreno Valle? … Mi bebé es hijo de un ‘mini poblano guapo’”, dijo Trujillo en una clarísima alusión al mote de “precioso” calcado a Mario Marín.

Columnistas nacionales destacaron el llamado “descontón” que propinó Anaya a Moreno Valle.

Carmen Aristegui aportó información respecto del uso de dinero público, desvíos, a favor del apoyo a los medios periodísticos nacionales. SinEmbargo, el portal informativo, le ha dedicado varios reportajes en el mismo sentido.

Loret de Mola y otros le han abierto espacio a la denuncia de una mujer empresaria a la que le quieren despojar de un predio frente a la Estrella de Puebla, donde, aseguran, el gobernador tiene particular interés.

Y mientras tanto, la policía en un segundo y notorio descuido, dispara sus armas, amparada por la Ley Bala y termina con la vida de un menor de 16 años en Acajete, Puebla, lo que hace volver los reflectores al niño asesinado en Chalchihuapan.

¿Qué más le espera a Rafael y sus seguidores en los siguientes meses?

Tal vez el cobro de factura guardadas en el cajón por varios años. Polvos de viejos lodos, diría el clásico.

O por lo menos así me lo parece.

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