Foto: José Castañares / EsImagen
A un año de acordar límites de Puebla y Amozoc, siguen sin servicios, acusan. Foto: José Castañares / EsImagen

A más de un año de que el Congreso local estableció el límite territorial entre Puebla y Amozoc, siguen afectadas las personas que viven en el área que estuvo en disputa, pues aún no tienen escrituras de sus casas ni acceso a servicios básicos.

Una de las colonias que sufre esta problemática es Arboledas de Amalucan, que se encuentra entre Galaxia (que pertenece a Puebla) y Casa Blanca (Amozoc), donde los pobladores no cuentan con los servicios de agua potable, drenaje o una calle pavimentada.

A pesar de estar rodeada por Amalucan, Chapultepec, o Bosques de Amalucan, carece de una delimitación, incluso, los recibos de luz de los vecinos que viven sobre una misma calle señalan que viven en localidades diferentes, unos en Arboledas, otros en Azteca Amalucan o en Santa Margarita, que oficialmente pertenece a Amozoc.

Al no ser reconocida por ninguno de los dos ayuntamientos, la colonia carece de los servicios elementales, además, no tiene más que una calle pavimentada, a pesar de ubicarse a unos metros de la carretera federal Puebla Tehuacán.

Entrevistados por Ángulo 7, los vecinos señalaron que su preocupación por no tener certeza jurídica sobre sus casas o terrenos se “tranquiliza” un poco cuando cambian las administraciones municipales, pues creen que por fin serán atendidos, sin embargo, unos meses después se dan cuenta que nuevamente fueron ignorados.

Agua de Puebla cobra sin dar servicio

La señora Carmen, por ejemplo, compró un terreno hace 20 años, pero al no tener escrituras debido a que todavía es ejido, tuvo temor de construir su casa, hasta hace diez años, cuando se cansó de rentar y de esperar a que las Comunas se pusieran de acuerdo.

8 años después de concluir su vivienda, no cuenta con agua potable, por lo que una vez al mes compra una pipa, lo cual le representa un gasto de 4 mil pesos anuales.

Además, carece de drenaje sanitario, por lo que mandó a construir una fosa en la que se acumulan sus desechos, sin embargo, aunque reconoce que es un foco de infección para su familia, resignada sentencia que “de todos modos no hay otra opción”.

A una cuadra vive don Leopoldo, uno de los primeros en llegar a la localidad; su padre fue ejidatario y vendió terrenos a muchos de los que ahora viven allí. Él sí tiene toma de agua, paga cada mes en la ciudad de Puebla, pero su problema es que no la recibe.

La encargada de dar el servicio es la empresa Agua de Puebla, la cual administrará el líquido por 27 años más gracias a la concesión otorgada por el gobierno del panista Rafael Moreno Valle, sin embargo, cada mes es acreedora a varias quejas por desabasto y cobros excesivos.

Nace conflicto en gobierno de Barttlet

Don Leopoldo es uno de los usuarios inconformes que acusa que cada mes debe pagar entre 200 y 300 pesos por el servicio que, por cierto, es irregular, ya que una semana tiene agua y a la otra no.

Él y otros colonos de la calle Encinos (la única que cuenta con el servicio) han acudido a las oficinas de Agua de Puebla para reclamar los “altos” cobros de un servicio que no reciben adecuadamente y, que si no pagan, les genera multas.

No obstante, aseguró que han sido “ignorados”, ya que nunca han sido atendidos por un gerente o supervisor, sino solo por los empleados de las oficinas, que les piden que llenen el formato de quejas y lo depositen en un buzón, acto seguido, los quejosos se retiran con la sospecha de que sus denuncias jamás serán leídas.

En la tienda “Los Cerritos” atiende don Emilio, otro de los vecinos con más antigüedad en la colonia, también fue ejidatario y vendió varios de los predios que ahora están en pugna.

Tras una serie de malentendidos por creer que mis preguntas sobre la situación jurídica de la colonia se debían a que “trabajaba para el gobierno”, el señor me explicó que el conflicto probablemente se originó en la década de los 90, tras otra disputa entre ejidatarios y funcionarios del entonces gobernador priista Manuel Bartlett Díaz.

Zona arqueológica en Amalucan

Y es que en esa época corrió el rumor de que en el cerro de Amalucan se encontraban restos de pirámides y vestigios arqueológicos, por lo que el gobierno estatal intentó recuperar la zona.

En Azteca Amalucan existen dos cerritos (a un lado del negocio de don Emilio) los cuales son catalogados como parte de la zona arqueológica de Amalucan y que en la década de los 80, el gobierno estatal también priista, de Mariano Piña Olaya, quiso expropiar.

A decir de don Emilio, la administración estatal les exigió entregar 9 hectáreas circundantes a los cerros, a lo que se opusieron los ejidatarios, se ampararon y comenzaron un litigio que duró al menos 5 años.

Ya en el sexenio de Bartlett Díaz, el conflicto no concluyó, pero cesó, empero, en represalia a la resistencia de los ejidatarios a entregar los terrenos, el gobierno estatal les “negó” las escrituras, por lo que hasta ahora no se sabe si pertenecen a Puebla o a Amozoc.

El 9 de diciembre del 2015, el Congreso de Puebla avaló los resultados de la consulta ciudadana que se realizó en marzo de ese año, que determinó Puebla se quedara con 13 colonias de la zona limítrofe y Amozoc, con nueve, pero ninguno incluyó a Arboledas de Amalucan.

A la fecha, la mayoría de los predios tienen propietario y en casi todos se edificaron casas o negocios, a excepción de “los cerritos” que se encuentran abandonados sin que se tenga certeza si hay bases piramidales debajo o solo sean montones de tierra.

Por temor a “reavivar” el conflicto, los ejidatarios no han vuelto a intentar conseguir las escrituras, aunque eso conlleve seguir en el olvido, la indiferencia y a desatención de los gobiernos estatal y municipal.

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