Por Abel Pérez Rojas
“…aquí ser orfebre de la palabra no es fácil
porque todos tienen talento,
potencial que se mama de una a tres
que se paga con centavos,
porque es tanto el talento que no se valora,
se regatea…”
Del poema: Herejes en el Edén. Abel Pérez Rojas
Es tanto el talento artístico de sociedades como la nuestra, que éste pasa inadvertido como algo común y se confunde como parte del paisaje.
Hacer visible ese talento con nombre y apellido no es tarea fácil, porque cualquiera, uno mismo, en cierta forma, también es parte de esa masa que en algún momento contribuye a que otros sigan en el anonimato.
Por ejemplo, a veces se demerita la riqueza de la poesía –sutil e imposible de medir-, argumentando que “todos tenemos algo de poetas y locos”, y como todos tenemos un poco…, no obstante que sea un poco más, ni siquiera se aprecia. Lamentablemente nuestra sociedad prioriza lo cuantitativo sobre los elementos cualitativos, de los cuales están rebosantes las relaciones humanas y el arte en especial.
Como todas las demás artes, al igual que la poesía, la música y los músicos tienen que abrirse paso y florecer, pese a los prejuicios que empañan su desarrollo.
Hace unos días, en el seno de lo que fue una vecindad netamente poblana – en el Barrio del Carmen- tuve la oportunidad de presenciar una muestra de ese talento que inició con el desempeño de un trío de cuerdas, ejecutado por jóvenes que a través del cello y del violín tratan de expresar sus sentimientos y de hacer visible su presencia.
Ixchel Pérez Hernández, Uriel Gómez Díaz y Óscar David Gómez Morales, los tres jóvenes estudiantes de música, ríen cuando les comento que las palabras que cruzamos darán pie al artículo que usted lee.
“Realmente con muy poco se puede incentivar a quienes empiezan en el mundo del arte”, comentan para luego agregar: a veces no nos damos cuenta que el neófito artista pide respeto y trato digno; y eso -dicen ellos- no tiene precio.
Ixchel plantea: “en México hay poco respeto al arte y a los artistas, las masas consumen primordialmente lo que los grandes medios les han inculcado una y otra vez en la mente. No valoramos manifestaciones artísticas alternativas, pese a que en nuestro país hay talento artístico hasta debajo de las piedras”.
Después de escuchar a Ixchel y como si la realidad se empecinara en confirmar las denunciantes palabras, en un escenario adjunto Nono Tarado, el cantautor underground de la cumbia negra, el cantante urbano que en su haber va por su sexta producción discográfica, empieza a entonar su pegajosa melodía El Lavado de Cerebro, una composición que aborda el criminal proceso de alienación de masas a través de la televisión.
En el mismo punto me topo con las notas musicales de los sones veracruzanos interpretados por Julián Torres Alonso y Flor de Izote.
Me digo para mis adentros, mientras me deleito con ese momento tan diverso: es cierto, somos tan ricos artísticamente que hay talento hasta debajo de las piedras. No podemos dejar que ellos, los artistas independientes, sigan solos su batallar diario, debemos sumarnos para hacerlos visibles.
Yo me comprometo a ello ¿y usted?
@abelpr5
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