¿Cómo entender el derecho de los mexicanos a la educación? ¿Cómo se relaciona este derecho con la democracia y con la excelencia intelectual? ¿Cómo proporcionar a los mexicanos oportunidades para que cada uno de ellos de lo mejor de sí, para que logre algo que valga la pena y para que se sienta orgulloso de ese logro? Responder estas preguntas, entre otras, nos ayuda a definir el sentido de “derecho a la educación”.

Se parte de que los objetivos de la educación pública deben ser iguales para todos y básicamente son tres: el desarrollo y el perfeccionamiento personal, mental, moral e intelectual (todos deben aspirar a sacar el máximo provecho de sus capacidades, han de poder aprovechar las oportunidades de desarrollo personal que brinda la sociedad), una preparación adecuada para asumir los deberes y responsabilidades de la ciudadanía y proporcionar las habilidades lingüísticas básicas comunes -que incluye la habilidad para estudiar- a todo trabajo (no labor) en el seno de una sociedad en permanente cambio. Los mexicanos están llamados a vivir y ganarse los satisfactores de sus necesidades de una manera inteligente, responsable y a disfrutar en la mayor medida posible de toda la felicidad que puede hacer plena una existencia humana. Así pues, la educación pública debe constituirse en instrumento para orientar a los mexicanos para las tres exigencias comunes a todos los ciudadanos: prepararlos para ganarse la vida, permitirles entender las exigencias y modos de actuar en una sociedad tecnológicamente desarrollada y familiarizarlos con el trabajo intelectual. Para ello la igualdad y la excelencia en educación deben formar parte de la intencionalidad del sistema educativo mexicano.

La igualdad en la educación es predicada bajo el postulado de que en una democracia todos los ciudadanos tienen derecho a los instrumentos necesarios para una activa y bien reflexionada ciudadanía. La excelencia en la educación viene de un compromiso con el aprendizaje, que va de la adquisición de las capacidades básicas de leer, escribir, solucionar problemas, pensar creativa y críticamente. La igualdad no significa que todos los mexicanos aprendan las mismas cosas de la misma manera, aunque si requiere mínimos márgenes comunes de comprensión. Requiere que las diferencias de capacidad para aprender, de intereses y de propósitos no sean utilizadas para disminuir las oportunidades de aprender o de tener acceso al conocimiento.

Exagerar la desigualdad y desatender la excelencia sirven para minar uno de los más importantes propósitos de la educación de los mexicanos para una ciudadanía inteligente y activa basada en habilidades y conocimientos compartidos. La excelencia de solo algunos no debe obtenerse a expensas de otros. Aceptar la desigualdad corrompe el compromiso con el aprendizaje. Buscar la igualdad es alentar que los estudiantes exploten todas sus capacidades de aprendizaje y buscar la excelencia. Al buscar la excelencia se le da contenido a la igualdad ya que hacemos un compromiso con la calidad. Buscar la igualdad y la excelencia implica proporcionar oportunidades para que cada mexicano de lo mejor de sí, para que logre algo que valga la pena y para que se sienta orgulloso de ese logro. Esto es lo que define el sentido de “derecho a la educación”.

Dicho lo anterior, a continuación enunciaré los fundamentos filosóficos sobre los que tiene que apoyarse una propuesta educativa para la trasformación que tiene la intención explícita de trasformar a México para construir una Nueva República

El Movimiento de Regeneración Nacional descansa en una triada: un principio filosófico, una intención ética y una propuesta política, y esa misma triada debe fundar la propuesta educativa coherente con el Movimiento de Renovación Nacional. Pueblo Soberano es el principio filosófico, Nueva República es la propuesta ética y Cuarta Trasformación es la propuesta política. Esta triada da cuenta de lo que llamamos Humanismo Mexicano. Así pues, el Humanismo Mexicano es la guía del Movimiento de Regeneración Nacional porque se fundamenta en el principio del Pueblo Soberano, tiene la intención de construir una Nueva República y porque su propuesta política llamada Cuarta Trasformación da cuenta de la evolución histórica del pueblo mexicano que es representativo de la evolución de la humanidad plena.

La Soberanía Popular es el principio filosófico que nace junto a la forma republicana de gobierno y con unos derechos (humanos, de los pueblos indígenas, a que la educación sea laica, gratuita, democrática, nacional y de calidad; a la igualdad del varón y la mujer ante la ley, referentes a la familia, la salud y vivienda, alimentación y esparcimiento, a dedicarse a la profesión, industria, comercio o trabajo que le acomode, siendo lícitos; a acceder a la información pública, el acceso a las Tecnologías de la Información y Comunicación, así como a los servicios de banda ancha e internet, a la libertad de prensa, derecho de petición, entre otros).

El concepto de Pueblo Soberano encierra una visión histórica nombrada como Cuarta Trasformación que alude tanto al pasado como al presente y al futuro. Un pasado que considera en alta estima las culturas de los pueblos precuauhtémicos así como tres de las trasformaciones antecedentes a la presente Cuarta Trasformación. La primera trasformación que enarboló la bandera de la libertad, la segunda trasformación que luchó por el principio laico y la tercera trasformación que fue guiada por el principio de la justicia social. Así pues, la cuarta trasformación es la expresión de estas conquistas y que no es otra cosa que la conjunción de tres valores: libertad, laicismo y justicia social y a esto llamamos Humanismo mexicano.

El humanismo mexicano es una demokratología, esto es, como un sistema hipotético-deductivo que descansa en el postulado de Pueblo Soberano, en el objetivo de una Nueva República y en el método (camino) de la Cuarta Trasformación. El humanismo mexicano es así una demokratología sistemática porque formula una visión histórica coherente, ordenada y racional que da cuenta de una visión del Universo, del hombre y de la sociedad. Esta demokratología toma en cuenta un principio filosófico, una intencionalidad ética, los resultados de la investigación científica, la historia y formulaciones constitucionales. Esta demokratrología puede dividirse en, al menos, las siguientes doctrinas: Pueblo Soberano, palabra del Pueblo Soberano, Pueblo histórico y de los héroes, autoridad epistemológica, hombre (mexicano universal), Quinto Sol-Independencia, sociedad y Futuro (Nueva República).

La victoria de la 4T sobre el neoliberalismo atrajo la mirada de todo el mundo porque apareció como una alternativa que evitó y debe evitar que la humanidad se trasformara en un único colosal y global proletariado lumpen. Ahora bien, surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo restructurar el sistema social?, ¿en qué van a ocuparse los millones de personas en el futuro inmediato? ¿No estarán, desamparados, expuestos al océano del tiempo libre? ¿Qué tenemos que hacer? ¿En qué hemos de ocuparnos nosotros y nuestros semejantes? Como puede verse la pregunta ya no es solamente cómo se reparten justamente los frutos del trabajo, sino cómo hacen soportable las consecuencias del no trabajo.

Esto lo abordaremos en una próxima reflexión.

[email protected]

2223703233

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

incendios forestales