Eduardo de la Fuente Acosta, astrofísico de la Universidad de Guadalajara (UDEG), explicó, con dulces típicos mexicanos, qué son y cómo se estudian los agujeros negros a 50 estudiantes sobredotados de secundaria y preparatoria de Japón.
Lo anterior, durante su participación en el High-grade Global Education Program for Sciences (Higeps), de la Universidad de Saitama, en Japón, un programa diseñado para que los jóvenes japoneses aprendan diversos temas de ciencia, así como de la importancia de la internacionalización de los investigadores y de otras culturas.
A de la Fuente Acosta se le ocurrió utilizar los dulces mexicanos como estrategia para atraer la atención de los jóvenes y difundir al mismo tiempo la cultura mexicana, luego de pensar de qué manera dejar claro este tema ante jóvenes críticos sin usar tecnicismos ni “insultar su inteligencia porque te pueden agarrar de bajada”.
En el evento, el científico repartió un kit de dulces –obleas de cajeta, popotitos flexibles de dulces, bolitas rojas con chile, ollitas de tamarindo y bombones– a cada uno de los asistentes con palillos chinos; luego, les mostró el agujero negro “Gargantúa”, de la película Interstellar, y una diapositiva con todos sus componentes.
Les explicó que el objeto astronómico es un punto en el espacio llamado “singularidad”, con una fuerza de gravedad tan alta que ni la luz puede escapar, y que está rodeada por una zona con un cierto tamaño, radio y horizonte, dentro del cual no se sabe qué pasa, pero fuera de él la materia no cae de manera directa a la singularidad, sino a través de un disco que rota y emite chorros de plasma (los jets).
Posteriormente les dijo: ‘Imaginen toda la Tierra metida en la bolita de dulce rojo que les di, esta bolita representa la singularidad. Ahora imagínense y apliquen lo que les expliqué y construyan su agujero negro, lo tienen todo”.
Los chicos debían poner la singularidad, el horizonte de eventos, el disco y sus propiedades, la desviación de la luz y los palillos chinos como jets, de esta manera les pudo exponer cómo los científicos infieren la presencia de los agujeros negros, además de cómo usan la modelación y la simulación para entenderlos.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
