En la conferencia “Formas de activismo ante los feminicidios” de la Ibero de Puebla, psicólogos de la Udlap dieron a conocer que cada semana tres mujeres mueren por feminicidios en el estado, mientras que en el en 2015 sólo era una.
Lo anterior fue manifestado por el grupo de Investigación en Psicología Crítica y Performance de la Universidad de las Américas Puebla (Udlap) en el evento coordinado por la Universidad Iberoamericana de Puebla (Ibero), a través de los Consejos Estudiantiles de Representación (CERs) de las licenciaturas en Psicología, Comunicación y Relaciones Internacionales.
En este encuentro se ofreció un espacio de diálogo interinstitucional para proponer opciones de mayor alcance ante la violencia contra la mujer, ya que, según estadísticas a nivel nacional, siete mujeres morían diariamente en el 2015, y actualmente ocho mujeres son asesinadas al día, señalo el estudiante David Hernández, quien es integrante del grupo.
En este sentido, Karla Cristina Aguirre, fundadora del grupo de investigación señaló que en Puebla existen leyes en contra de los feminicidios y las condenas son de 40 a 60 años de prisión, con multas de 500 a mil salarios mínimos, no obstante dichos actos contra la mujer siguen incrementando.
¿Por qué feminicidios?
Asimismo, destacó que las principales motivaciones bajo las cuales se tipifica el delito son el odio o aversión, celos extremos, lesiones o mutilaciones degradantes previas a la privación de la vida, violencia sexual y contactos crueles.
La académica recalcó algunas estrategias para valorizar la vida de aquellas mujeres asesinadas, como la importancia de la participación social para mantener la memoria de las víctimas, visualizar en el espacio público su desgracia y recurrir a las autoridades y a los medios de comunicación.
La también especialista en Psicología Social puntualizó que el camino para llevar un mejor conteo de estos casos, así como la tipificación de los feminicidios como delito, son los censos.
Finalmente, los investigadores insistieron en la importancia de elaborar espacios de diálogo para generar un pensamiento crítico para convertir a la sociedad en activistas en la vida cotidiana y eso solo será posible evitando chistes hirientes, conductas agresivas, y priorizando el respeto a la mujer.
Editado por Diana Lizeth Pérez Morales
