En medio de reclamos de cinco consejeros, quienes terminaron por abandonar la sesión, y con el espaldarazo del director de la facultad, el Consejo de Unidad Académica (CUA) terminó por validar las elecciones vía remota para renovar la dirección de Economía de la BUAP.
Lo anterior, este martes, cuando se ratificó a Israel Gerardo García Pérez como director electo, pese a que los consejeros de Unidad discutieron por más de tres horas las supuestas anomalías denunciadas durante la jornada electoral, razón por la que propusieron aplazar la sesión, pero la Secretaría Académica se negó.
Las representantes estudiantiles Brenda Cabello Mendoza y Mariana Lujan Hernández, secundadas por un par de sus símiles del alumnado y profesores, cinco en total de los 11 consejeros presentes en la sesión, terminaron por abandonarla.
El actual director de la facultad, Salvador Pérez Mendoza, amagó con expulsar de la unidad académica a los concejales que salieron, mientras que, “con voto nominativo”, avaló la elección a nombre de los representantes ausentes, lo cual es ilegal, pues la legislación de la BUAP establece que solo puede ser el consejero quien vote por su sector, acusaron consejeros.
Acusan opacidad
Cabe mencionar que, desde la jornada electoral del pasado viernes, estudiantes de la facultad de Economía de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) acusaron “irregularidades”, como mal funcionamiento de la plataforma para emitir el voto digital, lo cual no permitió a alumnos sufragar y que no se puedo dar seguimiento a la votación.
Aunque en esta sesión del CUA hicieron notar dichas opacidades, la Secretaría Académica minimizó las acusaciones forzó finalizar la sesión, sin ahondar en las denuncias.
Es de mencionar que García Pérez ha sido señalado por quien organizaciones estudiantiles de ser “afín” al rector de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Alfonso Esparza Ortiz, actualmente investigado por la Auditoria Superior del Estado (ASE) por irregularidades en su gestión.
Jejeje esa nota es digna del periodismo a sueldo, digna también de un pasquín inmundo