La Farmacoterapia considera que se tratan pacientes, no enfermedades, por lo que al momento de medicar el farmacéutico tiene la facultad de hacer un seguimiento de la evolución del enfermo, además de definir las dosis del medicamento que se receta.
Lo anterior, dijo en entrevista Samuel Treviño Mora, académico de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la BUAP, quien señaló que “después de que se surte la receta, deben hacerse monitoreos para ver si lo prescrito funciona pues no sabemos si una pastilla para el dolor de cabeza está generando un problema en el hígado o el riñón”.
El vínculo paciente, médico y farmacéutico está roto –explica- al no haber seguimiento de los tratamientos, ni información sobre sus efectos en los pacientes se complican los problemas de salud.
Asimismo, indicó que los malos hábitos merman la salud de los mexicanos y ocasionan una alta prevalencia de enfermedades crónico-degenerativas que ponen en aprietos al sistema de salud, a lo que hay que sumar la mala administración de servicios médicos.
El farmacéutico puede evaluar el tratamiento
Respecto a las facultades del farmacéutico, dijo que, si bien, “el médico está formado para hacer diagnóstico y sugerir el medicamento”, aquél “está calificado para evaluar el tratamiento, no sólo para recetarlo”.
La ecuación A síntoma + B síntoma = X padecimiento no funciona –afirmó– porque cada enfermedad se manifiesta de modo distinto en cada paciente, por tanto, el efecto de los fármacos también es variable.
Por lo anterior, consideró que el farmacéutico debe buscar que las universidades amplíen su formación, extendiéndose al campo clínico para definir los puntos críticos de injerencia en la atención del paciente, además de la dosificación del medicamento.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
