Un grupo de vecinos de las playas de Tijuana, Baja California, acudió el pasado miércoles al campamento de los integrantes de la caravana migrante para enfrentarlos y exigirles que vuelvan a su lugar de origen porque “no los quieren” ver en la zona.
A metros del muro fronterizo, donde los migrantes centroamericanos se instalaron, los inconformes les gritaron que “no son bienvenidos” porque representan un riesgo para su comunidad, así como para la seguridad y el empleo en Tijuana.
La policía municipal y la federal intervinieron para separarlos luego de varios jaloneos y acusaciones mutuas, pero los vecinos decidieron quedarse en la zona hasta que los centroamericanos fueran llevados a otro lugar.
La protesta se prolongó hasta la madrugada del jueves, pues el grupo criticó que el gobierno proporcione apoyo a extranjeros mientras los locales se ven obligados a huir de la violencia y pobreza en México, por lo que además pidieron una mejora de la seguridad.
Las autoridades intentaron convencer a los migrantes de ir al albergue que fue habilitado en una unidad deportiva en el centro de Tijuana y solo algunos de ellos accedieron a moverse en los camiones que los trasladaron al lugar, pero muchos eligieron dormir en las calles, ya que prefieren un sitio donde moverse libremente.
El gobierno de Tijuana aseguró el miércoles por la tarde que habilitaría un espacio para recibir a 360 personas, pero que sería insuficiente para los más de 2 mil centroamericanos que se espera lleguen esta semana.
En tanto, las autoridades locales señalaron que tenían registro de 810 migrantes centroamericanos en la ciudad, mayormente hondureños y este jueves por la mañana llegó otra cantidad similar en al menos 22 autobuses.
Fuente: Excelsior/ El Financiero
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
