Es un hecho que Alejandro Armenta Mier lidera las encuestas en Puebla. Sin embargo, también es un hecho que Eduardo Rivera Pérez se ha mantenido en segundo lugar desde que inició la contienda electoral. Lo que llama la atención es la disparidad en los resultados.
Algunos ejercicios demoscópicos colocan a Armenta Mier por más de 20 puntos de diferencia. En cambio, otros ejercicios revelan que Rivera Pérez sigue en segundo lugar, pero ha ido creciendo de tal manera que la diferencia es de menos de 10 puntos entre ambos.
Dado que las encuestas prácticamente van de extremo a extremo, resulta complicado para la población creer en este tipo de mediciones y no pensar que pudieran estar influenciadas para enturbiar la promoción de los candidatos.
Ahora bien, dentro del contexto político nacional, Morena llevaba las de ganar en la mayoría de los estados, a excepción de Guanajuato, donde gobierna el PAN. Las famosas encuestas colocan al partido guinda en un segundo lugar con una diferencia de 10 puntos.
La aprobación del presidente, en promedio, no baja del 60 por ciento. Por otro lado, la cantidad de adeptos que tiene Acción Nacional y sus socios han crecido. No por nada, pasaron de la explanada de un Ángel de la Independencia semivacía a llenar el Zócalo capitalino.
La mejor medición siempre será la del “pueblo”, diría ya saben quién. Pero en el caso de Puebla, si Morena no se pone las pilas, podrían haber sorpresas. Para muestra un botón: en 2021, Morena perdió la mitad de las alcaldías de la CDMX y de zonas importantes de la entidad poblana (la capital y las cholulas); quien lideró la mayoría de estas demarcaciones fue Acción Nacional.
En fin, creerle o no creerle a las encuestas en Puebla, esa es la cuestión.