Las relaciones mantenidas desde hace más de seis años entre los líderes patronos e intelectuales cercanos a la Upaep con el hoy inquilino de Casa Puebla parece que se han ido modificando en la medida en que proyectos de largo plazo tienen caminos diferentes.

No hace mucho, unos cuatro años, las apuestas iban de la mano con el proyecto que avalara todo lo que hacía el gobierno. Dos o tres interlocutores se encargaron de ello, alguno queda en activo, otros o se han retirado o no han podido demostrar con hechos su cercanía al control de la institución.

Cuando Emilio Baños fue electo rector, hubo caras largas, luego vendrían relevos en la Junta de Gobierno, y después aparecería el nuevo rector con un discurso humanista centrado en el proyecto original que le dio vida a la institución.

La semana pasada rindió su tercer informe. Se esperaba algún mensaje en el terreno político dadas las circunstancias que rodean la sucesión presidencial en México y donde uno de los actores, Rafael Moreno Valle más que cercano a la Upaep, parece distanciado.

Y Baños se refirió a los males endémicos de la nación, la corrupción y la impunidad, que van de la mano y donde por desgracia Puebla no es una isla.

Y dijo Baños que si bien es plausible el despertar ciudadano que ha derivado en el Sistema Nacional Anticorrupción, hay conciencia de que no se logrará abatir la corrupción si el esfuerzo no se acompaña de una decidida voluntad por acabar con la impunidad.

“Nos pronunciamos fuerte y claro: ¡basta ya de impunidad! Exigimos a las autoridades de todos los órdenes de gobierno actuar con decisión, comenzando por barrer la propia casa”, dijo el rector.

Y luego hablaría de Puebla, del gobierno que se va y del que viene. Puebla ha sido reinsertada en la dinámica del desarrollo, dijo Baños, pero “quedan saldos y retos importantes que resolver, específicamente en lo correspondiente a impunidad y Estado de Derecho, combate a la pobreza extrema, y transparencia y rendición de cuentas”.

Un mensaje bastante claro que sin duda va de la mano de las revelaciones que empiezan a hacerse públicas en el orden nacional sobre los manejos del gobierno poblano donde la transparencia, la rendición de cuentas y la impunidad, parecen ser asignaturas pendientes.

Una semana antes, Federico Reyes Heroles, quien encabeza el movimiento Impunidad Cero, presentó un estudio sobre cómo en las entidades se combate a la impunidad. Sólo ocho estados tienen una estrategia para combatirla, Puebla no está entre ellos.

Por el contrario, Puebla está ubicada junto con Colima, Nayarit y Quintana Roo dentro de los gobiernos que sólo mencionan la palabra “impunidad” en sus plataformas de gobierno, como parte de un diagnóstico, pero no presentan una estrategia para su combate.

Lo que fue el mensaje central de Rafael Moreno Valle hace seis años en campaña de combatir la corrupción y terminar con la impunidad, refiriéndose a Mario Marín y sus colaboradores, quedó en “mención”, en herramienta derivada del diagnóstico, para conseguir votos, pero no ha existido una estrategia para combatirla.

O por lo menos así me lo parece.

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