En el suroeste y noroeste de Camerún, 437 mil personas fueron desplazadas lo cual se suma a otras crisis humanitarias que afectan a 3.3 millones en todo el país, sin embargo, la violencia y escasez de recursos impiden efectuar la ayuda humanitaria.
Desde 2016, las zonas en las que ahora se concentran las personas desplazadas internas se presentaron manifestaciones de parte de la población anglófona que exigía tener las mismas oportunidades que la población francófona, además de la salida del presidente Paul Biya quien está en el poder desde 1982.
El gobierno reprimió las protestas y cometió numerosas violaciones a derechos humanos, lo cual abonó a la conformación de grupos separatistas, facciones armadas e incluso un proyecto llamado Ambazonia el cual busca la independencia de un área anglófona.
Lo anterior provocó que ambas zonas del país se volvieran inestables y el escenario de batalla entre las fuerzas de seguridad nacionales y los grupos armados, pero una de las áreas que más resintió fue la del suroeste, en donde el número de personas desplazadas internas asciende a 246 mil personas, es decir, más de la mitad del total nacional.
Sin embargo, la ayuda humanitaria no tiene una cobertura total de toda la población afectada, la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) informó que la misión no puede crecer por la situación de violencia que se vive, además de la falta de financiamiento.
Esta organización dio a conocer que en mayo se diseñó un plan para dar ayuda humanitaria a un total de 160 mil personas en las dos zonas afectadas, para lo cual, se estimó un gasto total de 15 millones de dólares, sin embargo, hasta la fecha sólo se han recibido cinco millones de dólares, lo cual, no es ni la mitad del dinero requerido.
El escenario respecto al plan anual de respuesta tampoco es alentador, pues de los 320 millones requeridos, sólo se ha fondeado el 37 por ciento.
