Debido a que nuestro ADN guarda información sobres nuestros ancestros más antiguos, y se remonta incluso hasta el nacimiento de la vida en Universo, hoy sabemos que todos los seres vivos tenemos un origen común y estamos emparentados.
Así lo aseveró, Rosalinda Contreras Theurel, profesora emérita del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, durante su conferencia “La formación espontánea de moléculas en el Universo y su implicación en el origen de la vida”, dictada en la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la BUAP.
Explicó que, tras la gran explosión que originó al Universo, hace aproximadamente 13 mil 800 millones de años, sólo había energía, y al enfriarse, parte de esta se convirtió en materia, de forma que primero se produjeron “partículas subatómicas (como los quarks y los fermiones,) que se juntaron para crear a las partículas de los átomos y estos, a su vez, moléculas estables que dieron origen a la vida”.
Posteriormente, la Tierra –expuso– se formó hace 4 mil 500 millones de años y las moléculas básicas que integran a los seres vivos se formaron espontáneamente; dichas moléculas reactivas se asociaban y reproducían por auto ensamblaje lo que permitió conformar sistemas cada vez más complejos.
Tabla periódica, abecedario del Universo
De acuerdo con la científica, la tabla periódica es el abecedario del Universo y en éste sólo existen 90 elementos estables, con los que se forman las moléculas, de los cuales los seres vivos están formados: carbono, nitrógeno, oxígeno, hidrógeno, azufre y cloro, así como algunos metales como sodio, magnesio, potasio y calcio.
No obstante, remarcó que la estructura básica de la vida está compuesta por las células, que tienen “una membrana en la que todo lo que está adentro se encuentra hidrogenado y afuera de la célula todo está oxidado, por lo que la vida formó sistemas aislados reducidos con una química muy diferente a la del resto del planeta”.
Destacó que el desarrollo más impresionante del ser humano es la adquisición del conocimiento, ya que así tiene certeza de dónde está, cuál es su entorno y hacia dónde se dirige.
Cabe mencionar que dicha ponencia formó parte de un ciclo de conferencias para conmemorar la trayectoria profesional de Contreras Theurel, quien cuenta con 172 artículos de investigación publicados, más de 180 conferencias nacionales e internacionales y 100 ponencias en congresos.
Editado por Luis Alberto Palacios
